Ubicada hoy en el poniente de Hermosillo, la colonia Las Placitas no siempre fue un asentamiento urbano, en sus inicios formó parte de las primeras comisarías de Sonora y se extendió a la par que Villa de Seris.
Carlos Valenzuela Quintanar, cronista del rancho El Sapo y la zona rural de la Costa de Hermosillo, compartió que el ejido Las Placitas surgió a finales de los años 1800, ya que en el censo de 1900 se tienen contabilizados 242 habitantes, divididos en 135 hombres y 107 mujeres.
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La comunidad se encontraba alejada de la zona urbana, por lo que las principales actividades que se desarrollaban eran la ganadería y la agricultura, esta última se realizaba con el agua que tenía el río Sonora.
Para llegar había varias huertas como era El Cuadro y la de la familia Lohr, todas estaban entre Villa de Seris y Las Placitas, por lo que lo más importante en esta última era la agricultura debido a que se aprovechaba la calidad de la tierra para el cultivo.
“Había muchas huertas, por lo regular regadas con agua del Río Sonora y algún que otro pozo artesanal, por estar prácticamente por el área del río en cualquier parte hacías un hoyo y a los tres metros había agua, cada casa tenía un pozo”, compartió el historiador.
Además, mencionó que un importante número de habitantes de Villa de Seris, que se fundó como municipio el 15 de diciembre de 1893, también tenían viviendas en Las Placitas, que posteriormente también residían en otros ejidos como La Biznaga, El Sapo y hasta en la comisaría Palo Verde, lo que hoy es colonia al sur de Hermosillo.
“Una comisaría es como una especie, por la cantidad de gente, lo que representa y la ubicación, es parte como de una dependencia de seguridad que ven la cuestión de delincuencia, delitos, proporcionar asistencia y prestar servicios al público”, agregó.
Algunas de las familias que vivieron, algunos todavía, este asentamiento son los Arvizu de El Tojungo, los López de El Sapo y los Rodriguez de Villa de Seris, así como los Durazo, Parra, Peralta, Valencia y los Bourjac, estos últimos de los más relevantes en el sector.
En los inicios de Las Placitas, platicó, Juan Bourjac tenía una tienda o almacén donde vendía insumos agrícolas, además ayudaba a los habitantes del ejido con diversas actividades.
Debido a su labor en beneficios de otros y por donar el terreno donde se creó la escuela, este plantel lleva su nombre hoy en día, desde el inicio de operaciones alrededor de 1920, detalló.
Con el desarrollo urbano y tecnológico de la ciudad, Hermosillo fue creciendo hasta que Las Placitas dejó de ser una comisaría rural para convertirse en una colonia.
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Incluso sus habitantes tuvieron que utilizar las aguas negras para regar sus huertas, las cuales dejaron espacio para la construcción de supermercados y modernas viviendas, las cuales ya contaban con todos los servicios básicos.
A pesar de este avance urbano, en las zonas aledañas a Las Placitas todavía se perciben predios extensos, con cultivos y canales que son utilizados con las aguas grises de la Planta Tratadora de Aguas Residuales que se encuentra en el Poniente.
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