/ miércoles 16 de marzo de 2022

Conversatorios mineros | Canadá, el inversionista incómodo

Alrededor del 55% de las mineras legalmente constituidas y que operan dentro del marco de la ley en México son de capital canadiense, no se trata de que sus dueños, directivos o inversionistas sean de aquel país, simplemente cotizan en la Bolsa de Valores en Canadá y por eso reciben el título de “canadienses” y en el presente sexenio han sido acosadas, difamadas y obstruidas por la 4T.

Miles de millones de dólares se han perdido en los últimos años por la falta de permisos para nuevas operaciones de mineras canadienses en México.

Siempre he sido partidario de reiterar la explicación, las “canadienses” pueden tener su sede y corporativo en cualquier parte del continente, en Estados Unidos, México, Chile, Bolivia, Argentina o Brasil, pero cotizan principalmente en el Toronto Stock Exchange, básicamente porque al ser la Bolsa especializada en minería desde fines de 1800, tienen una mejor capitalización, así como el Nasdaq es la bolsa por excelencia para las empresas emergentes de alta tecnología.

Las mineras canadienses, que creo que se les debería llamar simplemente mineras, sí se distinguen del resto de las mineras por el hecho de tener altos estándares de seguridad y de procedimientos, están altamente blindadas contra asuntos de corrupción, pues cualquier noticia, incluso rumor es castigado por la Bolsa de Valores de Canadá y sus accionistas, con lo cual el precio de sus acciones y por ende el valor de la empresa podría irse al piso, así que efectivamente, una minera “canadiense” es igual o más confiable que una minera mexicana o de cualquier otro país. Me parece muy curioso, que el adjetivo “canadiense” se plante aquí como despectivo para las mineras, y creo que obedece totalmente a un tema de comunicación tanto de parte de Gobierno, como de empresas mexicanas, nunca escucho que se refieran a LG como coreana o a Volkswagen como alemana de forma peyorativa.

En México, 90% de las mineras extranjeras son canadienses, cotizan en Canadá, representan unas 200 compañías de unas 350 que constituyen el sector formal en México, son las responsables que la actividad minera en el país sea robusta, genere miles de millones en impuestos y en divisas gracias a su inversión extranjera directa, sin embargo en los últimos años, digamos que en los últimos dos sexenios la situación ha sido crítica para ellas, primero por una ola de intereses de falsos ambientalistas que crearon una agenda política y mediática de desprestigio, a la cual el gobierno le tuvo pavor ante los retos electorales y más tarde, con el triunfo de AMLO, la agenda se vuelve totalmente ideológica, una locura que llega al día de hoy cuando mineras “canadienses” están acudiendo a tribunales internacionales a pedir ayuda y reportar abusos del gobierno mexicano, hoy cuando ya se están retirando concesiones mineras y hoy cuando se les siguen negando permisos ambientales y se les incorpora a un discurso de política pública xenofóbica.

Los precios del oro están por las nubes, sostiene proyectos de exploración minera en México y pequeñas operaciones. Sabemos dos cosas, ni los altos precios del oro van a durar toda la vida, ni el presente Gobierno de México, pero seguramente no todas las mineras canadienses sobrevivirán a la Cuarta Transformación.

Alrededor del 55% de las mineras legalmente constituidas y que operan dentro del marco de la ley en México son de capital canadiense, no se trata de que sus dueños, directivos o inversionistas sean de aquel país, simplemente cotizan en la Bolsa de Valores en Canadá y por eso reciben el título de “canadienses” y en el presente sexenio han sido acosadas, difamadas y obstruidas por la 4T.

Miles de millones de dólares se han perdido en los últimos años por la falta de permisos para nuevas operaciones de mineras canadienses en México.

Siempre he sido partidario de reiterar la explicación, las “canadienses” pueden tener su sede y corporativo en cualquier parte del continente, en Estados Unidos, México, Chile, Bolivia, Argentina o Brasil, pero cotizan principalmente en el Toronto Stock Exchange, básicamente porque al ser la Bolsa especializada en minería desde fines de 1800, tienen una mejor capitalización, así como el Nasdaq es la bolsa por excelencia para las empresas emergentes de alta tecnología.

Las mineras canadienses, que creo que se les debería llamar simplemente mineras, sí se distinguen del resto de las mineras por el hecho de tener altos estándares de seguridad y de procedimientos, están altamente blindadas contra asuntos de corrupción, pues cualquier noticia, incluso rumor es castigado por la Bolsa de Valores de Canadá y sus accionistas, con lo cual el precio de sus acciones y por ende el valor de la empresa podría irse al piso, así que efectivamente, una minera “canadiense” es igual o más confiable que una minera mexicana o de cualquier otro país. Me parece muy curioso, que el adjetivo “canadiense” se plante aquí como despectivo para las mineras, y creo que obedece totalmente a un tema de comunicación tanto de parte de Gobierno, como de empresas mexicanas, nunca escucho que se refieran a LG como coreana o a Volkswagen como alemana de forma peyorativa.

En México, 90% de las mineras extranjeras son canadienses, cotizan en Canadá, representan unas 200 compañías de unas 350 que constituyen el sector formal en México, son las responsables que la actividad minera en el país sea robusta, genere miles de millones en impuestos y en divisas gracias a su inversión extranjera directa, sin embargo en los últimos años, digamos que en los últimos dos sexenios la situación ha sido crítica para ellas, primero por una ola de intereses de falsos ambientalistas que crearon una agenda política y mediática de desprestigio, a la cual el gobierno le tuvo pavor ante los retos electorales y más tarde, con el triunfo de AMLO, la agenda se vuelve totalmente ideológica, una locura que llega al día de hoy cuando mineras “canadienses” están acudiendo a tribunales internacionales a pedir ayuda y reportar abusos del gobierno mexicano, hoy cuando ya se están retirando concesiones mineras y hoy cuando se les siguen negando permisos ambientales y se les incorpora a un discurso de política pública xenofóbica.

Los precios del oro están por las nubes, sostiene proyectos de exploración minera en México y pequeñas operaciones. Sabemos dos cosas, ni los altos precios del oro van a durar toda la vida, ni el presente Gobierno de México, pero seguramente no todas las mineras canadienses sobrevivirán a la Cuarta Transformación.