/ miércoles 17 de noviembre de 2021

El columnario | Autorretrato - Di Portratti por Rosales

(Continuación…)

Desde pequeño supe afrontar diversas situaciones que me permitieron en cierta forma, poder observar a detalle cada uno de los elementos de plasticidad usados comúnmente dentro de la pintura, es decir, ciertos rasgos y expresiones del ser humano, así como los pliegues en la ropa y la vestimenta para el caso de algunos personajes y de la función que cumple dentro de la representación pictórica como el volumen, dándole su importancia a cada uno de los conceptos alrededor de la totalidad del conjunto pictórico.

Desde pequeño, la curiosidad fue en mayor medida la responsable de que las artes plásticas fuesen de un placer exquisito, considerándolas como lo más importante desde que tengo uso de razón. Por lo que, visitar exposiciones, galerías y museos era algo muy común.

Recuerdo cuando una tía, (hermana de mi madre) me regaló en invierno un paquete de acuarelas con tres pinceles para su respectivo uso; imagino motivada por mi afición a las artes. Por lo cual, de alguna manera fue como ir practicando algunas técnicas, algo así como el ensayo y el error, previo al uso de materiales más profesionales.

Las visitas constantes a talleres de maestros pintores en “El Barrio del Artista” motivaban aún más los apetitos artísticos y creativos de empezar a trabajar y pintar desde el aspecto puramente profesional; sin embargo, debía reconocer que había frente a mí un largo camino por recorrer, si realmente deseaba dominar el arte de la pintura y el dibujo en todos sus aspectos, desde la parte representativa y académica, así como la técnica y el correcto empleo de materiales y uso de los mismos, asimismo la expresión lograda en cada una de las obras representadas, aspecto muy importante dentro de la iconografía y línea estética del arte neofigurativo.

De lo anterior, debo admitir mi familia no opuso tal resistencia, por el contrario, siempre dejaron que actuara de manera libre y espontánea ante ello, lo que de alguna manera me sirvió para ser un tanto más sensorial y abierto a distintas posibilidades dentro del aspecto creativo y de cómo enfrentar o resolver retos un tanto complejos en el arte como en la vida, (por lo que agradezco lo anterior); a diferencia de otros creadores que de alguna manera ven limitadas sus posibilidades cuando se enfrentan a determinada técnica o peor aun cuando ven un papel en blanco y no saben cómo abordarlo, centrando sus pocas capacidades creativas en la simple representación de escenas y objetos, quedando limitados en una simple y mediocre imagen, sin contenido, sin lenguaje, sin estilo… sin propuesta.

Debo confesar que en la mayoría de las ocasiones mis pesadillas son de carácter plástico, es decir, que las escenas son representadas a detalle, desde el color, así como la textura y matiz en el ropaje de los personajes, a veces veo la suciedad de alguno de ellos, así como la fealdad (casi de aspecto monstruoso); a diferencia de la belleza de la joven que me toma de los brazos y me implora la acompañe. Cabe señalar ella es de una belleza inconmensurable y exquisita, cabello negro recogido, una piel blanca como de porcelana, ojos azulados y dominantes, llegamos a un lugar desconocido, subimos una enorme rampa cubierta con una gran lona un tanto desgastada y mugrosa por el paso del tiempo, el escenario es un tanto lúgubre con una especie de carpa al fondo, somos recibidos por unos hombres de aspecto tosco y un tanto rudos, con empuñaduras de cuero en ambas manos y pies, uno de ellos al verme saca un arma, empuñándola hacia arriba casi para atacarme, mi acompañante interviene rápidamente con su cuerpo, la cuestionan en relación a mi presencia, ella habla en un idioma desconocido que no logro interpretar y entender, bajan el rostro admitiendo su aparente falta y permiten nuestra entrada, ya en el interior ella llora y se vuelve a mí abrazándome y agradeciendo le acompañe en esos momentos, me besa apasionadamente, no me niego y lo disfruto delicadamente; pasa un tiempo (no tengo idea de cuánto), después trato de convencerla de huir y de que abandonemos dicho lugar, se resiste de momento, sin embargo, tengo éxito y logro mi objetivo, logramos escapar de ese horrible lugar sin que se percatasen de ello; abandonando por completo la avenida, sin embargo, pude percatarme por pura casualidad un letrero, donde la nomenclatura decía: Calle “El Infiernillo”. Lo antes expuesto fue casi como si estuviese dentro de mis pinturas, como habitándolas, conviviendo con mis personajes, veo cómo esos seres extraños se mueven en cámara lenta, tal cual película de algún cortometraje italiano de Fellini.

No sé, pero la sensación es muy extraña, por lo general dichas escenas suceden en ambientes y atmósferas nocturnas, lo que de alguna manera me excita desde el aspecto creativo, ya que la adrenalina y temor se hacen presentes, permitiendo que queden registrados en mi cabeza y poder así permitir la creación. Una de las ventajas que tengo es el dominio en cuanto a mis capacidades dibujísticas, lo que me permite poder plasmar de manera inmediata el conjunto o escenario y desarrollarlo fielmente, es decir del sueño a la realidad inmediata. Reconozco que en algunas ocasiones ciertos personajes son de difícil y compleja representación, algo así como no querer ser descubiertos, mucho menos expuestos. Es cuanto. Nos vemos la próxima entrega…

(Continuación…)

Desde pequeño supe afrontar diversas situaciones que me permitieron en cierta forma, poder observar a detalle cada uno de los elementos de plasticidad usados comúnmente dentro de la pintura, es decir, ciertos rasgos y expresiones del ser humano, así como los pliegues en la ropa y la vestimenta para el caso de algunos personajes y de la función que cumple dentro de la representación pictórica como el volumen, dándole su importancia a cada uno de los conceptos alrededor de la totalidad del conjunto pictórico.

Desde pequeño, la curiosidad fue en mayor medida la responsable de que las artes plásticas fuesen de un placer exquisito, considerándolas como lo más importante desde que tengo uso de razón. Por lo que, visitar exposiciones, galerías y museos era algo muy común.

Recuerdo cuando una tía, (hermana de mi madre) me regaló en invierno un paquete de acuarelas con tres pinceles para su respectivo uso; imagino motivada por mi afición a las artes. Por lo cual, de alguna manera fue como ir practicando algunas técnicas, algo así como el ensayo y el error, previo al uso de materiales más profesionales.

Las visitas constantes a talleres de maestros pintores en “El Barrio del Artista” motivaban aún más los apetitos artísticos y creativos de empezar a trabajar y pintar desde el aspecto puramente profesional; sin embargo, debía reconocer que había frente a mí un largo camino por recorrer, si realmente deseaba dominar el arte de la pintura y el dibujo en todos sus aspectos, desde la parte representativa y académica, así como la técnica y el correcto empleo de materiales y uso de los mismos, asimismo la expresión lograda en cada una de las obras representadas, aspecto muy importante dentro de la iconografía y línea estética del arte neofigurativo.

De lo anterior, debo admitir mi familia no opuso tal resistencia, por el contrario, siempre dejaron que actuara de manera libre y espontánea ante ello, lo que de alguna manera me sirvió para ser un tanto más sensorial y abierto a distintas posibilidades dentro del aspecto creativo y de cómo enfrentar o resolver retos un tanto complejos en el arte como en la vida, (por lo que agradezco lo anterior); a diferencia de otros creadores que de alguna manera ven limitadas sus posibilidades cuando se enfrentan a determinada técnica o peor aun cuando ven un papel en blanco y no saben cómo abordarlo, centrando sus pocas capacidades creativas en la simple representación de escenas y objetos, quedando limitados en una simple y mediocre imagen, sin contenido, sin lenguaje, sin estilo… sin propuesta.

Debo confesar que en la mayoría de las ocasiones mis pesadillas son de carácter plástico, es decir, que las escenas son representadas a detalle, desde el color, así como la textura y matiz en el ropaje de los personajes, a veces veo la suciedad de alguno de ellos, así como la fealdad (casi de aspecto monstruoso); a diferencia de la belleza de la joven que me toma de los brazos y me implora la acompañe. Cabe señalar ella es de una belleza inconmensurable y exquisita, cabello negro recogido, una piel blanca como de porcelana, ojos azulados y dominantes, llegamos a un lugar desconocido, subimos una enorme rampa cubierta con una gran lona un tanto desgastada y mugrosa por el paso del tiempo, el escenario es un tanto lúgubre con una especie de carpa al fondo, somos recibidos por unos hombres de aspecto tosco y un tanto rudos, con empuñaduras de cuero en ambas manos y pies, uno de ellos al verme saca un arma, empuñándola hacia arriba casi para atacarme, mi acompañante interviene rápidamente con su cuerpo, la cuestionan en relación a mi presencia, ella habla en un idioma desconocido que no logro interpretar y entender, bajan el rostro admitiendo su aparente falta y permiten nuestra entrada, ya en el interior ella llora y se vuelve a mí abrazándome y agradeciendo le acompañe en esos momentos, me besa apasionadamente, no me niego y lo disfruto delicadamente; pasa un tiempo (no tengo idea de cuánto), después trato de convencerla de huir y de que abandonemos dicho lugar, se resiste de momento, sin embargo, tengo éxito y logro mi objetivo, logramos escapar de ese horrible lugar sin que se percatasen de ello; abandonando por completo la avenida, sin embargo, pude percatarme por pura casualidad un letrero, donde la nomenclatura decía: Calle “El Infiernillo”. Lo antes expuesto fue casi como si estuviese dentro de mis pinturas, como habitándolas, conviviendo con mis personajes, veo cómo esos seres extraños se mueven en cámara lenta, tal cual película de algún cortometraje italiano de Fellini.

No sé, pero la sensación es muy extraña, por lo general dichas escenas suceden en ambientes y atmósferas nocturnas, lo que de alguna manera me excita desde el aspecto creativo, ya que la adrenalina y temor se hacen presentes, permitiendo que queden registrados en mi cabeza y poder así permitir la creación. Una de las ventajas que tengo es el dominio en cuanto a mis capacidades dibujísticas, lo que me permite poder plasmar de manera inmediata el conjunto o escenario y desarrollarlo fielmente, es decir del sueño a la realidad inmediata. Reconozco que en algunas ocasiones ciertos personajes son de difícil y compleja representación, algo así como no querer ser descubiertos, mucho menos expuestos. Es cuanto. Nos vemos la próxima entrega…