/ viernes 22 de octubre de 2021

El columnario | El irrestricto valor de las artes

Siempre me ha llamado la atención el explorar y experimentar con nuevas técnicas en relación a la creación dentro de las artes plásticas; lo anterior considero permite al artista enriquecer y dominar cada una de ellas, sobre todo reconocer cuáles son las más afines a sus necesidades tanto expresivas como sistemáticas, con ello uno se va estableciendo por ciertos soportes y materiales para la creación pictórica, con ello descartando y desechando las que no sirven para expresar nuestro lenguaje, ya que en lo particular cabe mencionar siempre me he caracterizado por un irrestricto respeto hacia los materiales del arte mismo, a diferencia de quienes crean espantosas y abominables trabajos que malamente se atreven a llamar “artísticos”, desperdiciando valiosos papeles, pinturas e incluso lienzos que la mayoría de las veces suelen ser nada económicos, ya que ello depende de la marca que se usa. A pesar de ello y como lo señala la crítica de arte R. Tibol; “Para el caso de las artes visuales en concreto de las bellas artes, la historia generalmente se encarga de ejercer su respectivo juicio de razón, tanto estético como técnico en relación con la producción artística desarrollada en el tiempo y espacio, independientemente de la geografía cultural de la pieza artística”. (Sic)

Con lo antes expuesto reafirmo y me queda claro que más vale ser un profesional en todos los sentidos dentro de las disciplinas artístico-creativas en los que me encuentro inmerso, ya que uno es ejemplo, así como un referente inmediato dentro del área, es por ello que la ética siempre es considerada como una parte fundamental de un estado consciente del artista que produce además un valor agregado a sus creaciones, siempre he sido un defensor e insistiré en ello.

A Sonora le falta desarrollar y educar con ojo crítico a su público, aún permea y se vive la ignorancia en algunos sentidos, aunque se diga que el grueso poblacional no está obligado a degustar y apreciar una buena exposición o concierto operístico, sinfónico o bien un concierto de cuerdas; creo le apostaríamos a la mediocridad situación a veces muy habitual. Caso contrario, llegaremos a pensar que únicamente el arte está diseñado para un sector y porcentaje muy reducido del total de la población, seríamos y estaríamos cayendo en clasistas, a su vez discriminando culturalmente a una sociedad que le urge nutrirse ampliamente de cultura y arte. El trabajo del artista es desarrollar, crear, aportar, innovar, hacer reflexionar con su trabajo, expresar, mostrar, intelectualizar por medio de un lenguaje, aunado a un contenido tanto iconográfico, como temático (muchos que se dicen “artistas”, ni siquiera desarrollan los tres primeros conceptos). Considero que la verdadera obra de arte es la que cumple con todos los parámetros establecidos, tanto técnicos como creativos. Por lo que invariablemente su expresión y aportación estética la mayoría de las veces van de la mano.

En la entidad hay muchos pintores (as) que se han dedicado a colorear y a replicar obras de carácter preexistentes, en calidad de copistas, en ocasiones firmándolas, lo que no es ético desde la perspectiva profesional, peor aun exponiéndolas creando una distorsión en cuanto a la apreciación, de igual manera realizando obra por encargo, lo que en cierta forma representa una especie de prostitución dentro del Arte, convirtiéndose en simples decoradores de espacios, lo que ciertamente celebro en demasía. Es preciso comentar que algunos colegas afortunadamente comparten esta visión y no están de acuerdo con lo señalado, ya que resulta lo suficientemente lógico para desarrollar una carrera dentro de las artes.

Aun así, no falta quien quiera opinar con comentarios absurdos y fuera de lugar, sin tener el pleno y más mínimo conocimiento del tema, pero eso es lo de menos. Causando una respuesta casi irrisoria de mi parte, esto debido a su ignorancia y atrevimiento por opinar o hacer alguna sugerencia, con los mal llamados “consejos”, (por cierto, un amigo dice que estos generalmente los dan los pendejos…), generalmente esto sin el menor de los conocimientos sobre el tema, sin embargo, al final uno es quien domina el tema. Es cuánto. Nos vemos la próxima entrega…

Siempre me ha llamado la atención el explorar y experimentar con nuevas técnicas en relación a la creación dentro de las artes plásticas; lo anterior considero permite al artista enriquecer y dominar cada una de ellas, sobre todo reconocer cuáles son las más afines a sus necesidades tanto expresivas como sistemáticas, con ello uno se va estableciendo por ciertos soportes y materiales para la creación pictórica, con ello descartando y desechando las que no sirven para expresar nuestro lenguaje, ya que en lo particular cabe mencionar siempre me he caracterizado por un irrestricto respeto hacia los materiales del arte mismo, a diferencia de quienes crean espantosas y abominables trabajos que malamente se atreven a llamar “artísticos”, desperdiciando valiosos papeles, pinturas e incluso lienzos que la mayoría de las veces suelen ser nada económicos, ya que ello depende de la marca que se usa. A pesar de ello y como lo señala la crítica de arte R. Tibol; “Para el caso de las artes visuales en concreto de las bellas artes, la historia generalmente se encarga de ejercer su respectivo juicio de razón, tanto estético como técnico en relación con la producción artística desarrollada en el tiempo y espacio, independientemente de la geografía cultural de la pieza artística”. (Sic)

Con lo antes expuesto reafirmo y me queda claro que más vale ser un profesional en todos los sentidos dentro de las disciplinas artístico-creativas en los que me encuentro inmerso, ya que uno es ejemplo, así como un referente inmediato dentro del área, es por ello que la ética siempre es considerada como una parte fundamental de un estado consciente del artista que produce además un valor agregado a sus creaciones, siempre he sido un defensor e insistiré en ello.

A Sonora le falta desarrollar y educar con ojo crítico a su público, aún permea y se vive la ignorancia en algunos sentidos, aunque se diga que el grueso poblacional no está obligado a degustar y apreciar una buena exposición o concierto operístico, sinfónico o bien un concierto de cuerdas; creo le apostaríamos a la mediocridad situación a veces muy habitual. Caso contrario, llegaremos a pensar que únicamente el arte está diseñado para un sector y porcentaje muy reducido del total de la población, seríamos y estaríamos cayendo en clasistas, a su vez discriminando culturalmente a una sociedad que le urge nutrirse ampliamente de cultura y arte. El trabajo del artista es desarrollar, crear, aportar, innovar, hacer reflexionar con su trabajo, expresar, mostrar, intelectualizar por medio de un lenguaje, aunado a un contenido tanto iconográfico, como temático (muchos que se dicen “artistas”, ni siquiera desarrollan los tres primeros conceptos). Considero que la verdadera obra de arte es la que cumple con todos los parámetros establecidos, tanto técnicos como creativos. Por lo que invariablemente su expresión y aportación estética la mayoría de las veces van de la mano.

En la entidad hay muchos pintores (as) que se han dedicado a colorear y a replicar obras de carácter preexistentes, en calidad de copistas, en ocasiones firmándolas, lo que no es ético desde la perspectiva profesional, peor aun exponiéndolas creando una distorsión en cuanto a la apreciación, de igual manera realizando obra por encargo, lo que en cierta forma representa una especie de prostitución dentro del Arte, convirtiéndose en simples decoradores de espacios, lo que ciertamente celebro en demasía. Es preciso comentar que algunos colegas afortunadamente comparten esta visión y no están de acuerdo con lo señalado, ya que resulta lo suficientemente lógico para desarrollar una carrera dentro de las artes.

Aun así, no falta quien quiera opinar con comentarios absurdos y fuera de lugar, sin tener el pleno y más mínimo conocimiento del tema, pero eso es lo de menos. Causando una respuesta casi irrisoria de mi parte, esto debido a su ignorancia y atrevimiento por opinar o hacer alguna sugerencia, con los mal llamados “consejos”, (por cierto, un amigo dice que estos generalmente los dan los pendejos…), generalmente esto sin el menor de los conocimientos sobre el tema, sin embargo, al final uno es quien domina el tema. Es cuánto. Nos vemos la próxima entrega…