/ sábado 14 de noviembre de 2020

El columnario | Notas y apuntes sobre la desnudez en el arte

Sobre este tema en particular, lo que debo comentar es que actualmente, no recurro a ello, ya que las formas contenidas que utilizo en mi trabajo como dibujante y pintor, no lo requieren; ya que hay un aprendizaje significativo sobre la figura, y esto se debe a mi paso por la Academia de Bellas Artes.

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Sin embargo, debo confesar que llevo bastante tiempo apreciando y observando la figura humana femenina, a lo que ciertamente estoy muy familiarizado con la desnudez de los cuerpos por parte de las mujeres con las cuales he tenido alguna relación, ya sea personal o profesional, amigas, novias, amantes, sólo por mencionar algunos de los casos. Sin embargo, para el estudio de la línea y las formas, obviamente existe un interés de tipo artístico, a diferencia de la mujer que a uno le interesa, el caso es completamente distinto, ya que ahí radica otro tipo de emoción. Por lo que el acto de entender, apreciar, observar y saber ejecutar un dibujo, se ejecuta con base en la anatomía y la correcta proporción, siendo así la parte esencial y fundamental en el tratamiento de la figura y a su vez de las formas, es decir el saber representar correctamente lo que se está observando y de cómo el artista interpreta lo que tiene enfrente en torno al papel, expresando por medio de la línea, los rasgos y características propias del cuerpo humano.

Aún recuerdo cuando el maestro Juan Óscar Félix, de los talleres libres de la Universidad de Sonora, impartía la asignatura de figura humana, permitiéndome la entrada como alumno irregular a su taller en repetidas ocasiones, donde aprovecharía el tiempo para realizar varios apuntes de la figura femenina en su totalidad, a lo que el maestro se sorprendía con cada trabajo que yo le mostraba, al concluir dichas sesiones en las cuales realizaba algunos apuntes de escorzos y figuras completas de la modelo, se mostraba emocionado, ya que me imagino correspondía a las proporciones y exigencias de acuerdo a las posiciones y posturas que él le indicaba a la modelo.

Después en otros talleres y cursos de figura humana, tuve la oportunidad de apreciar otros cuerpos, con un poco más de madurez pictórica, así como dibujística. Pasado el tiempo y ya en calidad de maestro en relación a la asignatura (Dibujo de Figura Humana), fue cosa de diario, al dar indicación e instrucción a varios de mis alumnos de nivel licenciatura, en varias instituciones privadas, trabajando con dos modelos de experiencia probada respectivamente.

Sumándole a lo anterior algunos encuentros con mujeres, en los que de alguna manera u otra he aprovechado el momento para plasmar su figura, ya sea en un pedazo de papel para tomar un apunte del natural mediante un bosquejo y así llevarlo a la técnica correcta, ya sea por medio del grafito, la tiza de carbón, la tinta o alguna sanguínea en un papel de algodón, etc. Motivo que ciertamente disfruto, causándome un placer de tipo artístico, convirtiéndome casi en un “Voyeur” que decide compartir sus experiencias de algo privado con el público, dejando de lado aspectos conservadores o fuera del “establishment”, acercándose con ello a toda categoría creativa.

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Recuerdo cuando cierta amiga me invitaría a una fiesta que organizaría con motivo de su cumpleaños, al principio todo transcurría con normalidad, música, botanas, bebidas, plática amena, etc. Sin embargo al concluir la velada, varios de los invitados empezaron a retirarse, a lo que yo también decidí despedirme, sin embargo la anfitriona no me lo permitiría, obligándome a quedarme por más tiempo, quedando solamente ella y dos de sus amigas y yo el único hombre, una de ellas al saber de mi profesión de pintor, me retó a que las dibujara sin ropa alguna, les comenté que no me sentía bien, ya que había tomado dos o tres bebidas y que no solía trabajar en esas condiciones, sin embargo respetaron mi respuesta, lo que fue infructuoso, fue el dejarme ir, ya que me insistieron en que las acompañara esa noche en una especie de “Pijamada” (Pijama Party, como comúnmente les dicen…), a lo que ciertamente no me negué… ya que me preocupó un poco el hecho de dejarlas solas e indefensas esa noche, lo que de alguna manera me sirvió para conocer un poco más las formas y el volumen de lo que habría de expresar en el papel al día siguiente, ya con los materiales adecuados, acompañado de una taza de café, tornando dicho momento en algo inolvidable, teniendo a tres musas completamente al natural. Es cuanto. Nos vemos la próxima entrega…

Sobre este tema en particular, lo que debo comentar es que actualmente, no recurro a ello, ya que las formas contenidas que utilizo en mi trabajo como dibujante y pintor, no lo requieren; ya que hay un aprendizaje significativo sobre la figura, y esto se debe a mi paso por la Academia de Bellas Artes.

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Sin embargo, debo confesar que llevo bastante tiempo apreciando y observando la figura humana femenina, a lo que ciertamente estoy muy familiarizado con la desnudez de los cuerpos por parte de las mujeres con las cuales he tenido alguna relación, ya sea personal o profesional, amigas, novias, amantes, sólo por mencionar algunos de los casos. Sin embargo, para el estudio de la línea y las formas, obviamente existe un interés de tipo artístico, a diferencia de la mujer que a uno le interesa, el caso es completamente distinto, ya que ahí radica otro tipo de emoción. Por lo que el acto de entender, apreciar, observar y saber ejecutar un dibujo, se ejecuta con base en la anatomía y la correcta proporción, siendo así la parte esencial y fundamental en el tratamiento de la figura y a su vez de las formas, es decir el saber representar correctamente lo que se está observando y de cómo el artista interpreta lo que tiene enfrente en torno al papel, expresando por medio de la línea, los rasgos y características propias del cuerpo humano.

Aún recuerdo cuando el maestro Juan Óscar Félix, de los talleres libres de la Universidad de Sonora, impartía la asignatura de figura humana, permitiéndome la entrada como alumno irregular a su taller en repetidas ocasiones, donde aprovecharía el tiempo para realizar varios apuntes de la figura femenina en su totalidad, a lo que el maestro se sorprendía con cada trabajo que yo le mostraba, al concluir dichas sesiones en las cuales realizaba algunos apuntes de escorzos y figuras completas de la modelo, se mostraba emocionado, ya que me imagino correspondía a las proporciones y exigencias de acuerdo a las posiciones y posturas que él le indicaba a la modelo.

Después en otros talleres y cursos de figura humana, tuve la oportunidad de apreciar otros cuerpos, con un poco más de madurez pictórica, así como dibujística. Pasado el tiempo y ya en calidad de maestro en relación a la asignatura (Dibujo de Figura Humana), fue cosa de diario, al dar indicación e instrucción a varios de mis alumnos de nivel licenciatura, en varias instituciones privadas, trabajando con dos modelos de experiencia probada respectivamente.

Sumándole a lo anterior algunos encuentros con mujeres, en los que de alguna manera u otra he aprovechado el momento para plasmar su figura, ya sea en un pedazo de papel para tomar un apunte del natural mediante un bosquejo y así llevarlo a la técnica correcta, ya sea por medio del grafito, la tiza de carbón, la tinta o alguna sanguínea en un papel de algodón, etc. Motivo que ciertamente disfruto, causándome un placer de tipo artístico, convirtiéndome casi en un “Voyeur” que decide compartir sus experiencias de algo privado con el público, dejando de lado aspectos conservadores o fuera del “establishment”, acercándose con ello a toda categoría creativa.

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Recuerdo cuando cierta amiga me invitaría a una fiesta que organizaría con motivo de su cumpleaños, al principio todo transcurría con normalidad, música, botanas, bebidas, plática amena, etc. Sin embargo al concluir la velada, varios de los invitados empezaron a retirarse, a lo que yo también decidí despedirme, sin embargo la anfitriona no me lo permitiría, obligándome a quedarme por más tiempo, quedando solamente ella y dos de sus amigas y yo el único hombre, una de ellas al saber de mi profesión de pintor, me retó a que las dibujara sin ropa alguna, les comenté que no me sentía bien, ya que había tomado dos o tres bebidas y que no solía trabajar en esas condiciones, sin embargo respetaron mi respuesta, lo que fue infructuoso, fue el dejarme ir, ya que me insistieron en que las acompañara esa noche en una especie de “Pijamada” (Pijama Party, como comúnmente les dicen…), a lo que ciertamente no me negué… ya que me preocupó un poco el hecho de dejarlas solas e indefensas esa noche, lo que de alguna manera me sirvió para conocer un poco más las formas y el volumen de lo que habría de expresar en el papel al día siguiente, ya con los materiales adecuados, acompañado de una taza de café, tornando dicho momento en algo inolvidable, teniendo a tres musas completamente al natural. Es cuanto. Nos vemos la próxima entrega…