Para Fernanda Guerra, mejor conocida en redes sociales como La yogi Fer Guerra, el confinamiento provocado por el Covid-19 le resultó benéfico en su trabajo.
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La maestra de yoga y meditación, y también coach espiritual, relató en exclusiva para El Sol de Hermosillo que en diciembre de 2019 decidió cerrar su estudio de yoga Mantra Nah para enfocarse en otros proyectos y a su vez realizar clases más personalizadas.
En principio la iniciativa tuvo buena respuesta, pero fue a partir del mes de abril del 2020 cuando se incrementó la demanda de sus servicios, luego de que se decretara la cuarentena.
“Empecé a dar clases en línea, a hacer meditaciones, luego empezaron a buscarme mucho para clases personalizadas, entonces mi trabajo se fue para arriba. Les doy clases a una o dos personas por casa y ha sido cada vez más la gente que me ha estado llamando”.
Señaló que este incremento de demanda en la disciplina del yoga se debe, principalmente, a la ansiedad y el estrés provocados por el encierro, los cuales hacen que las personas busquen alguna actividad que les pueda brindar un poco de paz y equilibrio en sus vidas.
“El yoga nos conecta a nosotros mismos donde estemos, como estemos, y nos da muchísima claridad mental y eso creo que es lo que estamos buscando todos los seres humanos”.
En ese sentido, mencionó que la pandemia también ha hecho que las personas reflexionen acerca de su vida y las decisiones que han estado tomando a lo largo de los años.
Ser adultos responsables
Luego de que se decretara el cierre de gimnasios, parques y prácticamente cualquier espacio en el que las personas pudieran ejercitarse, muchos optaron por hacerlo en casa, fue en ese momento cuando el teléfono de Fernanda comenzó a recibir una gran cantidad de llamadas y mensajes de personas que deseaban tener una clase de yoga personalizada.
Con mucha responsabilidad; siempre cuidando la distancia y utilizando cubrebocas y gel antibacterial, La yogi Fer Guerra comenzó a acudir a los domicilios donde para dar sus clases a una o dos personas cuando mucho.
“Yo llegaba y daba la clase a alguien nada más; yo cuidándome muchísimo y ellos también; teníamos la responsabilidad ellos y yo, porque yo andaba en algunas casas y ellos porque estaban conmigo, y era responsabilizarse por sus compañeros aunque no los conocieran. Así era, llegar, dar la clase, tranquilos, confiados de que cada uno como adulto se estaba cuidando y que si estábamos cerca de alguien estábamos en mucha comunicación por cualquier síntoma o cualquier enfermo que la verdad es que no nos tocó”.
Mencionó que a la fecha solo uno de sus alumnos dio positivo a Covid-19 y este le avisó de inmediato, por lo que suspendieron las clases durante el tiempo que fue necesario.
La dinámica de las clases a domicilio ha resultado muy favorable hasta el momento, ya que en su mayoría, dijo, son personas que no tienen tiempo para asistir a un grupo o un horario específico, por lo que prefieren establecer sus propios horarios.
Queda camino por recorrer
Fernanda Guerra recordó que, aunque no ha sido sencillo, el yoga le ha permitido sanar muchos aspectos de su vida y le ha ayudado a ser una persona más feliz y plena, es por ello que ama la disciplina y la recomienda ampliamente.
“La paz que me da, la independencia que me ha dado, la sanidad. El yoga ha sido un parteaguas para mí; fue como una salvación en mi vida. Fue completamente darle otra visión a mi vida y costó mucho trabajo, de cuando empecé el yoga a hoy ha habido muchísimos cambios y solo es esta consciencia que te da el yoga sobre ti mismo”.
Aunque reconoce que también existen otras disciplinas, recomienda mucho el yoga pues es el camino que a ella le ha resultado satisfactorio y benéfico en su vida.
“Me gusta mucho que es una filosofía sumamente libre, como tal no tiene una religión sino es ver a Dios en todas partes y te permite conocerte y poder ser tú, es una regla, ser tú tal cual seas e ir mejorando por ti”.
La yogi Fer Guerra mencionó que no tiene en sí grandes expectativas para lo que resta del año, solo espera seguir estando feliz, en paz y continuar aplicando todas las medidas de prevención necesarias durante la pandemia.
“Me siento muy feliz; me siento muy bien, quiero que todas las personas estemos bien, que se acabe la pandemia. Yo en lo personal me siento plena. Fue una reconexión muy padre para mí; la pandemia ha sido volver a la base, como mencionaba”, finalizó.
Fernanda Guerra maneja planes de dos clases por semana, con un costo de 5 mil pesos al mes, y de tres clases por semana, por 7 mil al mes. Cada clase tiene una duración de entre 45 minutos y una hora. El costo de una sola clase es de 500 pesos.