/ viernes 22 de marzo de 2024

Bio-Informando | Nowruz

Como sonorenses, tenemos presente el hecho de que nos ubicamos en una región cuyas temperaturas son extremas y que puede darse el caso en ocasiones que en un día podemos experimentar todas las estaciones del año; sin embargo, si nos regimos por el calendario y los fenómenos que, relativamente, se viven alrededor del planeta, esta semana aconteció el equinoccio de primavera, el cual es el momento en el que se da la despedida al gélido invierno y la bienvenida al verdor de la primavera.

El equinoccio de primavera, también conocido como equinoccio vernal, marca el comienzo de la primavera y se produce cuando el eje de la Tierra no está inclinado ni hacia el Sol ni en sentido contrario, lo que hace que la duración del día y de la noche sea prácticamente igual en todo el mundo.

La palabra "equinoccio" deriva de las palabras latinas “aequus” (igual) y “nox” (noche), que reflejan esta división equitativa del día y la noche.

El equinoccio de primavera suele ocurrir entre el 20 ó 21 de marzo en el Hemisferio Norte, variando ligeramente cada año debido a la órbita de la Tierra y a las complejidades del calendario gregoriano; por su parte, en el Hemisferio Sur, este acontecimiento corresponde al equinoccio otoñal que marca el comienzo de dicha estación en aquellas latitudes.

Por otro lado y fuertemente ligado a esta época del año, el 21 de marzo se conmemora el Día Internacional de Nowruz, una festividad proclamada por la ONU en el año 2010, cuyo mensaje para todos aquellos que radican en los países que se celebra es que “ningún invierno es eterno y que el mal no perdura para siempre”.

El Nowruz tiene su origen en la religión zoroastriana hace 3 mil años en Irán y si bien, dependiendo de la región en la que se celebre esta festividad, su nombre puede variar ligeramente, su significado universal es: “Nuevo Día”.

Ahora bien, más allá de su significado astronómico y su influencia e interpretación por las diferentes culturas del mundo, el equinoccio de primavera desempeña un rol importante en todos los ecosistemas induciendo procesos clave en el equilibrio de la vida tal cual y la conocemos.

Un ejemplo de ello es el fotoperiodismo, un mecanismo biológico fundamental que rige las respuestas de los organismos a los cambios en la duración del día; tanto las plantas como los animales e incluso los microorganismos, responden al aumento de la luz diurna iniciando una serie de comportamientos y cambios fisiológicos.

En el caso de las plantas, ante condiciones más favorables, se ven inducidos los procesos de crecimiento y reproducción, desencadenando la aparición de brotes, flores y hojas nuevas mientras que en animales como las aves, las especies migratorias emprenden viajes largos para llegar a lugares de reproducción seguros y con los recursos clave para ello.

En biología, la disciplina que estudia los fenómenos naturales cíclicos es la fenología y el equinoccio de primavera es un punto de referencia fundamental para las observaciones fenológicas ya que permite comprender los ritmos dinámicos de los ecosistemas durante esta y el resto de las estaciones del año.

Por otra parte, de un tiempo para acá y recientemente ha sido un comentario en los medios de comunicación, la acentuación del cambio climático ha alterado el calendario y la dinámica de los procesos biológicos.

Los desajustes fenológicos desatados por el aumento de las temperaturas y los patrones meteorológicos erráticos amenazan con alterar el delicado equilibrio de los ecosistemas reduciendo su capacidad de recuperación y ejerciendo estrés sobre las especies forzándolas a adaptarse a estos cambios rápidamente.

De ahí que ante este escenario y por más trillado que sea, es fundamental comprender las implicaciones del cambio climático en la fenología ya que se favorecerá con ello la obtención de evidencias y acciones en pro de la conservación de la biodiversidad.

Buen fin de semana.

Como sonorenses, tenemos presente el hecho de que nos ubicamos en una región cuyas temperaturas son extremas y que puede darse el caso en ocasiones que en un día podemos experimentar todas las estaciones del año; sin embargo, si nos regimos por el calendario y los fenómenos que, relativamente, se viven alrededor del planeta, esta semana aconteció el equinoccio de primavera, el cual es el momento en el que se da la despedida al gélido invierno y la bienvenida al verdor de la primavera.

El equinoccio de primavera, también conocido como equinoccio vernal, marca el comienzo de la primavera y se produce cuando el eje de la Tierra no está inclinado ni hacia el Sol ni en sentido contrario, lo que hace que la duración del día y de la noche sea prácticamente igual en todo el mundo.

La palabra "equinoccio" deriva de las palabras latinas “aequus” (igual) y “nox” (noche), que reflejan esta división equitativa del día y la noche.

El equinoccio de primavera suele ocurrir entre el 20 ó 21 de marzo en el Hemisferio Norte, variando ligeramente cada año debido a la órbita de la Tierra y a las complejidades del calendario gregoriano; por su parte, en el Hemisferio Sur, este acontecimiento corresponde al equinoccio otoñal que marca el comienzo de dicha estación en aquellas latitudes.

Por otro lado y fuertemente ligado a esta época del año, el 21 de marzo se conmemora el Día Internacional de Nowruz, una festividad proclamada por la ONU en el año 2010, cuyo mensaje para todos aquellos que radican en los países que se celebra es que “ningún invierno es eterno y que el mal no perdura para siempre”.

El Nowruz tiene su origen en la religión zoroastriana hace 3 mil años en Irán y si bien, dependiendo de la región en la que se celebre esta festividad, su nombre puede variar ligeramente, su significado universal es: “Nuevo Día”.

Ahora bien, más allá de su significado astronómico y su influencia e interpretación por las diferentes culturas del mundo, el equinoccio de primavera desempeña un rol importante en todos los ecosistemas induciendo procesos clave en el equilibrio de la vida tal cual y la conocemos.

Un ejemplo de ello es el fotoperiodismo, un mecanismo biológico fundamental que rige las respuestas de los organismos a los cambios en la duración del día; tanto las plantas como los animales e incluso los microorganismos, responden al aumento de la luz diurna iniciando una serie de comportamientos y cambios fisiológicos.

En el caso de las plantas, ante condiciones más favorables, se ven inducidos los procesos de crecimiento y reproducción, desencadenando la aparición de brotes, flores y hojas nuevas mientras que en animales como las aves, las especies migratorias emprenden viajes largos para llegar a lugares de reproducción seguros y con los recursos clave para ello.

En biología, la disciplina que estudia los fenómenos naturales cíclicos es la fenología y el equinoccio de primavera es un punto de referencia fundamental para las observaciones fenológicas ya que permite comprender los ritmos dinámicos de los ecosistemas durante esta y el resto de las estaciones del año.

Por otra parte, de un tiempo para acá y recientemente ha sido un comentario en los medios de comunicación, la acentuación del cambio climático ha alterado el calendario y la dinámica de los procesos biológicos.

Los desajustes fenológicos desatados por el aumento de las temperaturas y los patrones meteorológicos erráticos amenazan con alterar el delicado equilibrio de los ecosistemas reduciendo su capacidad de recuperación y ejerciendo estrés sobre las especies forzándolas a adaptarse a estos cambios rápidamente.

De ahí que ante este escenario y por más trillado que sea, es fundamental comprender las implicaciones del cambio climático en la fenología ya que se favorecerá con ello la obtención de evidencias y acciones en pro de la conservación de la biodiversidad.

Buen fin de semana.