/ viernes 10 de mayo de 2024

Bio-Informando | Vínculo universal

Hoy nos encontramos festejando a las reinas de la casa: nuestras madres. Para quienes tenemos la bendición de tenerla en este plano debemos tener presente que no sólo hoy se honra y valora, sino todos los días de nuestra existencia por todo lo que han hecho por nosotros; quienes la tienen ‘más allá’, no deben olvidar que su amor, vivencias, enseñanzas y compañía jamás cesan, pues son inmortales viviendo dentro de cada uno de nosotros.

Por motivo de esta ocasión especial, abordaremos no sólo sobre el profundo vínculo entre las madres humanas y sus hijos, sino también sobre los instintos maternales que impulsan los comportamientos de cuidado en todo el reino animal.

Desde los mamíferos hasta las aves y pasando por los insectos, los comportamientos maternales son diversos, no obstante, se pueden apreciar claras similitudes que ponen en evidencia la importancia de cuidar y proteger a las crías.

En los mamíferos, los instintos maternales son quizás los más notorios; por ejemplo, los osos son conocidos por su fuerte instinto maternal, ya que defienden ferozmente a sus crías de los depredadores y les proporcionan alimento, calor y orientación hasta que están preparados para valerse por sí mismos.

Ese mismo instinto protector recuerda al de la madre humana, que salvaguarda a sus hijos de cualquier daño.

Por otra parte, en mamíferos marinos, se ha observado un vínculo estrecho en delfines, los cuales se caracterizan por ser altamente sociables y en el caso particular de las madres, estas desempeñan un papel crucial enseñando a sus crías habilidades esenciales para la supervivencia como la caza y la comunicación.

Por otro lado, en aves se ha observado una amplia gama de comportamientos de anidamiento y cuidado, cada uno adaptado a su nicho ecológico específico; desde la dedicación de una madre pájaro en la construcción de su nido, reuniendo materiales y disponiéndolos meticulosamente para crear un refugio seguro para sus huevos hasta el cuidado y atención al detalle que muestran en el compromiso de garantizar la supervivencia de sus crías, es un sentimiento y patrón que se repite en los esfuerzos de las madres humanas por proporcionar un entorno seguro y con los recursos suficientes para el desarrollo de sus hijos.

En el mundo de los insectos, los instintos maternales adoptan una forma diferente, pero no por ello menos relevante e interesante. Por ejemplo, en las abejas, la abeja reina es responsable de poner miles de huevos y supervisar el desarrollo de sus crías con una precisión increíble mientras que las abejas obreras ayudan a la reina en el cuidado de las larvas, alimentándolas con jalea real y manteniendo los niveles adecuados de temperatura y humedad dentro de la colmena.

Otra variación interesante por resaltar del comportamiento maternal en otras especies es la de los pingüinos en donde ambos progenitores desempeñan un papel activo en la incubación de los huevos y la crianza de los polluelos.

Si bien, son diversas las manifestaciones del instinto maternal en el reino animal, hay ciertos aspectos comunes entre las especies como el instinto de proteger, cuidar y apoyar a su descendencia para así garantizar su desarrollo y supervivencia.

El estudio de las similitudes y diferencias de los comportamientos maternales permite profundizar en la comprensión de los factores biológicos y sociales que determinan las prácticas de cuidado en los seres humanos. De ahí que se puede decir que tanto en la naturaleza como en nuestros hogares, el vínculo entre madre e hijo es un testimonio del poder duradero del amor, el cuidado y la crianza, un lenguaje universal que trasciende las especies y habla de la esencia misma de la maternidad.

Buen fin de semana.

Dr. José Pablo Lovio Fragoso. Sistema Nacional de Investigadores Nivel Candidato.

Laboratorio de Cultivo de Tejidos y Biología Molecular de Plantas.

Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas. Unison.


Hoy nos encontramos festejando a las reinas de la casa: nuestras madres. Para quienes tenemos la bendición de tenerla en este plano debemos tener presente que no sólo hoy se honra y valora, sino todos los días de nuestra existencia por todo lo que han hecho por nosotros; quienes la tienen ‘más allá’, no deben olvidar que su amor, vivencias, enseñanzas y compañía jamás cesan, pues son inmortales viviendo dentro de cada uno de nosotros.

Por motivo de esta ocasión especial, abordaremos no sólo sobre el profundo vínculo entre las madres humanas y sus hijos, sino también sobre los instintos maternales que impulsan los comportamientos de cuidado en todo el reino animal.

Desde los mamíferos hasta las aves y pasando por los insectos, los comportamientos maternales son diversos, no obstante, se pueden apreciar claras similitudes que ponen en evidencia la importancia de cuidar y proteger a las crías.

En los mamíferos, los instintos maternales son quizás los más notorios; por ejemplo, los osos son conocidos por su fuerte instinto maternal, ya que defienden ferozmente a sus crías de los depredadores y les proporcionan alimento, calor y orientación hasta que están preparados para valerse por sí mismos.

Ese mismo instinto protector recuerda al de la madre humana, que salvaguarda a sus hijos de cualquier daño.

Por otra parte, en mamíferos marinos, se ha observado un vínculo estrecho en delfines, los cuales se caracterizan por ser altamente sociables y en el caso particular de las madres, estas desempeñan un papel crucial enseñando a sus crías habilidades esenciales para la supervivencia como la caza y la comunicación.

Por otro lado, en aves se ha observado una amplia gama de comportamientos de anidamiento y cuidado, cada uno adaptado a su nicho ecológico específico; desde la dedicación de una madre pájaro en la construcción de su nido, reuniendo materiales y disponiéndolos meticulosamente para crear un refugio seguro para sus huevos hasta el cuidado y atención al detalle que muestran en el compromiso de garantizar la supervivencia de sus crías, es un sentimiento y patrón que se repite en los esfuerzos de las madres humanas por proporcionar un entorno seguro y con los recursos suficientes para el desarrollo de sus hijos.

En el mundo de los insectos, los instintos maternales adoptan una forma diferente, pero no por ello menos relevante e interesante. Por ejemplo, en las abejas, la abeja reina es responsable de poner miles de huevos y supervisar el desarrollo de sus crías con una precisión increíble mientras que las abejas obreras ayudan a la reina en el cuidado de las larvas, alimentándolas con jalea real y manteniendo los niveles adecuados de temperatura y humedad dentro de la colmena.

Otra variación interesante por resaltar del comportamiento maternal en otras especies es la de los pingüinos en donde ambos progenitores desempeñan un papel activo en la incubación de los huevos y la crianza de los polluelos.

Si bien, son diversas las manifestaciones del instinto maternal en el reino animal, hay ciertos aspectos comunes entre las especies como el instinto de proteger, cuidar y apoyar a su descendencia para así garantizar su desarrollo y supervivencia.

El estudio de las similitudes y diferencias de los comportamientos maternales permite profundizar en la comprensión de los factores biológicos y sociales que determinan las prácticas de cuidado en los seres humanos. De ahí que se puede decir que tanto en la naturaleza como en nuestros hogares, el vínculo entre madre e hijo es un testimonio del poder duradero del amor, el cuidado y la crianza, un lenguaje universal que trasciende las especies y habla de la esencia misma de la maternidad.

Buen fin de semana.

Dr. José Pablo Lovio Fragoso. Sistema Nacional de Investigadores Nivel Candidato.

Laboratorio de Cultivo de Tejidos y Biología Molecular de Plantas.

Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas. Unison.