El gobierno de Reino Unido aplicará en lo que resta del año incentivos fiscales por 5 millones de euros a empresas mineras nacionales que inviertan en investigación y desarrollo, como una forma de combatir la tendencia a la baja en el volumen de su producción, pues al igual que México, ha experimentado un decremento en los últimos años, de modo que el gobierno británico busca estimular la industria, que además, sufrió repercusiones por la pandemia.
Pero nosotros vivimos en mi México, con sus valles y montañas, con sus recursos minerales vastos y con ese gobierno federal al que poco le importa el fortalecimiento de la industria, pero particularmente el de la industria minera, y es que a lo largo de los últimos sexenios poco ha hecho el gobierno por la minería, por mucho que hoy hablen de entreguismo en tiempos neoliberales a mineras extranjeras, esto no deja de ser falso, y quienes tienen algo de conocimiento del tema, saben que en México hay una estricta regulación fiscal, ambiental y de seguridad imposible de evadir.
Y saben también que aunque existan miles de títulos que concesionan el derecho a exploración y aprovechamiento, la realidad es que la superficie ocupada por empresas mineras es menor al 2% del territorio, de manera que el Estado debería estar ocupado en ampliar la extracción y con ello la inversión extranjera directa, las divisas, el empleo y por añadidura la recaudación.
Pero no, hemos elegido a un esquema de gobierno donde el fortalecimiento a la inversión que pueda traducirse en desarrollo es mal visto, criticable y restringible, pongamos de ejemplo el freno a las inversiones extranjeras en energías renovables, la cancelada inversión del Aeropuerto de la Ciudad de México y más recientemente las abiertas amenazas a los concesionarios de litio en Sonora, todos casos fundados en la premisa de que las empresas extranjeras en México traficaron influencias o incurrieron en actos de corrupción para beneficiarse, y la prueba de ello es que obtuvieron permisos y contratos en otros sexenios, y eso es suficiente para cancelarlos y que la economía del país afronte las consecuencias.
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A resumidas cuentas, a diferencia de otros países, no habrá estímulos fiscales posteriores al Covid para los grandes empleadores, porque a diferencia de otros países seguimos controlados por un Estado al que no le importa el futuro de su gente, le importa el futuro de un proyecto político, fundando en el culto a la personalidad del mandatario y en glorificar la pobreza, porque el pobre es honesto y frijoles no van a faltar.
