/ lunes 8 de noviembre de 2021

El columnario | Autorretrato - Di Portratti por Rosales

De la cualidad y la forma en relación a la composición, integración y definición de la línea dibujística, existen muchos factores que intervienen en la concepción y desarrollo de un estilo, así como la manera en que se trabajan ciertos valores plásticos y visuales en relación a la parte neofigurativa / (neocubista para el caso mío), desplegando con ello un lenguaje muy característico dentro de las artes plásticas y visuales.

De esta manera, considero se iban desarrollando la percepción y las facultades artístico-creativas desde muy temprana edad, ya que como lo he comentado en anteriores columnarios, la visita a centros culturales tales como galerías, museos y casas de cultura, eran algo muy común dentro de la vida familiar desde el aspecto recreativo, así como educativo en mi ciudad de origen, (Puebla, Puebla), sólo por citar unos cuantos ejemplos.

Sumando con ello, que además era un observador nato, así como minucioso de mi entorno inmediato (propio de esa edad), donde ciertamente llegaba un tanto ansioso por plasmar en una libreta de dibujo los pasajes y escenarios que había transcurrido durante los acostumbrados paseos con mi abuela o la familia. Cabe señalar que generalmente los dibujos ahí realizados los trabajaba de memoria, lo que ciertamente y por obviedad no lograba reproducir con la fidelidad necesaria en relación a la realidad, tanto de personas, como objetos observados; pasando a ser netamente dibujos un tanto interpretativos, más que representativos. Aun así, los resultados eran en sí un tanto positivos, ya que contenían una gran carga de creatividad para un incipiente y pequeño gran dibujante. Lo que de alguna manera se convirtió en una práctica constante a pesar de las distracciones a las que generalmente un niño esta acostumbrado.

Haciendo un poco de psicoanálisis, debo confesar que cierta iconografía proviene de esa etapa infantil, a la cual nunca he renunciado, refiriéndome concretamente a la naturaleza de la línea y el trazo, (por el contrario, no de la totalidad del conjunto de la imagen en relación a los trabajos y obras realizadas en la actualidad); ya que todo trazo se manifiesta de manera inconsciente, aunado a la práctica dibujística que he adquirido con el pasar del tiempo. Por lo que agradezco todas y cada una de las experiencias obtenidas para la obtención de ello.

No era de extrañarse que mis clases favoritas fuesen las de dibujo y pintura, a diferencia de las demás. Asimismo, la influencia que ejercieron algunos cómics de la época fue un factor importante en el dibujo, ya que el observar los rasgos y expresiones tanto gestuales, como corporales de los personajes por parte de los caricaturistas, era algo que llamaba mi particular atención y de cómo resolvían con unos cuantos trazos para crear un estado de ánimo en el mismo.

La participación en concursos de dibujo (de los cuales generalmente obtenía los primeros lugares), considero fue un factor importante, ya que ello me permitió evaluar el aprendizaje obtenido, ya fuese de manera autodidacta, como académicamente en relación a los talleres de dibujo tomados a partir de los siete años. Por lo que algunos dibujos, cabe mencionar fueron un tanto monumentales, esto debido tanto a la proporción, como al tamaño en que fueron ejecutados en grandes pliegos que yo disponía para trabajar. Según relatos al interior de mi familia afirman señalar que a los 5 años pedía me llevasen al “Barrio del Artista” con el fin de pasearme entre los corredores acompañado de un abrigo café obscuro y mi carpeta de dibujos bajo el brazo como dándome mi lugar en el mencionado centro artístico. Es cuanto. Nos vemos la próxima entrega…

De la cualidad y la forma en relación a la composición, integración y definición de la línea dibujística, existen muchos factores que intervienen en la concepción y desarrollo de un estilo, así como la manera en que se trabajan ciertos valores plásticos y visuales en relación a la parte neofigurativa / (neocubista para el caso mío), desplegando con ello un lenguaje muy característico dentro de las artes plásticas y visuales.

De esta manera, considero se iban desarrollando la percepción y las facultades artístico-creativas desde muy temprana edad, ya que como lo he comentado en anteriores columnarios, la visita a centros culturales tales como galerías, museos y casas de cultura, eran algo muy común dentro de la vida familiar desde el aspecto recreativo, así como educativo en mi ciudad de origen, (Puebla, Puebla), sólo por citar unos cuantos ejemplos.

Sumando con ello, que además era un observador nato, así como minucioso de mi entorno inmediato (propio de esa edad), donde ciertamente llegaba un tanto ansioso por plasmar en una libreta de dibujo los pasajes y escenarios que había transcurrido durante los acostumbrados paseos con mi abuela o la familia. Cabe señalar que generalmente los dibujos ahí realizados los trabajaba de memoria, lo que ciertamente y por obviedad no lograba reproducir con la fidelidad necesaria en relación a la realidad, tanto de personas, como objetos observados; pasando a ser netamente dibujos un tanto interpretativos, más que representativos. Aun así, los resultados eran en sí un tanto positivos, ya que contenían una gran carga de creatividad para un incipiente y pequeño gran dibujante. Lo que de alguna manera se convirtió en una práctica constante a pesar de las distracciones a las que generalmente un niño esta acostumbrado.

Haciendo un poco de psicoanálisis, debo confesar que cierta iconografía proviene de esa etapa infantil, a la cual nunca he renunciado, refiriéndome concretamente a la naturaleza de la línea y el trazo, (por el contrario, no de la totalidad del conjunto de la imagen en relación a los trabajos y obras realizadas en la actualidad); ya que todo trazo se manifiesta de manera inconsciente, aunado a la práctica dibujística que he adquirido con el pasar del tiempo. Por lo que agradezco todas y cada una de las experiencias obtenidas para la obtención de ello.

No era de extrañarse que mis clases favoritas fuesen las de dibujo y pintura, a diferencia de las demás. Asimismo, la influencia que ejercieron algunos cómics de la época fue un factor importante en el dibujo, ya que el observar los rasgos y expresiones tanto gestuales, como corporales de los personajes por parte de los caricaturistas, era algo que llamaba mi particular atención y de cómo resolvían con unos cuantos trazos para crear un estado de ánimo en el mismo.

La participación en concursos de dibujo (de los cuales generalmente obtenía los primeros lugares), considero fue un factor importante, ya que ello me permitió evaluar el aprendizaje obtenido, ya fuese de manera autodidacta, como académicamente en relación a los talleres de dibujo tomados a partir de los siete años. Por lo que algunos dibujos, cabe mencionar fueron un tanto monumentales, esto debido tanto a la proporción, como al tamaño en que fueron ejecutados en grandes pliegos que yo disponía para trabajar. Según relatos al interior de mi familia afirman señalar que a los 5 años pedía me llevasen al “Barrio del Artista” con el fin de pasearme entre los corredores acompañado de un abrigo café obscuro y mi carpeta de dibujos bajo el brazo como dándome mi lugar en el mencionado centro artístico. Es cuanto. Nos vemos la próxima entrega…