/ miércoles 11 de marzo de 2020

La crítica | Malasaña 32

El cine de terror español se apodera de las pantallas. Llega a México Malasaña 32 bajo la dirección Albert Pintó, tras su debut cinematográfico con Matar a Dios, la cinta se basa en testimonios reales de vecinos del céntrico barrio de Malasaña, y se ambienta en Madrid, en los años 70.

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En la historia vemos a la familia Olmedo, quienes compran un antiguo piso en el número 32 de la calle Manuela Malasaña de Madrid. Atrás dejan el pueblo en busca de la prosperidad que parece ofrecerles la capital. Pero, hay algo que la familia Olmedo no sabe de la casa que han comprado y que podrá en peligro sus vidas.

El guion de Ramón Campos, Gema R. Neira, Salvador S. Molina y David Orea, sufre la utilización excesiva del susto fácil, que te hace brincar de la butaca, que con convierte a “Malasaña 32” en una sucesión de sobresaltos que no tienen ninguna aportación narrativa en la historia, y eso la vuelve molesta y predecible, convirtiéndola en una película con un desenlace que no convence.

Los personajes no tienen identidad y se convierten en arquetipos que llegan a provocar risa en vez de transmitir sensación de miedo.

Leyendo sobre los acontecimientos en los que se inspiró la cinta, creo que podrían haber aprovechado más el caso real, sin tomar tanta libertad en la adaptación y tal vez la cinta hubiera impactado a la audiencia en la sala. Al final tenemos un intento fallido de una cinta de terror que tiene algunos huecos en la historia y que los giros dramáticos no llevan a nada sino a un final abrupto.

Entre los actores que intervienen en Malasaña 32 encontramos a Iván Marcos, quien interpreta a Manolo, padre de la familia Olmedo. El actor ofrece una trabajo notable, que se ve limitado por el guion. Bea Segura, como Candela, ofrece una actuación muy cargada de drama, a veces cae en la exageración y Concha Velasco es lo mejor de la cinta ya que la actriz demuestra fuerza escénica en pantalla. Begoña Vargas y Sergio Castellanos llevan el peso del protagónico pero se quedan en el intento y no logran convencer durante su actuación, tal vez por culpa del guion.

La dirección fotográfica es un punto a favor de la película ya que resuelve bien los movimientos en escena y el trabajo de iluminación que presenta transmite sensaciones, a veces más que los actores. Malasaña 32 es una película que prometía más, pero que se queda lejos de las grandes cintas de terror españolas, creo que el director esta influenciado en algunas películas de terror que en los últimos años solo han tratado de hacer que la gente grite y brinque de sus asientos más allá de asustarlos por el ingenio de la trama.

Hasta aquí nuestra aventura cinematográfica en La Crítica, soy Flavio Valencia y los espero en la próxima edición.

El cine de terror español se apodera de las pantallas. Llega a México Malasaña 32 bajo la dirección Albert Pintó, tras su debut cinematográfico con Matar a Dios, la cinta se basa en testimonios reales de vecinos del céntrico barrio de Malasaña, y se ambienta en Madrid, en los años 70.

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En la historia vemos a la familia Olmedo, quienes compran un antiguo piso en el número 32 de la calle Manuela Malasaña de Madrid. Atrás dejan el pueblo en busca de la prosperidad que parece ofrecerles la capital. Pero, hay algo que la familia Olmedo no sabe de la casa que han comprado y que podrá en peligro sus vidas.

El guion de Ramón Campos, Gema R. Neira, Salvador S. Molina y David Orea, sufre la utilización excesiva del susto fácil, que te hace brincar de la butaca, que con convierte a “Malasaña 32” en una sucesión de sobresaltos que no tienen ninguna aportación narrativa en la historia, y eso la vuelve molesta y predecible, convirtiéndola en una película con un desenlace que no convence.

Los personajes no tienen identidad y se convierten en arquetipos que llegan a provocar risa en vez de transmitir sensación de miedo.

Leyendo sobre los acontecimientos en los que se inspiró la cinta, creo que podrían haber aprovechado más el caso real, sin tomar tanta libertad en la adaptación y tal vez la cinta hubiera impactado a la audiencia en la sala. Al final tenemos un intento fallido de una cinta de terror que tiene algunos huecos en la historia y que los giros dramáticos no llevan a nada sino a un final abrupto.

Entre los actores que intervienen en Malasaña 32 encontramos a Iván Marcos, quien interpreta a Manolo, padre de la familia Olmedo. El actor ofrece una trabajo notable, que se ve limitado por el guion. Bea Segura, como Candela, ofrece una actuación muy cargada de drama, a veces cae en la exageración y Concha Velasco es lo mejor de la cinta ya que la actriz demuestra fuerza escénica en pantalla. Begoña Vargas y Sergio Castellanos llevan el peso del protagónico pero se quedan en el intento y no logran convencer durante su actuación, tal vez por culpa del guion.

La dirección fotográfica es un punto a favor de la película ya que resuelve bien los movimientos en escena y el trabajo de iluminación que presenta transmite sensaciones, a veces más que los actores. Malasaña 32 es una película que prometía más, pero que se queda lejos de las grandes cintas de terror españolas, creo que el director esta influenciado en algunas películas de terror que en los últimos años solo han tratado de hacer que la gente grite y brinque de sus asientos más allá de asustarlos por el ingenio de la trama.

Hasta aquí nuestra aventura cinematográfica en La Crítica, soy Flavio Valencia y los espero en la próxima edición.