/ miércoles 4 de marzo de 2020

Andanzas AMLO y los derechos de las mujeres

Desde hace más de veinte años he seguido la trayectoria del hoy presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, un gran luchador social y político, que como nadie antes, sumó adeptos a lo largo y ancho del país, donde sembró esperanza en una sociedad acostumbrada a los gobiernos corruptos y mediocres.

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Quizá no ha nacido un político que conozca de primera mano las necesidades más apremiantes de la población vulnerable, porque ha recorrido todo el país. De ahí que su discurso ha estado enfocado mayormente hacia mejorar primero la vida de los más pobres, para lo que se delineó una importante y robusta política social, en la cual abundaré en otra entrega.

En la coyuntura de “Mes de la Mujer”, hay que recordarle los Lineamientos Generales del Proyecto de Nación 2018-2024 que presentó como candidato, entre ellos el considerar en todas sus partes el principio de la equidad de género, para “garantizar los derechos de las mujeres con políticas públicas incluyentes que aseguren la equidad efectiva entre mujeres y hombres y que atiendan las intolerables expresiones de violencia, abuso y acoso a las que están expuestas las mujeres en todos los entornos sociales, en todas las regiones del territorio nacional, a todas horas del día”.

Incluso, en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, se reafirma este precepto al marcar como uno de los objetivos del quehacer gubernamental el impulsar la igualdad como principio rector: la igualdad efectiva de derechos entre mujeres y hombres, entre indígenas y mestizos, entre jóvenes y adultos, y se comprometerá en la erradicación de las prácticas discriminatorias que han perpetuado la opresión de sectores poblacionales enteros.

Sí, al Presidente parece que se le olvidaron estas premisas básicas. Sí, le ha hecho falta desde candidato adoptar un lenguaje inclusivo y con perspectiva de género en su discurso y, sí, también ha carecido de empatía hacia la problemática de las mujeres, no sólo en materia de igualdad de género, sino en todos los tipos de violencia que enfrentamos desde la infancia.

El Gobierno de México necesita traducir esos buenos deseos del Plan de Nación y del PND en una política pública que, en el discurso y en los hechos haga realidad el cambio verdadero por el que millones de ciudadanos y ciudadanas votamos.


Un gesto de humildad

Sin importar qué digan sus detractores, que a todo le ven ‘peros’, el Presidente está obligado a gobernar para todas y todos. Ricos, pobres, liberales y conservadores, hombres y mujeres. Y así como ha dado muestras de sensibilidad y de humildad en otras circunstancias, nada más grato sería verle reconociendo que se ha equivocado al calificar de conservadores o poner en el costal de sus enemigos a quienes le hacen ver sus errores o le exigen atender como prioridad una problemática tan grave como la violencia feminicida.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, quiero ver a Andrés Manuel empático, abierto a escuchar a las mujeres y ofrecer soluciones de fondo.

Necesita reconocer en qué se ha equivocado, hacer los cambios necesarios ahorita que está a tiempo. Yo todavía confío en que Andrés Manuel puede llegar a ser un gran presidente. Falta que él se dé cuenta que el tiempo apremia y no lo pierda en cosas que sólo lo desgastan.

Hasta el próximo miércoles.

Desde hace más de veinte años he seguido la trayectoria del hoy presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, un gran luchador social y político, que como nadie antes, sumó adeptos a lo largo y ancho del país, donde sembró esperanza en una sociedad acostumbrada a los gobiernos corruptos y mediocres.

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Quizá no ha nacido un político que conozca de primera mano las necesidades más apremiantes de la población vulnerable, porque ha recorrido todo el país. De ahí que su discurso ha estado enfocado mayormente hacia mejorar primero la vida de los más pobres, para lo que se delineó una importante y robusta política social, en la cual abundaré en otra entrega.

En la coyuntura de “Mes de la Mujer”, hay que recordarle los Lineamientos Generales del Proyecto de Nación 2018-2024 que presentó como candidato, entre ellos el considerar en todas sus partes el principio de la equidad de género, para “garantizar los derechos de las mujeres con políticas públicas incluyentes que aseguren la equidad efectiva entre mujeres y hombres y que atiendan las intolerables expresiones de violencia, abuso y acoso a las que están expuestas las mujeres en todos los entornos sociales, en todas las regiones del territorio nacional, a todas horas del día”.

Incluso, en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, se reafirma este precepto al marcar como uno de los objetivos del quehacer gubernamental el impulsar la igualdad como principio rector: la igualdad efectiva de derechos entre mujeres y hombres, entre indígenas y mestizos, entre jóvenes y adultos, y se comprometerá en la erradicación de las prácticas discriminatorias que han perpetuado la opresión de sectores poblacionales enteros.

Sí, al Presidente parece que se le olvidaron estas premisas básicas. Sí, le ha hecho falta desde candidato adoptar un lenguaje inclusivo y con perspectiva de género en su discurso y, sí, también ha carecido de empatía hacia la problemática de las mujeres, no sólo en materia de igualdad de género, sino en todos los tipos de violencia que enfrentamos desde la infancia.

El Gobierno de México necesita traducir esos buenos deseos del Plan de Nación y del PND en una política pública que, en el discurso y en los hechos haga realidad el cambio verdadero por el que millones de ciudadanos y ciudadanas votamos.


Un gesto de humildad

Sin importar qué digan sus detractores, que a todo le ven ‘peros’, el Presidente está obligado a gobernar para todas y todos. Ricos, pobres, liberales y conservadores, hombres y mujeres. Y así como ha dado muestras de sensibilidad y de humildad en otras circunstancias, nada más grato sería verle reconociendo que se ha equivocado al calificar de conservadores o poner en el costal de sus enemigos a quienes le hacen ver sus errores o le exigen atender como prioridad una problemática tan grave como la violencia feminicida.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, quiero ver a Andrés Manuel empático, abierto a escuchar a las mujeres y ofrecer soluciones de fondo.

Necesita reconocer en qué se ha equivocado, hacer los cambios necesarios ahorita que está a tiempo. Yo todavía confío en que Andrés Manuel puede llegar a ser un gran presidente. Falta que él se dé cuenta que el tiempo apremia y no lo pierda en cosas que sólo lo desgastan.

Hasta el próximo miércoles.