/ viernes 1 de octubre de 2021

Bio-informando | El biotrámite burocrático

La comprensión del funcionamiento de los seres vivos es el punto central para el desarrollo y construcción de la Biotecnología como ciencia y para este propósito es necesario iniciar con una biomolécula clave: el ADN. Me he percatado que cuando se menciona esta molécula en una conversación genera aversión y temor, más que por la molécula en sí, es por lo que el cine o fuentes de información poco confiables nos han transmitido a medias o erróneamente.

El ADN es la biomolécula en la que se encuentra contenida toda nuestra información genética y es almacenada en el núcleo de nuestras células; en otras palabras, contiene las instrucciones que definen las características que podemos ver a simple vista en cada ser vivo como lo son nuestros rasgos físicos (tono de piel, color de ojos, por mencionar algunas) pero también aquellas que están relacionadas con el funcionamiento correcto del organismo.

A medida que vamos creciendo, las células que conforman nuestros cuerpos, reciben señales que les van indicando qué información ir utilizando para permitir su desarrollo adecuado.

Por otro lado, cuando nos vemos expuestos a estímulos o condiciones externas a nuestros organismos que pueden afectar su funcionamiento, al ser registrados por nuestras células, también se recurre a este reservorio de información (ADN) para implementar las estrategias pertinentes para responder ante esas situaciones y preservar el equilibrio. De ahí que podemos entender que no toda la información contenida en el ADN se usa al mismo tiempo; se va empleando sólo aquella que es pertinente para cada condición en específico. Sin embargo, para que esta información sea tornada en acciones, necesita pasar por una serie de procesos que le permita transformarse en proteínas, las cuales son otras biomoléculas que son responsables de llevar a cabo procesos vitales en el organismo; pero, ¿cómo a partir del ADN se obtienen proteínas?

Cuando me toca hablar de este tema en el aula de clases, me agrada compartir con los estudiantes la siguiente analogía: Supongamos que el ADN es una biblioteca en dónde encontramos libros de todo tipo y nosotros como usuarios estamos buscando alguno en particular (no queremos ni podemos llevarnos toda la información). Cuando llegamos a la biblioteca, la persona responsable de atendernos (el bibliotecario), funge como un intermediario o mensajero entre nosotros y todo el acervo bibliotecario y una vez que nos entrega el libro (la información) que necesitamos, dependiendo de su naturaleza, la podemos usar ya sea para realizar alguna tarea o para fines recreativos.

En la célula, este intermediario o mensajero es otra biomolécula conocida como ARN, la cual se origina al ‘copiarse’ o ‘transcribirse’ únicamente la información que se necesita del ADN en un momento determinado. Posteriormente, el ARN pasa por un proceso de maduración para que, con suerte, pueda llegar a otros sitios dentro de nuestras células conocidos como ribosomas en dónde se llevará a cabo la producción de proteínas.

Aparentemente, el proceso es sencillo pero no lo es; posee demasiados bemoles y eventualidades que para que nos demos una idea, suponiendo que el mensaje se entregó correctamente en los ribosomas y se producen las proteínas, aún estas pueden pasar por una serie de procesos que pueden afectar su función. De ahí que es importante tener presente que este proceso no lo podemos ver de una forma lineal; es importante estudiar y comprender todos los recovecos del flujo de la información genética para poder armar el rompecabezas y tener el panorama completo de lo que ocurre en cada ser vivo en una situación específica.

Quiero dedicar esta entrada a mi mentora y ex asesora de tesis del posgrado en Biociencias de la Universidad de Sonora, la doctora Corina Hayano Kanashiro, ya que mañana es su cumpleaños y para reiterarle mi agradecimiento por instruirme en el área de genética y biología molecular así como en mi formación profesional.

¡Excelente fin de semana para todos!


La comprensión del funcionamiento de los seres vivos es el punto central para el desarrollo y construcción de la Biotecnología como ciencia y para este propósito es necesario iniciar con una biomolécula clave: el ADN. Me he percatado que cuando se menciona esta molécula en una conversación genera aversión y temor, más que por la molécula en sí, es por lo que el cine o fuentes de información poco confiables nos han transmitido a medias o erróneamente.

El ADN es la biomolécula en la que se encuentra contenida toda nuestra información genética y es almacenada en el núcleo de nuestras células; en otras palabras, contiene las instrucciones que definen las características que podemos ver a simple vista en cada ser vivo como lo son nuestros rasgos físicos (tono de piel, color de ojos, por mencionar algunas) pero también aquellas que están relacionadas con el funcionamiento correcto del organismo.

A medida que vamos creciendo, las células que conforman nuestros cuerpos, reciben señales que les van indicando qué información ir utilizando para permitir su desarrollo adecuado.

Por otro lado, cuando nos vemos expuestos a estímulos o condiciones externas a nuestros organismos que pueden afectar su funcionamiento, al ser registrados por nuestras células, también se recurre a este reservorio de información (ADN) para implementar las estrategias pertinentes para responder ante esas situaciones y preservar el equilibrio. De ahí que podemos entender que no toda la información contenida en el ADN se usa al mismo tiempo; se va empleando sólo aquella que es pertinente para cada condición en específico. Sin embargo, para que esta información sea tornada en acciones, necesita pasar por una serie de procesos que le permita transformarse en proteínas, las cuales son otras biomoléculas que son responsables de llevar a cabo procesos vitales en el organismo; pero, ¿cómo a partir del ADN se obtienen proteínas?

Cuando me toca hablar de este tema en el aula de clases, me agrada compartir con los estudiantes la siguiente analogía: Supongamos que el ADN es una biblioteca en dónde encontramos libros de todo tipo y nosotros como usuarios estamos buscando alguno en particular (no queremos ni podemos llevarnos toda la información). Cuando llegamos a la biblioteca, la persona responsable de atendernos (el bibliotecario), funge como un intermediario o mensajero entre nosotros y todo el acervo bibliotecario y una vez que nos entrega el libro (la información) que necesitamos, dependiendo de su naturaleza, la podemos usar ya sea para realizar alguna tarea o para fines recreativos.

En la célula, este intermediario o mensajero es otra biomolécula conocida como ARN, la cual se origina al ‘copiarse’ o ‘transcribirse’ únicamente la información que se necesita del ADN en un momento determinado. Posteriormente, el ARN pasa por un proceso de maduración para que, con suerte, pueda llegar a otros sitios dentro de nuestras células conocidos como ribosomas en dónde se llevará a cabo la producción de proteínas.

Aparentemente, el proceso es sencillo pero no lo es; posee demasiados bemoles y eventualidades que para que nos demos una idea, suponiendo que el mensaje se entregó correctamente en los ribosomas y se producen las proteínas, aún estas pueden pasar por una serie de procesos que pueden afectar su función. De ahí que es importante tener presente que este proceso no lo podemos ver de una forma lineal; es importante estudiar y comprender todos los recovecos del flujo de la información genética para poder armar el rompecabezas y tener el panorama completo de lo que ocurre en cada ser vivo en una situación específica.

Quiero dedicar esta entrada a mi mentora y ex asesora de tesis del posgrado en Biociencias de la Universidad de Sonora, la doctora Corina Hayano Kanashiro, ya que mañana es su cumpleaños y para reiterarle mi agradecimiento por instruirme en el área de genética y biología molecular así como en mi formación profesional.

¡Excelente fin de semana para todos!