/ viernes 29 de octubre de 2021

Bio-informando | El sembrador salió a sembrar

El sembrador salió a sembrar. En las primeras entregas compartía mi pasión innata por el saber más, mi curiosidad por descifrar, comprender y descubrir el mundo que me rodea. He sido bendecido por maestros que han custodiado y desafiado esa llama interna convirtiéndola en un incendio feroz que seguirá propagándose a través de las personas a las que yo pueda contribuirles en algo, aun y cuando yo ya no esté en el mundo.

Una parte de la semilla cayó al borde del camino, la cual fue pisoteada y las aves del cielo la comieron. En las nuevas generaciones de estudiantes en las que me ha tocado colaborar he detectado un área importante a desarrollar que es el aprender a escuchar y el seguimiento de instrucciones. En cualquier profesión esto es básico ya que son las raíces para adquirir una formación integral, más en lo que es ciencia y salud, ya que en nuestras manos radican vidas. Si carecemos de esta habilidad por obstinación y falta de vocación, difícilmente lograremos hacer un bien a nuestros semejantes. Cuando uno es joven, en ocasiones, los intereses prioritarios son el sentido de pertenencia e identificación con nuestros contemporáneos más que la preparación académica y no vemos cómo nuestras actitudes y decisiones pueden impactar a largo plazo. Debemos aprovechar que las instituciones educativas nos brindan ese espacio seguro en donde si nos equivocamos podemos volverlo a intentar y aprovechar la experiencia de los docentes para salir airosos en las pruebas que la vida profesional presente. Me ocupa el ver casos de estudiantes que en ocasiones por distracción o pereza no mejoran sus notas pero uno debe comprender que no se puede obligar a otros a hacer las cosas que deben brotar de sí mismos.

Otra parte de las semillas cayó sobre rocas; brotaron pero luego se secaron por falta de humedad. La actualización y la práctica constante son las piedras angulares de un profesionista excelente. Existen personas que nacen con un don nato para desenvolverse virtuosamente en alguna o varias disciplinas pero no tienen la constancia y perseverancia para seguir creciendo por lo que aquella llama interna no se convierte en una hoguera. En cambio, puede haber estudiantes que no cuenten con ciertas cualidades, pero gracias a su perseverancia, actitud y trabajo duro logran colocarse al nivel o incluso por encima de aquellos que ya tienen el don.

Otra parte de las semillas caen entre espinos y éstos crecieron con la semilla y la ahogaron. En mi experiencia docente he podido detectar estudiantes con una capacidad enorme para hacer bien las cosas pero en ocasiones sus relaciones interpersonales o entorno son complejos y los absorben a tal grado que no les permiten avanzar. Los docentes comprometidos con su labor buscan dentro de lo ético y de lo que está en sus manos el poder auxiliar y guiar al estudiante para que siga adelante y levante una barrera contra aquello que no lo deja crecer; no obstante, uno como docente también debe entender que cuando los tutorados ya son adultos, estos tienen esa capacidad de decidir si avanzar o desviarse del camino. Uno no puede experimentar en cabeza ajena y en ocasiones es necesario que el alumno experimente en su propia piel situaciones que lo despierten de su letargo.

Finalmente, otra parte de las semillas cayó en tierra buena, creció y produjo el ciento por uno. […] El que tenga oídos que oiga. Es satisfactorio el corroborar que por lo menos en un estudiante el mensaje llega y me llena de orgullo el verle contento al sí mismo apreciar su avance. Celebro también que aquellos que reciben el mensaje, lo transmiten a otros y logran que estos últimos también crezcan garantizando que esa llama se perpetúe a través del tiempo. Esta entrega es un homenaje a todos aquellos maestros que a lo largo de mi vida han influido en mi persona de alguna manera; sólo me resta decirles: misión cumplida.

Bendecido fin de semana para todos.

El sembrador salió a sembrar. En las primeras entregas compartía mi pasión innata por el saber más, mi curiosidad por descifrar, comprender y descubrir el mundo que me rodea. He sido bendecido por maestros que han custodiado y desafiado esa llama interna convirtiéndola en un incendio feroz que seguirá propagándose a través de las personas a las que yo pueda contribuirles en algo, aun y cuando yo ya no esté en el mundo.

Una parte de la semilla cayó al borde del camino, la cual fue pisoteada y las aves del cielo la comieron. En las nuevas generaciones de estudiantes en las que me ha tocado colaborar he detectado un área importante a desarrollar que es el aprender a escuchar y el seguimiento de instrucciones. En cualquier profesión esto es básico ya que son las raíces para adquirir una formación integral, más en lo que es ciencia y salud, ya que en nuestras manos radican vidas. Si carecemos de esta habilidad por obstinación y falta de vocación, difícilmente lograremos hacer un bien a nuestros semejantes. Cuando uno es joven, en ocasiones, los intereses prioritarios son el sentido de pertenencia e identificación con nuestros contemporáneos más que la preparación académica y no vemos cómo nuestras actitudes y decisiones pueden impactar a largo plazo. Debemos aprovechar que las instituciones educativas nos brindan ese espacio seguro en donde si nos equivocamos podemos volverlo a intentar y aprovechar la experiencia de los docentes para salir airosos en las pruebas que la vida profesional presente. Me ocupa el ver casos de estudiantes que en ocasiones por distracción o pereza no mejoran sus notas pero uno debe comprender que no se puede obligar a otros a hacer las cosas que deben brotar de sí mismos.

Otra parte de las semillas cayó sobre rocas; brotaron pero luego se secaron por falta de humedad. La actualización y la práctica constante son las piedras angulares de un profesionista excelente. Existen personas que nacen con un don nato para desenvolverse virtuosamente en alguna o varias disciplinas pero no tienen la constancia y perseverancia para seguir creciendo por lo que aquella llama interna no se convierte en una hoguera. En cambio, puede haber estudiantes que no cuenten con ciertas cualidades, pero gracias a su perseverancia, actitud y trabajo duro logran colocarse al nivel o incluso por encima de aquellos que ya tienen el don.

Otra parte de las semillas caen entre espinos y éstos crecieron con la semilla y la ahogaron. En mi experiencia docente he podido detectar estudiantes con una capacidad enorme para hacer bien las cosas pero en ocasiones sus relaciones interpersonales o entorno son complejos y los absorben a tal grado que no les permiten avanzar. Los docentes comprometidos con su labor buscan dentro de lo ético y de lo que está en sus manos el poder auxiliar y guiar al estudiante para que siga adelante y levante una barrera contra aquello que no lo deja crecer; no obstante, uno como docente también debe entender que cuando los tutorados ya son adultos, estos tienen esa capacidad de decidir si avanzar o desviarse del camino. Uno no puede experimentar en cabeza ajena y en ocasiones es necesario que el alumno experimente en su propia piel situaciones que lo despierten de su letargo.

Finalmente, otra parte de las semillas cayó en tierra buena, creció y produjo el ciento por uno. […] El que tenga oídos que oiga. Es satisfactorio el corroborar que por lo menos en un estudiante el mensaje llega y me llena de orgullo el verle contento al sí mismo apreciar su avance. Celebro también que aquellos que reciben el mensaje, lo transmiten a otros y logran que estos últimos también crezcan garantizando que esa llama se perpetúe a través del tiempo. Esta entrega es un homenaje a todos aquellos maestros que a lo largo de mi vida han influido en mi persona de alguna manera; sólo me resta decirles: misión cumplida.

Bendecido fin de semana para todos.