/ lunes 18 de marzo de 2024

ElCrítico | Duna, parte dos: Más batallas en el desierto

El ascenso al poder. Fanatismo, religión y esperanza. Mujeres detrás del trono, pero en pleno dominio del reino. Y el desierto infinito. Así es Duna, parte dos (Dennis Villeneuve, 2024), cinta inscrita en el género fantasía cuya producción sorprende por su belleza y atrae por su audacia.

Además, un elenco de otro mundo, con personajes nuevos y viejos, escenifica el gran conflicto interplanetario al borde de una guerra santa cuyas consecuencias, épicas, aún no se muestran.

Duna, parte dos está a la mitad del camino respecto a la novela escrita por Frank Herbert; ahora, Paul Atreides (Timothee Chalamet) aparece como refugiado entre los Fremen quienes, al interpretar sus sagradas escrituras, concluyen que Paul es el mesías anunciado.

El savonarola que impulsa el designo es Stilgar (Javier Bardem) quien salpica de fundamentalismo y fe a la epopeya. El romance entre Paul y Chani (Zendaya) reserva un punto de conflicto: la guerrera no admite la naturaleza divinizada de su galán y, en la trinchera contraria, los Harkonnen, muy al estilo histórico del Imperio Romano, empiezan a sufrir evidentes manifestaciones de decadencia.

Es el momento para la rebelión y, de manera inexorable, para tomar al cielo por asalto, tal y como está escrito.

Envuelta en majestuosa fotografía y espectacular partitura musical, Duna, parte dos, reflexiona sobre la naturaleza humana frente al poder, el fervor religioso dispuesto al sacrificio y, sobre todo, el matriarcado que todo controla ya sea con el embarazo, la inteligencia la apropiación culturalo el sexo.

Más allá del vínculo constante con Lawrence de Arabia (David Lean, 1962), e incluso con Barry Lyndon (Stanley Kubrick, 1975), Duna, parte dos se sostiene entre beduinos galácticos, toneladas de arena y gusanos insaciables.

La metamorfosis de Paul Atreides no solo se quedarán en el nuevo nombre que le asignan los Fremen, los fundamentalistas. Por una parte se enfrentará a la posibilidad de sustituir un sistema obsoleto: el de los Harkonnen; y, en sentido opuesto, deberá conciliar la barbarie del nuevo orden impulsada por Jessica (Rebeca Fergusson), la madre mas manipuladora y ambiciosa como la que más.

Paul no ha llegado a ser el mesías de manera divina. Existe toda una red de intrigas políticas que, apalancadas en la fé y el deseo de liberación colonial, han colocado al héroe al borde de la canonización.

Duna, parte dos exhibe mayor músculo en batallas cuerpo a cuerpo. El combate entre Paul y el sádico Feyd-Rautha (Austin Butler) mantendrá en suspenso al auditorio, mientras que la guerra y los encuentros bélicos entre las fuerzas enemigas en Arrakis son también impresionantes.

Esta es una historia épica. Es reflexiva. Critica el poder del fanatismo religioso y el riesgo que representan líderes mesiánicos con demasiado poder.

Qué leer antes o después de la función

La Guerra del Fin del Mundo, de Mario Vargas Llosa. A finales del siglo XIX, en Brasil, surge un personaje mesiánico que será el líder de una guerra santa entre campesinos desheredados y el ejército. Una trama política y militar se articula para detener con toda su fuerza el movimiento que amenaza con expandirse.


El ascenso al poder. Fanatismo, religión y esperanza. Mujeres detrás del trono, pero en pleno dominio del reino. Y el desierto infinito. Así es Duna, parte dos (Dennis Villeneuve, 2024), cinta inscrita en el género fantasía cuya producción sorprende por su belleza y atrae por su audacia.

Además, un elenco de otro mundo, con personajes nuevos y viejos, escenifica el gran conflicto interplanetario al borde de una guerra santa cuyas consecuencias, épicas, aún no se muestran.

Duna, parte dos está a la mitad del camino respecto a la novela escrita por Frank Herbert; ahora, Paul Atreides (Timothee Chalamet) aparece como refugiado entre los Fremen quienes, al interpretar sus sagradas escrituras, concluyen que Paul es el mesías anunciado.

El savonarola que impulsa el designo es Stilgar (Javier Bardem) quien salpica de fundamentalismo y fe a la epopeya. El romance entre Paul y Chani (Zendaya) reserva un punto de conflicto: la guerrera no admite la naturaleza divinizada de su galán y, en la trinchera contraria, los Harkonnen, muy al estilo histórico del Imperio Romano, empiezan a sufrir evidentes manifestaciones de decadencia.

Es el momento para la rebelión y, de manera inexorable, para tomar al cielo por asalto, tal y como está escrito.

Envuelta en majestuosa fotografía y espectacular partitura musical, Duna, parte dos, reflexiona sobre la naturaleza humana frente al poder, el fervor religioso dispuesto al sacrificio y, sobre todo, el matriarcado que todo controla ya sea con el embarazo, la inteligencia la apropiación culturalo el sexo.

Más allá del vínculo constante con Lawrence de Arabia (David Lean, 1962), e incluso con Barry Lyndon (Stanley Kubrick, 1975), Duna, parte dos se sostiene entre beduinos galácticos, toneladas de arena y gusanos insaciables.

La metamorfosis de Paul Atreides no solo se quedarán en el nuevo nombre que le asignan los Fremen, los fundamentalistas. Por una parte se enfrentará a la posibilidad de sustituir un sistema obsoleto: el de los Harkonnen; y, en sentido opuesto, deberá conciliar la barbarie del nuevo orden impulsada por Jessica (Rebeca Fergusson), la madre mas manipuladora y ambiciosa como la que más.

Paul no ha llegado a ser el mesías de manera divina. Existe toda una red de intrigas políticas que, apalancadas en la fé y el deseo de liberación colonial, han colocado al héroe al borde de la canonización.

Duna, parte dos exhibe mayor músculo en batallas cuerpo a cuerpo. El combate entre Paul y el sádico Feyd-Rautha (Austin Butler) mantendrá en suspenso al auditorio, mientras que la guerra y los encuentros bélicos entre las fuerzas enemigas en Arrakis son también impresionantes.

Esta es una historia épica. Es reflexiva. Critica el poder del fanatismo religioso y el riesgo que representan líderes mesiánicos con demasiado poder.

Qué leer antes o después de la función

La Guerra del Fin del Mundo, de Mario Vargas Llosa. A finales del siglo XIX, en Brasil, surge un personaje mesiánico que será el líder de una guerra santa entre campesinos desheredados y el ejército. Una trama política y militar se articula para detener con toda su fuerza el movimiento que amenaza con expandirse.