/ lunes 25 de marzo de 2024

ElCrítico21 | Garra de Hierro: No hay peor lucha…

Todos sabemos, al menos en apariencia, que la lucha libre es un espectáculo deportivo que atrae al público por mezclar con habilidad entretenimiento, atletismo y actuación. Las batallas campales entre estos gladiadores forman una industria lucrativa en el mundo entero.

Pero hay niveles. Y también códigos y reglas que cumplir.

Garra de Hierro (Sam Durkin, 2024) es una película irregular que pretende romper con el cartabón reservado para las cintas deportivas. Con este propósito cuenta la trágica historia de los hermanos Von Erich, célebres luchadores de Texas que interpretaron — a tres caídas, sin limite de tiempo— una desgarradora batalla contra el destino y la muerte.

Bienvenidos al rancho de los Von Erich. Aquí viven, entre amaneceres bucólicos y el aroma de la campiña, padre enérgico (Holt McCallaney), madre desdibujada (Maura Tierney) y cuatro vigorosos cachorros: Kevin (Zac Efron), David (Harris Dickinson), Kerry (Jeremy Allen White) y el más joven, Mike (Stanley Simmons): el clan pasa los días entre desayunos en ropa interior, confesiones entre cervezas, masturbaciones en la ducha y, en general, con el olor a testosterona y machismo diseminado en acres crepusculares en Texas.

Para el patriarca la lucha libre es la mejor disciplina para formar a sus varones: “Hay que ser los más rudos, los más fuertes, los más duros para ser los mejores”. Y con este mantra papá inicia la aventura en el pancracio con sus vástagos.

Garra de Hierro está basada en hechos reales. Ambientada, por lo tanto, durante el período de 1979 a 1992, es posible comprender el contexto de la época. El mundo era de esa manera. Aunque algunos nuevos espectadores mas sensibles, no logren entenderlo.

El cine, sobre todo en Hollywood, se ha alejado del drama deportivo para enaltecer el esfuerzo individual. Así se preserva el mito de la superación como fuente primaria del éxito y, por lo mismo, de la felicidad. Ejemplos de esto, sobran. Hay muchos más Rocky (John G. Avildesen, 1976) que Toro Salvaje (Martin Scorsese, 1980).

Sin embargo, hay algo en la lucha libre que inspira a exhibir su lado trágico: El luchador (Darren Aron0fsky, 2008), es el mejor ejemplo de esta circunstancia. Se repite el drama del payaso que debe esconder su dolor en la risa: el show debe continuar.

Garra de Hierro busca ir un poco más allá al tratar de mostrar las grietas de la apología a la familia por sobre todas las cosas, ya que detrás del ánimo y el impulso que los muchachos del verano reciben de su padre, se esconde la crueldad infinita y la total ausencia del duelo porque, como bien se sabe, “los hombres no lloran, pero papá factura”.

Con buenas intenciones en sus dos horas de proyección, Garra de Hierro se queda a medio camino. El guion no logra desarrollar bien a bien qué o quién es el antagonista de este drama sin final. ¿Es el padre obstinado que minimiza o ignora la fragilidad de sus hijos? ¿Es el destino empeñado en impedir que los Von Erich alcancen la gloria y la grandeza definitivas?

Padecimientos no diagnosticados a tiempo, depresión y poca tolerancia a la frustración, decepciones ante la vida y la muerte, accidentes rocambolescos y —esto es culpa de los productores— las más espantosas pelucas para emular los estilos de entonces —en una estela de fatalidades que dejan a Will Smith y a su Rey Richard (Reinaldo Marcus Green, 2021 ) con muy poco que decir.

Qué leer antes o después de la función

Santo y Seña, de Mara Romero y Miguel Ángel Avilés. Ensayo publicado por el Instituto de Cultura de Baja California que aborda a la leyenda de la lucha libre mexicana a través de su trayectoria deportiva y artística, explorando su posicionamiento como ídolo popular e ícono de la cultura nacional.

Todos sabemos, al menos en apariencia, que la lucha libre es un espectáculo deportivo que atrae al público por mezclar con habilidad entretenimiento, atletismo y actuación. Las batallas campales entre estos gladiadores forman una industria lucrativa en el mundo entero.

Pero hay niveles. Y también códigos y reglas que cumplir.

Garra de Hierro (Sam Durkin, 2024) es una película irregular que pretende romper con el cartabón reservado para las cintas deportivas. Con este propósito cuenta la trágica historia de los hermanos Von Erich, célebres luchadores de Texas que interpretaron — a tres caídas, sin limite de tiempo— una desgarradora batalla contra el destino y la muerte.

Bienvenidos al rancho de los Von Erich. Aquí viven, entre amaneceres bucólicos y el aroma de la campiña, padre enérgico (Holt McCallaney), madre desdibujada (Maura Tierney) y cuatro vigorosos cachorros: Kevin (Zac Efron), David (Harris Dickinson), Kerry (Jeremy Allen White) y el más joven, Mike (Stanley Simmons): el clan pasa los días entre desayunos en ropa interior, confesiones entre cervezas, masturbaciones en la ducha y, en general, con el olor a testosterona y machismo diseminado en acres crepusculares en Texas.

Para el patriarca la lucha libre es la mejor disciplina para formar a sus varones: “Hay que ser los más rudos, los más fuertes, los más duros para ser los mejores”. Y con este mantra papá inicia la aventura en el pancracio con sus vástagos.

Garra de Hierro está basada en hechos reales. Ambientada, por lo tanto, durante el período de 1979 a 1992, es posible comprender el contexto de la época. El mundo era de esa manera. Aunque algunos nuevos espectadores mas sensibles, no logren entenderlo.

El cine, sobre todo en Hollywood, se ha alejado del drama deportivo para enaltecer el esfuerzo individual. Así se preserva el mito de la superación como fuente primaria del éxito y, por lo mismo, de la felicidad. Ejemplos de esto, sobran. Hay muchos más Rocky (John G. Avildesen, 1976) que Toro Salvaje (Martin Scorsese, 1980).

Sin embargo, hay algo en la lucha libre que inspira a exhibir su lado trágico: El luchador (Darren Aron0fsky, 2008), es el mejor ejemplo de esta circunstancia. Se repite el drama del payaso que debe esconder su dolor en la risa: el show debe continuar.

Garra de Hierro busca ir un poco más allá al tratar de mostrar las grietas de la apología a la familia por sobre todas las cosas, ya que detrás del ánimo y el impulso que los muchachos del verano reciben de su padre, se esconde la crueldad infinita y la total ausencia del duelo porque, como bien se sabe, “los hombres no lloran, pero papá factura”.

Con buenas intenciones en sus dos horas de proyección, Garra de Hierro se queda a medio camino. El guion no logra desarrollar bien a bien qué o quién es el antagonista de este drama sin final. ¿Es el padre obstinado que minimiza o ignora la fragilidad de sus hijos? ¿Es el destino empeñado en impedir que los Von Erich alcancen la gloria y la grandeza definitivas?

Padecimientos no diagnosticados a tiempo, depresión y poca tolerancia a la frustración, decepciones ante la vida y la muerte, accidentes rocambolescos y —esto es culpa de los productores— las más espantosas pelucas para emular los estilos de entonces —en una estela de fatalidades que dejan a Will Smith y a su Rey Richard (Reinaldo Marcus Green, 2021 ) con muy poco que decir.

Qué leer antes o después de la función

Santo y Seña, de Mara Romero y Miguel Ángel Avilés. Ensayo publicado por el Instituto de Cultura de Baja California que aborda a la leyenda de la lucha libre mexicana a través de su trayectoria deportiva y artística, explorando su posicionamiento como ídolo popular e ícono de la cultura nacional.