/ lunes 8 de abril de 2024

ElCrítico21 | Zona de interés: Lo que se ve y lo que se escucha

¿Qué hace diferente al holocausto judío de la Segunda Guerra Mundial? Sabemos de devastadoras masacres a lo largo de la historia —algunas de consecuencias aún mayores que las cometidas en la Europa totalitaria— y sin embargo, Auschwitz no abandona nuestra memoria.

La diferencia es la sistematización. Ciencia, política e ideología trabajando en un mismo propósito: desaparecer a la raza judía.

Y existe otro punto aterrador: la normalización del horror. La indiferencia con la que los ciudadanos alemanes vivían tan espantosa distopia. Indolencia que encontró eco en buena parte del mundo.

Es así como Zona de interés (Jonathan Glazer, 2023) es una de las mejores películas acerca del genocidio hebraico. Y es una experiencia sensorial asombrosa, invasiva, incómoda y deslumbrante.

En Zona de interés la trama es lineal, básica y minimalista. Es la historia de Rudolph Hess (Christian Fiedel) y Hedwig, su esposa (Sandra Huller) viviendo en el paraíso que representa su finca veraniega. El contraste es que detrás de la barda de dicha propiedad se encuentra Auschwitz, el infame campo de concentración.

Así, sin mostrar violencia, los horrores del holocausto se comparten a través del sonido. Gritos, lamentos y llanto se mezclan con detonaciones, ecos tóxicos de hornos crematorios, aullidos metálicos y la negra resonancia de la muerte.

Zona de interés exhibe la cotidianeidad de una familia privilegiada y su servicio doméstico en natural convivencia con el infierno mismo.

Para Hedwig esa vida bucólica, edén de eterna primavera, se ve amenazada cuando llega la orden para que Rudolph Hess se traslade a otro sitio. La mujer se opone a dejar la belleza alcanzada.

El angustiante sonido de la tortura y el exterminio tiene como contrapunto imágenes de gracia y hermosura. Esto crea la distópica paradoja que hace de Zona de interés una cinta memorable. Hay una consecución de escenas —apuntaladas por esa disonancia avasalladora y brutal— para enumerar.

Momento emblemático es la secuencia en la que toda la familia Hess se divierten en el jardín y, al fondo, gruesas chimeneas del campo escupen nubes de humo oscuro y ondulante en el cielo azul; otro, es la aparición de una niña que deja manzanas en la noche y descubre la partitura de una pieza musical que interpreta en el piano de su casa: será la única música relevante en toda la película.

Zona de interés debe su valor al contraste. Ambientes de paz, armonía y felicidad a través del sentido de la vista, y el horror de las víctimas vecinas gracias al sonido que no dará tregua al espectador.

Sin duda, una de las mejores películas sobre el holocausto y una de las mejores cintas del año.

Qué leer antes o después de la función

El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl. Escrito a partir de la experiencia de sobrevivir a Auschwitz, este reconocido siquiatra descubre la sensación de ser desprovisto de todo, excepto de la existencia misma. Es así como provoca una reflexión acerca del propósito de la vida humana. Vivir con creatividad, humor y responsabilidad aún en tiempos de crisis.


¿Qué hace diferente al holocausto judío de la Segunda Guerra Mundial? Sabemos de devastadoras masacres a lo largo de la historia —algunas de consecuencias aún mayores que las cometidas en la Europa totalitaria— y sin embargo, Auschwitz no abandona nuestra memoria.

La diferencia es la sistematización. Ciencia, política e ideología trabajando en un mismo propósito: desaparecer a la raza judía.

Y existe otro punto aterrador: la normalización del horror. La indiferencia con la que los ciudadanos alemanes vivían tan espantosa distopia. Indolencia que encontró eco en buena parte del mundo.

Es así como Zona de interés (Jonathan Glazer, 2023) es una de las mejores películas acerca del genocidio hebraico. Y es una experiencia sensorial asombrosa, invasiva, incómoda y deslumbrante.

En Zona de interés la trama es lineal, básica y minimalista. Es la historia de Rudolph Hess (Christian Fiedel) y Hedwig, su esposa (Sandra Huller) viviendo en el paraíso que representa su finca veraniega. El contraste es que detrás de la barda de dicha propiedad se encuentra Auschwitz, el infame campo de concentración.

Así, sin mostrar violencia, los horrores del holocausto se comparten a través del sonido. Gritos, lamentos y llanto se mezclan con detonaciones, ecos tóxicos de hornos crematorios, aullidos metálicos y la negra resonancia de la muerte.

Zona de interés exhibe la cotidianeidad de una familia privilegiada y su servicio doméstico en natural convivencia con el infierno mismo.

Para Hedwig esa vida bucólica, edén de eterna primavera, se ve amenazada cuando llega la orden para que Rudolph Hess se traslade a otro sitio. La mujer se opone a dejar la belleza alcanzada.

El angustiante sonido de la tortura y el exterminio tiene como contrapunto imágenes de gracia y hermosura. Esto crea la distópica paradoja que hace de Zona de interés una cinta memorable. Hay una consecución de escenas —apuntaladas por esa disonancia avasalladora y brutal— para enumerar.

Momento emblemático es la secuencia en la que toda la familia Hess se divierten en el jardín y, al fondo, gruesas chimeneas del campo escupen nubes de humo oscuro y ondulante en el cielo azul; otro, es la aparición de una niña que deja manzanas en la noche y descubre la partitura de una pieza musical que interpreta en el piano de su casa: será la única música relevante en toda la película.

Zona de interés debe su valor al contraste. Ambientes de paz, armonía y felicidad a través del sentido de la vista, y el horror de las víctimas vecinas gracias al sonido que no dará tregua al espectador.

Sin duda, una de las mejores películas sobre el holocausto y una de las mejores cintas del año.

Qué leer antes o después de la función

El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl. Escrito a partir de la experiencia de sobrevivir a Auschwitz, este reconocido siquiatra descubre la sensación de ser desprovisto de todo, excepto de la existencia misma. Es así como provoca una reflexión acerca del propósito de la vida humana. Vivir con creatividad, humor y responsabilidad aún en tiempos de crisis.