/ martes 7 de abril de 2020

Salud y bienestar | #LaVocaciónNoMeProtege

¿Qué es lo que lleva a una persona decidir que quiere ser médico?; ¿qué es lo que le lleva a invertir su vida en dar de forma altruista un tiempo muy preciado que podría regalárselo para él mismo y su entorno?

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En el sacrificio de estudiar toda la vida hay una consigna que quizá pueda explicar la vocación de ser médico; lo que nos motiva a estudiar la medicina sabiendo la dificultad que entraña: “Estudia hoy como si fueses a vivir eternamente, vive hoy como si fueras a morir mañana”. Y pareciera que esto último, algunos lo han entendido bien.

El entorno en el que está inmerso el sistema de salud ha cambiado considerablemente debido a factores que adquieren cada vez más fuerza y protagonismo en la planificación de las organizaciones y recursos cuyo principal objetivo es mejorar la salud de la población.

Sin una reforma de largo alcance, con un sistema fragmentado y con inequidades marcadas en el acceso y la calidad de la atención los hospitales públicos son probablemente una de las instituciones que más se han visto afectadas en su vocación de preservar los principios de la seguridad social.

Y esto lo sabe el médico en su práctica diaria, sin embargo el médico en formación quizá tenga otra expectativa, cuando somos estudiantes de medicina el reloj puede correr a favor, en contra o incluso a veces da la sensación de que ni siquiera corre.

Por ejemplo, podemos llegar temprano a una clase y esperar tranquilamente a que comience pero también podemos llegar tarde y no encontrar sitio para sentarnos.

Ahora, imaginemos que estamos de guardia en un hospital, día y noche en la puerta de urgencias atendiendo a los pacientes sin prácticamente descanso, pacientes que a veces da la sensación que nunca dejan de llegar.

El servicio social en medicina inicia en México en 1936 y después de 83 años de existencia sus fundamentos y objetivos continúan siendo básicamente los mismos.

Después de la Revolución Mexicana, una disputa política e ideológica sobre el papel de la educación en el país entre el Gobierno nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México, derivó en su creación.

Antes de recibir el título de médico, todos los egresados debían pasar una temporada en los servicios rurales de salud para “retribuir a la sociedad la deuda que contraían por haberlos educado”.

Con el tiempo el servicio social se convirtió en una fuente de oferta de trabajo médico para zonas rurales cuyos habitantes eran receptores principales de una política de beneficencia (sic) por parte del Estado.

Históricamente, esto ha permitido a las autoridades de salud federal y estatal suplir la fuerza de trabajo profesionalizada que por razones financieras y laborales no podía ser atraída para prestar servicios en zonas rurales, y ¿sabe qué? Seguimos igual.

Quizá usted no lo sepa, lector; pero en las comunidades rurales, la SSA no ha podido costear médicos titulados para atender a sus pobladores, por lo que envía a su mano de obra “barata”: Los médicos pasantes, que por cierto, su derechohabiencia es el IMSS.

Las agresiones que sufren los médicos en sus escenarios laborales no son resultado únicamente de la interacción de actos inseguros y condiciones peligrosas que se presentan, sino que detrás de estas causas existen otras, como la falta de equipos de protección personal y colectiva, falta de personal de seguridad física y psicológicamente apto para manejar una situación violenta y causas raíz; desconocimiento de nociones en salud en el trabajo y seguridad e higiene ocupacional, ausencia de programas de seguridad contra las agresiones, inexistencia de actividades dirigidas a la detección, evaluación y seguimientos de este tipo de hechos, y que favorecen la presencia y persistencia de las agresiones hacia los médicos.

Hoy los invitan justificando su “vocación” para hacer frente a una pandemia que no hemos comprendido en su totalidad, pero hemos visto su devastación.

En un comentario del doctor Bin Cao, en una revista médica predice que el 25% de los médicos morirán en la lucha contra el Covid-19. Y no queremos aumentar el porcentaje con nuevos “niños héroes”; la estrategia #LaVocaciónNoMeProtege es válida y comprensible, hay tiempo para recapacitar.

Dr. César Álvarez Pacheco cesar_ap@hotmail.com @cesar_alvarezp Huatabampo, Sonora.

¿Qué es lo que lleva a una persona decidir que quiere ser médico?; ¿qué es lo que le lleva a invertir su vida en dar de forma altruista un tiempo muy preciado que podría regalárselo para él mismo y su entorno?

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En el sacrificio de estudiar toda la vida hay una consigna que quizá pueda explicar la vocación de ser médico; lo que nos motiva a estudiar la medicina sabiendo la dificultad que entraña: “Estudia hoy como si fueses a vivir eternamente, vive hoy como si fueras a morir mañana”. Y pareciera que esto último, algunos lo han entendido bien.

El entorno en el que está inmerso el sistema de salud ha cambiado considerablemente debido a factores que adquieren cada vez más fuerza y protagonismo en la planificación de las organizaciones y recursos cuyo principal objetivo es mejorar la salud de la población.

Sin una reforma de largo alcance, con un sistema fragmentado y con inequidades marcadas en el acceso y la calidad de la atención los hospitales públicos son probablemente una de las instituciones que más se han visto afectadas en su vocación de preservar los principios de la seguridad social.

Y esto lo sabe el médico en su práctica diaria, sin embargo el médico en formación quizá tenga otra expectativa, cuando somos estudiantes de medicina el reloj puede correr a favor, en contra o incluso a veces da la sensación de que ni siquiera corre.

Por ejemplo, podemos llegar temprano a una clase y esperar tranquilamente a que comience pero también podemos llegar tarde y no encontrar sitio para sentarnos.

Ahora, imaginemos que estamos de guardia en un hospital, día y noche en la puerta de urgencias atendiendo a los pacientes sin prácticamente descanso, pacientes que a veces da la sensación que nunca dejan de llegar.

El servicio social en medicina inicia en México en 1936 y después de 83 años de existencia sus fundamentos y objetivos continúan siendo básicamente los mismos.

Después de la Revolución Mexicana, una disputa política e ideológica sobre el papel de la educación en el país entre el Gobierno nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México, derivó en su creación.

Antes de recibir el título de médico, todos los egresados debían pasar una temporada en los servicios rurales de salud para “retribuir a la sociedad la deuda que contraían por haberlos educado”.

Con el tiempo el servicio social se convirtió en una fuente de oferta de trabajo médico para zonas rurales cuyos habitantes eran receptores principales de una política de beneficencia (sic) por parte del Estado.

Históricamente, esto ha permitido a las autoridades de salud federal y estatal suplir la fuerza de trabajo profesionalizada que por razones financieras y laborales no podía ser atraída para prestar servicios en zonas rurales, y ¿sabe qué? Seguimos igual.

Quizá usted no lo sepa, lector; pero en las comunidades rurales, la SSA no ha podido costear médicos titulados para atender a sus pobladores, por lo que envía a su mano de obra “barata”: Los médicos pasantes, que por cierto, su derechohabiencia es el IMSS.

Las agresiones que sufren los médicos en sus escenarios laborales no son resultado únicamente de la interacción de actos inseguros y condiciones peligrosas que se presentan, sino que detrás de estas causas existen otras, como la falta de equipos de protección personal y colectiva, falta de personal de seguridad física y psicológicamente apto para manejar una situación violenta y causas raíz; desconocimiento de nociones en salud en el trabajo y seguridad e higiene ocupacional, ausencia de programas de seguridad contra las agresiones, inexistencia de actividades dirigidas a la detección, evaluación y seguimientos de este tipo de hechos, y que favorecen la presencia y persistencia de las agresiones hacia los médicos.

Hoy los invitan justificando su “vocación” para hacer frente a una pandemia que no hemos comprendido en su totalidad, pero hemos visto su devastación.

En un comentario del doctor Bin Cao, en una revista médica predice que el 25% de los médicos morirán en la lucha contra el Covid-19. Y no queremos aumentar el porcentaje con nuevos “niños héroes”; la estrategia #LaVocaciónNoMeProtege es válida y comprensible, hay tiempo para recapacitar.

Dr. César Álvarez Pacheco cesar_ap@hotmail.com @cesar_alvarezp Huatabampo, Sonora.