En una declaración a un medio de comunicación, Ixchel Cisneros declaró que los sonorenses son machistas. Me llamó mucho la atención el apellido, pues generalmente procede de tierras guerrerenses.
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Me di a la tarea de buscar sus antecedentes y, efectivamente, Ixchel Cisneros Soltero hizo su vida en el entonces Distrito Federal y eventualmente viene a Sonora. Ella se identifica como “nacida en una marcha, y crecida entre guerrilleros”.
Quitarse el pasamontañas, le da el bono de haber encabezado la marcha de mil quinientas féminas en contra de la violencia de género. Sin embargo, habría que precisar varias cosas de Ixchel que se encuentran ampliamente detalladas en Google. Búsquela como Ixchel Cisneros Soltero.
Es evidente que la chica ha soliviantado a una multitud de mujeres sonorenses sin que ella tenga alguna raíz directa y personal con esta tierra, lo cual nos habla de intereses que traspasan las fronteras y límites de esta entidad federativa.
Quien esto escribe, admira las manifestaciones populares, pero jamás admitirá como línea de acción la violencia que se registra por quienes recurren a las mismas.
Ya tuvimos muchos casos de marchas de hombres que hicieron de la violencia su actuación primaria. Las mujeres están replicando las acciones de los hombres, incluso para demostrar que pueden ser violentas y ser presa del odio a las instituciones.
Curiosamente, estuve reflexionando sobre la serie de películas “El planeta de los Simios” que nos proyecta un grupo de animales irracionales que van destruyendo cuanto se atraviesa en su camino, como una especie de venganza en contra de los humanos.
Vandalizan todo a su paso, gimen, gritan, chillan, y emiten sonidos raros que dan la exacta dimensión de encontrarse en una verdadera selva donde viven y se desarrollan esos seres irracionales y peligrosos.
Hasta que un día, los simios empiezan a hablar como los humanos, a través de su líder principal, convirtiendo su comportamiento en visos de racionalización y civilización.
Hoy, los papeles se han invertido. Los seres humanos civilizados se han convertido en verdaderos simios que no entienden razones, vandalizan, agreden, y lamentablemente sin haber un motivo aparente, destruyen y atacan instituciones que velan por el orden social como es el Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Sonora.
Si hay crimen, ¿habrá castigo? ¿O se ratificarán las políticas equivocadas de repartir besos y abrazos para que otras multitudes repliquen esas mismas acciones en otro lado y en otra ocasión?
Hoy las guerrilleras son light, no resistirían un macanazo o un golpe en el hígado de parte de las fuerzas del orden como se resentía en otros años.
Un verdadero Planeta de los Simios. ¿Y los controles de los padres de dichas chicas, por qué no se dejaron sentir? ¿También están en contra de Sonora y de los sonorenses?
O usted, ¿qué opina amable lector?
El autor es abogado postulante por la UNAM, ha sido catedrático universitario en varios estados y articulista en diversos periódicos del país.
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