/ martes 1 de octubre de 2019

A propósito | La lloroncita

Quien esto escribe, siempre ha sido muy considerado en cuanto a esa retahíla de moda, llamada equidad de género, perspectiva de género, y todo lo relacionado con la mujer.

Sin embargo, la mujer metida a la política debe ser tratada con la igualdad de género conque quiere ser considerada, justo a la par de los hombres.

Sufrirá en carne propia los embates de los gobernados, quienes hoy ya exigen con gritos y mentadas de madre. Han creado una conciencia crítica y social muy importante, restándole valor a la figura gubernamental.

Sea del partido que sea, del color o de la ideología, del estrato social de donde provenga, del partido camuflado que obedezca, los gobernantes están a diario en el escaparate público, donde, parecido al Muro de las Lamentaciones, van a llorar sus ineptitudes e impotencias.

En Hermosillo, Sonora, una panista de hueso colorado, pero transfigurada como el lomo de liebre, en el oportunismo político, decidió puentear su ideología azul, por la ambición guinda de Morena para alcanzar la Presidencia Municipal de esa capital sonorense.

En campaña, arrogante e intolerante, espetó ante las masas que le escuchaban: “les vamos a partir su madre”, tal y como si su lenguaje carretonero le sería útil en una sociedad como la nuestra que todavía guarda mal gusto y pudor a ciertas conductas inadecuadas como la de la presidenta municipal actual.

Como un ventarrón, queriendo arrasar cuanto se le pusiera por delante, Célida López Cárdenas, originaria de Puerto Peñasco, no de la capital, tuvo que doblar la cérvix ante la impotencia por no poder controlar a la inseguridad pública y a los baches de la ciudad.

Nunca como hoy, da vergüenza transitar la ciudad capital. Baches por todos lados, y delincuentes al por mayor. Al rendir su Primer Informe de Gobierno municipal la presidenta de marras, olvidando “los pantaloncitos” que dijo tener, soltó en llanto lamentándose del deterioro que la ciudad registra.

¿No que muy entrona, pues? Al igual que todos los gobernantes morenistas no atan ni desatan. Sus esperanzas fallidas de que AMLO les ayudaría, se alejaron en un santiamén. Y no les queda más que llorar en público para decepción de muchos, y complacencia de unos cuantos.

Aquí, no existe más que una sospecha. O la presidenta de marras está inflando mucho los gastos de operación de su administración, colocando amigos, compadres, y demás fauna proveniente de Morena y el PAN, o de plano, se están robando de nuevo el precario presupuesto que dicen tener asignado.

Sea una cosa o sea otra, qué triste es tener una dizque política al frente de la Comuna, llorando a trago amargo su impotencia, su ineptitud, su falta de imaginación y de iniciativa para resolver los problemas que nos aquejan.

Y por favor, no sueñe usted con ser gobernadora del Estado. Se requieren muchos arrestos.

O usted, ¿qué opina amable lector?

Quien esto escribe, siempre ha sido muy considerado en cuanto a esa retahíla de moda, llamada equidad de género, perspectiva de género, y todo lo relacionado con la mujer.

Sin embargo, la mujer metida a la política debe ser tratada con la igualdad de género conque quiere ser considerada, justo a la par de los hombres.

Sufrirá en carne propia los embates de los gobernados, quienes hoy ya exigen con gritos y mentadas de madre. Han creado una conciencia crítica y social muy importante, restándole valor a la figura gubernamental.

Sea del partido que sea, del color o de la ideología, del estrato social de donde provenga, del partido camuflado que obedezca, los gobernantes están a diario en el escaparate público, donde, parecido al Muro de las Lamentaciones, van a llorar sus ineptitudes e impotencias.

En Hermosillo, Sonora, una panista de hueso colorado, pero transfigurada como el lomo de liebre, en el oportunismo político, decidió puentear su ideología azul, por la ambición guinda de Morena para alcanzar la Presidencia Municipal de esa capital sonorense.

En campaña, arrogante e intolerante, espetó ante las masas que le escuchaban: “les vamos a partir su madre”, tal y como si su lenguaje carretonero le sería útil en una sociedad como la nuestra que todavía guarda mal gusto y pudor a ciertas conductas inadecuadas como la de la presidenta municipal actual.

Como un ventarrón, queriendo arrasar cuanto se le pusiera por delante, Célida López Cárdenas, originaria de Puerto Peñasco, no de la capital, tuvo que doblar la cérvix ante la impotencia por no poder controlar a la inseguridad pública y a los baches de la ciudad.

Nunca como hoy, da vergüenza transitar la ciudad capital. Baches por todos lados, y delincuentes al por mayor. Al rendir su Primer Informe de Gobierno municipal la presidenta de marras, olvidando “los pantaloncitos” que dijo tener, soltó en llanto lamentándose del deterioro que la ciudad registra.

¿No que muy entrona, pues? Al igual que todos los gobernantes morenistas no atan ni desatan. Sus esperanzas fallidas de que AMLO les ayudaría, se alejaron en un santiamén. Y no les queda más que llorar en público para decepción de muchos, y complacencia de unos cuantos.

Aquí, no existe más que una sospecha. O la presidenta de marras está inflando mucho los gastos de operación de su administración, colocando amigos, compadres, y demás fauna proveniente de Morena y el PAN, o de plano, se están robando de nuevo el precario presupuesto que dicen tener asignado.

Sea una cosa o sea otra, qué triste es tener una dizque política al frente de la Comuna, llorando a trago amargo su impotencia, su ineptitud, su falta de imaginación y de iniciativa para resolver los problemas que nos aquejan.

Y por favor, no sueñe usted con ser gobernadora del Estado. Se requieren muchos arrestos.

O usted, ¿qué opina amable lector?