/ viernes 7 de enero de 2022

Bio-Informando | En sus marcas, listos, ¡Covid!

Como cada término e inicio de año, una vorágine de pensamientos, emociones y sentimientos se sientan en mi mesa; algunos me traen nostalgia de los buenos momentos y de las personas que con el paso del tiempo se van quedando atrás, otros me crean un poco de incertidumbre de lo que está por venir pero otros me siguen inspirando y llenando de esperanza para el futuro.

Al hacer el balance del año que concluye, rescato bastantes cosas logradas, aprendizajes y áreas de oportunidad nuevas (y otras no tanto) en las que hay que trabajar para ser mejor persona. Sin embargo, ya en la puerta de este 2022 y listo para arrancar, por segunda vez nos estamos enfrentando a un escenario complejo pero no del todo desconocido para estas fechas del año: el alto número de contagios por parte del SARS-CoV-2.

Absolutamente todos nos encontramos saturados con respecto a este tema y está demás decir que el virus llegó para quedarse. En el regreso paulatino a lo habitual, me he percatado de diferentes posturas ante la situación actual, no obstante las que predominan son dos: 1-) Seguimiento de las medidas pertinentes sin caer en la histeria y paranoia y 2-) Absoluta desidia por el cuidado propio y de los demás. Sin duda alguna, la vida sigue: Eso es de sí o sí, sobre todo por salud mental, emocional y económica pero eso no significa que debamos hacer caso omiso a lo que estamos viviendo.

En mis redes sociales personales son bastantes los casos tanto de gente cercana como de políticos y famosos que comparten su experiencia al ser diagnosticados positivos al virus. Lo que llama mi atención es que se ha contagiado gente que no habían contraído el virus anteriormente, pero también es cierto que hay una incidencia menor de hospitalizaciones y defunciones. Esto puede deberse en primera instancia a las vacunas y es de reconocer que, a diferencia de otros países con mayor desarrollo, México junto con otros países latinos se ha distinguido por su participación activa en el proceso de vacunación.

Lamentablemente, en países desarrollados, las cifras de casos son estratosféricas por ideologías infundadas además se alega también que se tiene el derecho a decidir no vacunarse y no se siguen las medidas sanitarias recomendadas; sin embargo, el derecho de uno termina cuando agredimos el del otro. Vivimos en comunidad y esto no terminará si hay desigualdad en la distribución de vacunas, poco sentido de responsabilidad social y ausencia de prudencia.

La presencia del virus es una realidad, se sigue estudiando y aprendiendo a convivir con él. Por otra parte, la variante Ómicron muy seguramente ya está circulando en nuestra entidad y hasta donde la evidencia científica ha reportado, tanto la sintomatología como la incidencia de hospitalizaciones y mortalidad no se comparan al resto de variantes pero no por ello vamos a bajar la guardia.

Repito, la responsabilidad es de todos no sólo del Gobierno. Escuchemos a los verdaderos expertos y en el contexto en el que están emitiendo la información. No permitamos ni que el miedo ni la desidia afecte nuestro sentido común y nuestra capacidad de análisis y crítica.

Están surgiendo tratamientos y fármacos para el tratamiento temprano de la enfermedad avalados por las autoridades competentes por lo que me mantengo optimista para el futuro.

Una vez más en este espacio hago la siguiente mención: La historia y las experiencias nos ayudan a adquirir aprendizajes para evitar cometer los mismos errores. Ya sabemos qué funciona y qué no. El estar al aire libre no es medida de prevención de transmisión del virus; la reduce si y sólo si se está usando correctamente el cubrebocas y se está vacunado. Estemos atentos no sólo a lo que reportan las instituciones de salud sino a lo que estamos observando en nuestro entorno, consultemos varias fuentes confiables y en base a ello tomemos decisiones.

Les recomiendo prudencia y atención médica oportuna ante la menor sospecha de contagio. Sigámonos cuidando. Un abrazo y buen fin de semana.


Como cada término e inicio de año, una vorágine de pensamientos, emociones y sentimientos se sientan en mi mesa; algunos me traen nostalgia de los buenos momentos y de las personas que con el paso del tiempo se van quedando atrás, otros me crean un poco de incertidumbre de lo que está por venir pero otros me siguen inspirando y llenando de esperanza para el futuro.

Al hacer el balance del año que concluye, rescato bastantes cosas logradas, aprendizajes y áreas de oportunidad nuevas (y otras no tanto) en las que hay que trabajar para ser mejor persona. Sin embargo, ya en la puerta de este 2022 y listo para arrancar, por segunda vez nos estamos enfrentando a un escenario complejo pero no del todo desconocido para estas fechas del año: el alto número de contagios por parte del SARS-CoV-2.

Absolutamente todos nos encontramos saturados con respecto a este tema y está demás decir que el virus llegó para quedarse. En el regreso paulatino a lo habitual, me he percatado de diferentes posturas ante la situación actual, no obstante las que predominan son dos: 1-) Seguimiento de las medidas pertinentes sin caer en la histeria y paranoia y 2-) Absoluta desidia por el cuidado propio y de los demás. Sin duda alguna, la vida sigue: Eso es de sí o sí, sobre todo por salud mental, emocional y económica pero eso no significa que debamos hacer caso omiso a lo que estamos viviendo.

En mis redes sociales personales son bastantes los casos tanto de gente cercana como de políticos y famosos que comparten su experiencia al ser diagnosticados positivos al virus. Lo que llama mi atención es que se ha contagiado gente que no habían contraído el virus anteriormente, pero también es cierto que hay una incidencia menor de hospitalizaciones y defunciones. Esto puede deberse en primera instancia a las vacunas y es de reconocer que, a diferencia de otros países con mayor desarrollo, México junto con otros países latinos se ha distinguido por su participación activa en el proceso de vacunación.

Lamentablemente, en países desarrollados, las cifras de casos son estratosféricas por ideologías infundadas además se alega también que se tiene el derecho a decidir no vacunarse y no se siguen las medidas sanitarias recomendadas; sin embargo, el derecho de uno termina cuando agredimos el del otro. Vivimos en comunidad y esto no terminará si hay desigualdad en la distribución de vacunas, poco sentido de responsabilidad social y ausencia de prudencia.

La presencia del virus es una realidad, se sigue estudiando y aprendiendo a convivir con él. Por otra parte, la variante Ómicron muy seguramente ya está circulando en nuestra entidad y hasta donde la evidencia científica ha reportado, tanto la sintomatología como la incidencia de hospitalizaciones y mortalidad no se comparan al resto de variantes pero no por ello vamos a bajar la guardia.

Repito, la responsabilidad es de todos no sólo del Gobierno. Escuchemos a los verdaderos expertos y en el contexto en el que están emitiendo la información. No permitamos ni que el miedo ni la desidia afecte nuestro sentido común y nuestra capacidad de análisis y crítica.

Están surgiendo tratamientos y fármacos para el tratamiento temprano de la enfermedad avalados por las autoridades competentes por lo que me mantengo optimista para el futuro.

Una vez más en este espacio hago la siguiente mención: La historia y las experiencias nos ayudan a adquirir aprendizajes para evitar cometer los mismos errores. Ya sabemos qué funciona y qué no. El estar al aire libre no es medida de prevención de transmisión del virus; la reduce si y sólo si se está usando correctamente el cubrebocas y se está vacunado. Estemos atentos no sólo a lo que reportan las instituciones de salud sino a lo que estamos observando en nuestro entorno, consultemos varias fuentes confiables y en base a ello tomemos decisiones.

Les recomiendo prudencia y atención médica oportuna ante la menor sospecha de contagio. Sigámonos cuidando. Un abrazo y buen fin de semana.