/ viernes 9 de febrero de 2024

Bio-Informando | Impacto femenino

Históricamente, las mujeres se han enfrentado a numerosos retos a la hora de seguir carreras científicas; las normas sociales y los prejuicios de género han sido principalmente los motivos que han dificultado su acceso a la educación y a las oportunidades.

No obstante, a pesar de estos obstáculos, innumerables mujeres han desafiado su contexto histórico, social y cultural dejando una huella indeleble en diversas disciplinas científicas.

Hace dos años, en el marco del Día Internacional de la Mujer, escribíamos la columna “Mujeres radioactivas” en donde hablábamos de tres mujeres ícono dentro de la ciencia: Marie Curie, Florence Bell y Rosalind Franklin.

Si bien, las contribuciones de estas científicas son pilares y de referencia en sus respectivas disciplinas, al estar próximos a conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia este 11 de febrero, es preciso girar el reflector hacia otras mujeres cuyos aportes han sido clave en las disciplinas que les han apasionado. En primer lugar, tenemos a la estadounidense Barbara McClintock quien dentro de la genética, identificó lo que hoy se conocen como transposones (o también conocidos como “genes saltarines”, para referirse a esos fragmentos de ADN que tienen la capacidad de moverse y reinsertarse en otra parte del genoma de un organismo), desafiando así los paradigmas establecidos y remodelando esta disciplina valiéndole su contribución el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1983.

Por otro lado, otra investigadora de renombre es la inglesa Jane Goodall, primatóloga que revolucionó nuestra comprensión del comportamiento de los chimpancés; sus investigaciones a largo plazo en Gombe, África, cuestionaron las ideas sobre la singularidad de la inteligencia y las emociones humanas. Aparte de lo anterior, cabe mencionar que México no se queda atrás y también contamos con científicas mexicanas que han hecho aportes interesantes y trascendentales en sus áreas de investigación.

Entre ellas, se encuentra Ana María Cetto, conocida por sus trabajos en física teórica, contribuyendo sustancialmente al estudio de la mecánica cuántica y la física estadística; además de la investigación, ha participado activamente en la divulgación y la educación científica.

También está Silvia Torres Castilleja, una astrofísica conocida por su trabajo pionero en el estudio de la composición química de las nebulosas y se distingue por ser la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales en México.

En esta ocasión especial, quiero dar un espacio de esta entrega, para dedicársela y agradecerles a las mujeres cuya pasión encendió en mí la llama de la curiosidad y de emprender mi camino en el desarrollo de la ciencia.

Reconozco sus contribuciones en la docencia y la investigación y honro los retos y vivencias a las que se han enfrentado pues con las herramientas que tuvieron en su momento supieron procesarlo, transmitirlo y contagiar a las generaciones que les precedieron para entusiasmarse en la ciencia; su capacidad para superar obstáculos y romper barreras ha sido una fuente de inspiración en momentos difíciles de mi propia carrera. Asimismo, hago extensivo mi agradecimiento incluso a aquellas mentores que a través de experiencias desafiantes y sus áreas de oportunidad, me enseñaron sin querer importantes lecciones sobre el tipo de científico y mentor que me esfuerzo por ser. Aunque algunas de esas experiencias fueron duras y agridulces, dejaron marcado en mi la importancia de la empatía, el tacto, la inteligencia emocional, la resiliencia y el apoyo integral de los aspirantes a científicos.

A todas las mujeres de la ciencia, gracias por sus contribuciones, por las batallas que han librado y por el camino que han abierto a muchos de nosotros. Mi respeto y admiración siempre.

Buen fin de semana.

Históricamente, las mujeres se han enfrentado a numerosos retos a la hora de seguir carreras científicas; las normas sociales y los prejuicios de género han sido principalmente los motivos que han dificultado su acceso a la educación y a las oportunidades.

No obstante, a pesar de estos obstáculos, innumerables mujeres han desafiado su contexto histórico, social y cultural dejando una huella indeleble en diversas disciplinas científicas.

Hace dos años, en el marco del Día Internacional de la Mujer, escribíamos la columna “Mujeres radioactivas” en donde hablábamos de tres mujeres ícono dentro de la ciencia: Marie Curie, Florence Bell y Rosalind Franklin.

Si bien, las contribuciones de estas científicas son pilares y de referencia en sus respectivas disciplinas, al estar próximos a conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia este 11 de febrero, es preciso girar el reflector hacia otras mujeres cuyos aportes han sido clave en las disciplinas que les han apasionado. En primer lugar, tenemos a la estadounidense Barbara McClintock quien dentro de la genética, identificó lo que hoy se conocen como transposones (o también conocidos como “genes saltarines”, para referirse a esos fragmentos de ADN que tienen la capacidad de moverse y reinsertarse en otra parte del genoma de un organismo), desafiando así los paradigmas establecidos y remodelando esta disciplina valiéndole su contribución el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1983.

Por otro lado, otra investigadora de renombre es la inglesa Jane Goodall, primatóloga que revolucionó nuestra comprensión del comportamiento de los chimpancés; sus investigaciones a largo plazo en Gombe, África, cuestionaron las ideas sobre la singularidad de la inteligencia y las emociones humanas. Aparte de lo anterior, cabe mencionar que México no se queda atrás y también contamos con científicas mexicanas que han hecho aportes interesantes y trascendentales en sus áreas de investigación.

Entre ellas, se encuentra Ana María Cetto, conocida por sus trabajos en física teórica, contribuyendo sustancialmente al estudio de la mecánica cuántica y la física estadística; además de la investigación, ha participado activamente en la divulgación y la educación científica.

También está Silvia Torres Castilleja, una astrofísica conocida por su trabajo pionero en el estudio de la composición química de las nebulosas y se distingue por ser la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales en México.

En esta ocasión especial, quiero dar un espacio de esta entrega, para dedicársela y agradecerles a las mujeres cuya pasión encendió en mí la llama de la curiosidad y de emprender mi camino en el desarrollo de la ciencia.

Reconozco sus contribuciones en la docencia y la investigación y honro los retos y vivencias a las que se han enfrentado pues con las herramientas que tuvieron en su momento supieron procesarlo, transmitirlo y contagiar a las generaciones que les precedieron para entusiasmarse en la ciencia; su capacidad para superar obstáculos y romper barreras ha sido una fuente de inspiración en momentos difíciles de mi propia carrera. Asimismo, hago extensivo mi agradecimiento incluso a aquellas mentores que a través de experiencias desafiantes y sus áreas de oportunidad, me enseñaron sin querer importantes lecciones sobre el tipo de científico y mentor que me esfuerzo por ser. Aunque algunas de esas experiencias fueron duras y agridulces, dejaron marcado en mi la importancia de la empatía, el tacto, la inteligencia emocional, la resiliencia y el apoyo integral de los aspirantes a científicos.

A todas las mujeres de la ciencia, gracias por sus contribuciones, por las batallas que han librado y por el camino que han abierto a muchos de nosotros. Mi respeto y admiración siempre.

Buen fin de semana.