La campaña de vacunación en contra del Covid ya comenzó con la población de adultas y adultos mayores aunque no con la velocidad que deseamos. Nuestra impaciencia tiene que ver no tanto con los tiempos que se han planificado desde la Secretaría de Salud, sino con la necesidad que tenemos de dejar atrás el año de confinamiento que llevamos, es posiblemente ello lo que hace más difícil la espera del momento en que nos vacunen. El temor al contagio es otro de los factores que nos pueden impacientar pues a sabiendas que ya hay vacunas en México, lo que todas y todos queremos es que nos vacunen lo más pronto posible para volver a la normalidad.
A pesar de las prisas que podamos tener para estar vacunados, es importante considerar varias cuestiones antes de expresar nuestras críticas al proceso de vacunación. El primer lugar debemos entender que la Secretaría de Salud elaboró un cronograma y un procedimiento logístico para llevar a cabo la campaña de vacunación, esta campaña se diseñó para que fuera lo más efectiva y rápida posible, aunque nuestra desesperación nos haga creer lo contrario. En segundo lugar tenemos que tomar en cuenta que hay problemas logísticos que necesariamente se salen de las manos de la Secretaría de Salud, por ejemplo lluvias que impidan el acceso a las poblaciones más remotas, nevadas tardías, incumplimiento en los plazos de llegada de vacunas a México por parte de las empresas farmacéuticas y lo más importante, el número de casos que no disminuye tanto como deseamos porque, hay que afrontarlo, son muchas las personas que no acatan las normas de prevención y mientras haya enfermos que atender la Secretaría de Salud estará luchando en dos frentes, esto es, en la campaña de vacunación y la atención a pacientes contagiados con Covid.
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La percepción de lentitud de la campaña de vacunación es más acentuada mientras más desesperados estemos por volver a la normalidad. Sin embargo, no nos hemos puesto a pensar que el tiempo no se quedó suspendido a mediados de 2019, de modo que al salir del confinamiento volveremos a una nueva normalidad, en la cual los cuidados preventivos tendrán que seguir observándose, ciertamente no con la rigidez actual. Habrá también que aceptar que, como toda enfermedad contagiosa, el Covid no va a desaparecer de la noche a la mañana, como no ha desaparecido la tuberculosis, ni la influenza. Se volverá no a la normalidad, sino a una nueva normalidad.
