/ viernes 18 de febrero de 2022

Retuit | La mala educación

Esta semana fue el Día del Amor y la Amistad hubo muchas celebraciones, regalos, paletas, osos de peluche, rosas, en fin, detalles al por mayor para compartir con las personas que uno quiere.

Cuando estaba en la prepa, (por allá a principios de los 2000) organizaban la fiesta del 14 de febrero en los antros de moda de aquellos tiempos, el Fiesta Bananas, el Neo, el Emporium y otros que los de mi gene se acordarán, a mí me encantaba ir a todas, no me perdía ninguna sola, eran tardeadas, éramos menores de edad, queríamos sentirnos libres, como los mayores que podían entrar a esos lugares que nos platicaban, que tanto veíamos en televisión, queríamos estar ahí, cantar, bailar, sentirnos a gusto, sentirnos grandes y sentirnos cool.

Cabe señalar que en mi bolita siempre nos poníamos de acuerdo en cómo irnos y devolvernos a casa, siempre había un papá o mamá que nos esperaba hasta que entráramos y que también nos estaba esperando afuera para subirnos al carro e irnos.

No todos tenían esa suerte, algunos se iban caminando en bola, otros en taxi, unos pocos tenían carro, en fin, en esos tiempos para muchos de la gene éramos unos ñoñazos porque nos llevaban y nos recogían, lo cierto es que no era así, éramos afortunados.

Afortunados de tener padres que se preocupaban por nuestra seguridad, por nuestra integridad y porque aun con nuestros deseos de sentirnos grandes, sabían que no teníamos la madurez para cometer alguna estupidez.

Tal como la que ocurrió hace unos días afuera de un antro de esta ciudad capital, jóvenes menores de edad montoneros, groseros, maleducados le dieron una fuerte golpiza a otro chico que también iba saliendo de la misma tardeada, quienes vieron el video que circuló por redes sociales no me dejarán mentir que lo golpearon con gran brutalidad que hasta lo hicieron convulsionar, terrible tal como si fuera un fragmento sacado de una película o una serie sanguinaria de las que ahora estamos tan acostumbrados a encontrar en cualquier plataforma digital.

Un hecho que encendió a la sociedad, que se puso a difundir imágenes de los agresores, que empatizó con el afectado y su familia, que exigió justicia, porque nadie quisiera ver a su hijo pasando por lo que vimos, porque un acto tan inhumano, criminal y violento debe ser castigado.

El chico no murió, bendito Dios, pero la saña como lo golpearon, el odio, la burla, el morbo de quienes solo grabaron y no ayudaron a ese pobre joven, merece ser señalada por la sociedad y castigada por la ley.

En Sonora, los menores infractores pueden ser juzgados legalmente con el Sistema Integral de Justicia para Adolescentes y deben cumplir la condena establecida por un juez y así pagar por sus delitos. La neta es que están bien morritos, qué triste, pero ojalá den con ellos, que paguen por lo que hicieron, que un hecho tan salvaje, tan atroz, no se vuelva a repetir jamás, que sirva de ejemplo para otros que también la quieran aplicar, que sepan que aquí el que la hace la paga, ojalá la Fiscalía resuelva y sean juzgados ante el juez.

¿En qué momento normalizamos la violencia en todos los contextos?

Se han perdido los valores: el respeto, la empatía, la solidaridad.

¡Estamos hartos!, esto no debe seguir, la prevención siempre será la mejor solución, no esperemos a que el Gobierno lo resuelva, ya han pasado años y todo sigue igual hasta peor, la ola de violencia no para y está en todos lados, en todas las esferas, tenemos que actuar como sociedad, como familias, como seres humanos.

Si eres padres o eres madre, habla con tus hijos, no esperes a que la mala educación los mal eduque, no esperes a que sea demasiado tarde, dialoga este tema después de cenar, platica con ellos, no pierdas la oportunidad, la formación empieza en casa; y la educación es la vacuna contra todo tipo de violencia.

Si te gusto dale Retuit, te mando un abrazo, cuidémonos hoy más que nunca.


Esta semana fue el Día del Amor y la Amistad hubo muchas celebraciones, regalos, paletas, osos de peluche, rosas, en fin, detalles al por mayor para compartir con las personas que uno quiere.

Cuando estaba en la prepa, (por allá a principios de los 2000) organizaban la fiesta del 14 de febrero en los antros de moda de aquellos tiempos, el Fiesta Bananas, el Neo, el Emporium y otros que los de mi gene se acordarán, a mí me encantaba ir a todas, no me perdía ninguna sola, eran tardeadas, éramos menores de edad, queríamos sentirnos libres, como los mayores que podían entrar a esos lugares que nos platicaban, que tanto veíamos en televisión, queríamos estar ahí, cantar, bailar, sentirnos a gusto, sentirnos grandes y sentirnos cool.

Cabe señalar que en mi bolita siempre nos poníamos de acuerdo en cómo irnos y devolvernos a casa, siempre había un papá o mamá que nos esperaba hasta que entráramos y que también nos estaba esperando afuera para subirnos al carro e irnos.

No todos tenían esa suerte, algunos se iban caminando en bola, otros en taxi, unos pocos tenían carro, en fin, en esos tiempos para muchos de la gene éramos unos ñoñazos porque nos llevaban y nos recogían, lo cierto es que no era así, éramos afortunados.

Afortunados de tener padres que se preocupaban por nuestra seguridad, por nuestra integridad y porque aun con nuestros deseos de sentirnos grandes, sabían que no teníamos la madurez para cometer alguna estupidez.

Tal como la que ocurrió hace unos días afuera de un antro de esta ciudad capital, jóvenes menores de edad montoneros, groseros, maleducados le dieron una fuerte golpiza a otro chico que también iba saliendo de la misma tardeada, quienes vieron el video que circuló por redes sociales no me dejarán mentir que lo golpearon con gran brutalidad que hasta lo hicieron convulsionar, terrible tal como si fuera un fragmento sacado de una película o una serie sanguinaria de las que ahora estamos tan acostumbrados a encontrar en cualquier plataforma digital.

Un hecho que encendió a la sociedad, que se puso a difundir imágenes de los agresores, que empatizó con el afectado y su familia, que exigió justicia, porque nadie quisiera ver a su hijo pasando por lo que vimos, porque un acto tan inhumano, criminal y violento debe ser castigado.

El chico no murió, bendito Dios, pero la saña como lo golpearon, el odio, la burla, el morbo de quienes solo grabaron y no ayudaron a ese pobre joven, merece ser señalada por la sociedad y castigada por la ley.

En Sonora, los menores infractores pueden ser juzgados legalmente con el Sistema Integral de Justicia para Adolescentes y deben cumplir la condena establecida por un juez y así pagar por sus delitos. La neta es que están bien morritos, qué triste, pero ojalá den con ellos, que paguen por lo que hicieron, que un hecho tan salvaje, tan atroz, no se vuelva a repetir jamás, que sirva de ejemplo para otros que también la quieran aplicar, que sepan que aquí el que la hace la paga, ojalá la Fiscalía resuelva y sean juzgados ante el juez.

¿En qué momento normalizamos la violencia en todos los contextos?

Se han perdido los valores: el respeto, la empatía, la solidaridad.

¡Estamos hartos!, esto no debe seguir, la prevención siempre será la mejor solución, no esperemos a que el Gobierno lo resuelva, ya han pasado años y todo sigue igual hasta peor, la ola de violencia no para y está en todos lados, en todas las esferas, tenemos que actuar como sociedad, como familias, como seres humanos.

Si eres padres o eres madre, habla con tus hijos, no esperes a que la mala educación los mal eduque, no esperes a que sea demasiado tarde, dialoga este tema después de cenar, platica con ellos, no pierdas la oportunidad, la formación empieza en casa; y la educación es la vacuna contra todo tipo de violencia.

Si te gusto dale Retuit, te mando un abrazo, cuidémonos hoy más que nunca.