/ martes 31 de octubre de 2023

Sin medias tintas | ¡Sí Vamos!

En estos tiempos de la transformación, debemos actualizar el viejo refrán que dice: El olor a la guayaba y la ruina son cosas que no se pueden ocultar; habrá que agregarle la mentira. Se ve todos los días y en todas partes. Sólo el fanatismo y la dádiva impiden abrir los ojos a la realidad.

Pero los de la transformación son pragmáticos. Saben que las personas de lealtad incondicional no son suficientes para conservar el poder; necesitan de los desinformados y los ademócratas (los que no creen en la democracia). Y en la medida de lo posible buscan ocultar aquello que les es incómodo o crítico.

Como dueños y merecedores de la verdad absoluta, no les gusta la oposición. Ya lo dijo el mismo presidente López Obrador: “O se está con la transformación o se está en contra de la transformación”. La misma frase en esencia usada por Hitler, Mussolini, Franco, Chávez, Castro, Maduro, Gadafi y Amín.

Tampoco les gusta que la sociedad se organice para apoyar a los demás; se ha visto con el bloqueo a las organizaciones que gestionan tratamientos para niños con cáncer. Y se está viendo en el devastado Acapulco, tras el paso de Otis: En el loco desvarío de monopolizar hasta la tragedia, impiden que las organizaciones civiles apoyen a los damnificados, “para no politizar” el sufrimiento de la gente.

Mucho menos les gusta que la sociedad participe en política. La organización Vamos es un claro ejemplo de ello. Sufrió el desprecio de la transformación, y por todos los medios, “similegales” e ilegales, impidieron que se conformara como partido político. Las evidencias ahí están y pasarán a la historia: Tanto el entreguismo del Instituto Estatal Electoral de Sonora (supuestamente autónomo e impulsor de la participación ciudadana) como el contubernio de los presidentes municipales de Cajeme, Nogales, Etchojoa y San Luis Río Colorado (todos de Morena).

Les bloquearon asambleas y hasta secuestraron a personas de la organización (en SLRC) para evitar cumplir con los requisitos exigidos por el INE. Pese a los obstáculos, se logró; se cumplió con todo. La única alternativa de la transformación para evitar que VAMOS llegara a ser partido político era a través del Instituto Estatal Electoral de Sonora. Fue ahí, donde aprovechándose de argucias y pactos con el Partido Encuentro Social (afín a Morena), logran que Vamos no cumpla uno de los requisitos (contradiciendo una resolución del Tribunal Electoral de Sonora que ya le había permitido a Vamos realizar su asamblea constitutiva precisamente por cumplir la totalidad de los requisitos).

Al final, el Ieepc sólo le da el registro como partido político al Partido Sonorense, que ya se promueve en el Estado a favor de la transformación. Pero ¿dónde están las actas?, ¿Dónde está el listado de personas que supuestamente fueron a sus asambleas? Es un misterio.

La democracia está en riesgo, y no podemos ser indiferentes al intento de destrucción y apropiación de las instituciones que tanto trabajo constó hacerlas autónomas. Todos los ciudadanos deberían participar activamente en la vida política, no solo en el diseño de políticas públicas sino también en proponer soluciones. No hay alternativa, si vamos a impedirle el paso a la mediocridad en los gobiernos.

Sí, Vamos ahora, porque después quizá sea muy tarde.

En estos tiempos de la transformación, debemos actualizar el viejo refrán que dice: El olor a la guayaba y la ruina son cosas que no se pueden ocultar; habrá que agregarle la mentira. Se ve todos los días y en todas partes. Sólo el fanatismo y la dádiva impiden abrir los ojos a la realidad.

Pero los de la transformación son pragmáticos. Saben que las personas de lealtad incondicional no son suficientes para conservar el poder; necesitan de los desinformados y los ademócratas (los que no creen en la democracia). Y en la medida de lo posible buscan ocultar aquello que les es incómodo o crítico.

Como dueños y merecedores de la verdad absoluta, no les gusta la oposición. Ya lo dijo el mismo presidente López Obrador: “O se está con la transformación o se está en contra de la transformación”. La misma frase en esencia usada por Hitler, Mussolini, Franco, Chávez, Castro, Maduro, Gadafi y Amín.

Tampoco les gusta que la sociedad se organice para apoyar a los demás; se ha visto con el bloqueo a las organizaciones que gestionan tratamientos para niños con cáncer. Y se está viendo en el devastado Acapulco, tras el paso de Otis: En el loco desvarío de monopolizar hasta la tragedia, impiden que las organizaciones civiles apoyen a los damnificados, “para no politizar” el sufrimiento de la gente.

Mucho menos les gusta que la sociedad participe en política. La organización Vamos es un claro ejemplo de ello. Sufrió el desprecio de la transformación, y por todos los medios, “similegales” e ilegales, impidieron que se conformara como partido político. Las evidencias ahí están y pasarán a la historia: Tanto el entreguismo del Instituto Estatal Electoral de Sonora (supuestamente autónomo e impulsor de la participación ciudadana) como el contubernio de los presidentes municipales de Cajeme, Nogales, Etchojoa y San Luis Río Colorado (todos de Morena).

Les bloquearon asambleas y hasta secuestraron a personas de la organización (en SLRC) para evitar cumplir con los requisitos exigidos por el INE. Pese a los obstáculos, se logró; se cumplió con todo. La única alternativa de la transformación para evitar que VAMOS llegara a ser partido político era a través del Instituto Estatal Electoral de Sonora. Fue ahí, donde aprovechándose de argucias y pactos con el Partido Encuentro Social (afín a Morena), logran que Vamos no cumpla uno de los requisitos (contradiciendo una resolución del Tribunal Electoral de Sonora que ya le había permitido a Vamos realizar su asamblea constitutiva precisamente por cumplir la totalidad de los requisitos).

Al final, el Ieepc sólo le da el registro como partido político al Partido Sonorense, que ya se promueve en el Estado a favor de la transformación. Pero ¿dónde están las actas?, ¿Dónde está el listado de personas que supuestamente fueron a sus asambleas? Es un misterio.

La democracia está en riesgo, y no podemos ser indiferentes al intento de destrucción y apropiación de las instituciones que tanto trabajo constó hacerlas autónomas. Todos los ciudadanos deberían participar activamente en la vida política, no solo en el diseño de políticas públicas sino también en proponer soluciones. No hay alternativa, si vamos a impedirle el paso a la mediocridad en los gobiernos.

Sí, Vamos ahora, porque después quizá sea muy tarde.