/ viernes 26 de abril de 2019

A propósito | Una nueva ley de Herodes

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sorprendido a propios y extraños con su aventurada propuesta a través de un simple Memorándum, de derogar algunos preceptos legales de la Reforma Educativa, y esperar a que el Legislativo abrogue la misma.

Ha ordenado a las secretarías de Gobernación, de Hacienda y Crédito Público y la Secretaría de Educación Pública dejen sin efectos todas las medidas de la Reforma Educativa, hasta “nuevo aviso”.

Nada más absurdo e incoherente. Me trae a la mente el discurso de Luís Donaldo Colosio que refería que distorsionan la Ley, quienes están obligados a cumplirla.

Es obvio que un memorándum, es un escrito emanado de una autoridad competente como es el Presidente, pero que en este caso, no tiene motivación y fundamentación como lo exige el artículo 16. Tampoco está refrendado con la firma del secretario del ramo como lo establece el artículo 92, ambos de la Carta Magna.

Además, el Presidente está reuniendo dos poderes en una sola persona, al estar legislando sobre una materia que no le compete, por lo menos, no mediante esa vía. Eso es violar la Ley en su artículo 49.

El subjetivismo con que López Obrador racionaliza que su medida obedece a que dicha ley es injusta, raya en el asombro de los juristas del país, y trastoca las instituciones de procuración y administración de justicia.

Violenta los numerales correlacionados 72 y 89 fracción I. Finalmente, viola el ordinal 128 que al caso concreto le es aplicable ya que ordena que todo funcionario sin excepción alguna, antes de tomar posesión del cargo, debe protestar guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen.

Por lo que usted ve, amable lector, el presidente AMLO ha violado todos esos artículos constitucionales y puede ser motivo de impugnación mediante el juicio de amparo, pero además, podría incurrir en alguna sanción junto con sus colaboradores al dejar de acatar la Norma Suprema y demás leyes.

Me recuerda el pasaje chusco de la película La Ley de Herodes con el excelente actor Damián Alcázar que personificó a un presidente municipal de un alejado pueblo, San Pedro de los Saguaros, que se atrevió por ignorancia supina del marco jurídico, a violentar la Constitución haciéndole las reformas y despojándola de hojas que contenían dispositivos legales que no le convenían.

Bueno, pero estamos recordando a Juan Vargas, ignorante recolector de basura elevado a presidente municipal, no de un hombre preparado como el que hoy se atrevió a algo similar.

Habría qué ver si López Obrador se tranquiliza y empieza a ver por el bien de la Nación, y para ello deberá observar en primer lugar, el respeto irrestricto a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y sus leyes emanadas.

Y usted, ¿qué opina amable lector?

El autor es abogado postulante por la UNAM, ha sido catedrático universitario en varios estados y articulista en diversos periódicos del país.

Teléfono (6621) 57.7114 celular

Correo: primalex2010@hotmail.com

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sorprendido a propios y extraños con su aventurada propuesta a través de un simple Memorándum, de derogar algunos preceptos legales de la Reforma Educativa, y esperar a que el Legislativo abrogue la misma.

Ha ordenado a las secretarías de Gobernación, de Hacienda y Crédito Público y la Secretaría de Educación Pública dejen sin efectos todas las medidas de la Reforma Educativa, hasta “nuevo aviso”.

Nada más absurdo e incoherente. Me trae a la mente el discurso de Luís Donaldo Colosio que refería que distorsionan la Ley, quienes están obligados a cumplirla.

Es obvio que un memorándum, es un escrito emanado de una autoridad competente como es el Presidente, pero que en este caso, no tiene motivación y fundamentación como lo exige el artículo 16. Tampoco está refrendado con la firma del secretario del ramo como lo establece el artículo 92, ambos de la Carta Magna.

Además, el Presidente está reuniendo dos poderes en una sola persona, al estar legislando sobre una materia que no le compete, por lo menos, no mediante esa vía. Eso es violar la Ley en su artículo 49.

El subjetivismo con que López Obrador racionaliza que su medida obedece a que dicha ley es injusta, raya en el asombro de los juristas del país, y trastoca las instituciones de procuración y administración de justicia.

Violenta los numerales correlacionados 72 y 89 fracción I. Finalmente, viola el ordinal 128 que al caso concreto le es aplicable ya que ordena que todo funcionario sin excepción alguna, antes de tomar posesión del cargo, debe protestar guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen.

Por lo que usted ve, amable lector, el presidente AMLO ha violado todos esos artículos constitucionales y puede ser motivo de impugnación mediante el juicio de amparo, pero además, podría incurrir en alguna sanción junto con sus colaboradores al dejar de acatar la Norma Suprema y demás leyes.

Me recuerda el pasaje chusco de la película La Ley de Herodes con el excelente actor Damián Alcázar que personificó a un presidente municipal de un alejado pueblo, San Pedro de los Saguaros, que se atrevió por ignorancia supina del marco jurídico, a violentar la Constitución haciéndole las reformas y despojándola de hojas que contenían dispositivos legales que no le convenían.

Bueno, pero estamos recordando a Juan Vargas, ignorante recolector de basura elevado a presidente municipal, no de un hombre preparado como el que hoy se atrevió a algo similar.

Habría qué ver si López Obrador se tranquiliza y empieza a ver por el bien de la Nación, y para ello deberá observar en primer lugar, el respeto irrestricto a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y sus leyes emanadas.

Y usted, ¿qué opina amable lector?

El autor es abogado postulante por la UNAM, ha sido catedrático universitario en varios estados y articulista en diversos periódicos del país.

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Correo: primalex2010@hotmail.com