/ sábado 15 de junio de 2019

Casa de las ideas | Una medida aplaudible

El miércoles pasado, 12 de junio de 2019, fue un día memorable que pasará a figurar en los calendarios ciudadanos como una fecha histórica.

Así, de ese pelo. Digo “en los calendarios ciudadanos” porque en esa fecha dio inicio el decomiso de automóviles internados en forma ilegal al país, una medida largamente esperada por los habitantes de la mayoría de las entidades y ciudades del país, y que recién se empieza a poner en práctica en Sonora.

Y la califico como “medida histórica” porque hace mucho que los ciudadanos la venían solicitando con insistencia, pero nunca había sido posible ponerla en práctica… hasta ahora. Y, justo es reconocerlo, es gracias a la voluntad de la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich Arellano, y la alcaldesa de Hermosillo, Célida López Cárdenas, que haciendo equipo, y empujando juntas, finalmente se ha convertido en una prometedora realidad.

La medida, esperada y aplaudida por la gran mayoría de los ciudadanos sonorenses, empieza no obstante en forma limitada. En cuanto a los autos ilegales sólo se están decomisando los vehículos modelo 2010 en adelante, que hayan sido internados ilegalmente, y que se consideran suntuarios o de lujo, lo cual contraviene a una de las bases fundamentales de las condiciones originales que dieron lugar a esta irregular e ilegal internación, que especificaba que fueran vehículos de trabajo, y que poco a poco pasó a convertirse en letra muerta. Estiman las autoridades que, tan sólo en Hermosillo, circulan en la actualidad aproximadamente unos 200 mil vehículos “chocolate”, que circula un vehículo ilegal por cada dos autos legales, y que existe un auto chueco por cada cuatro habitantes de esta ciudad… ¡Chúpale pichón!

Como dije anteriormente, la medida que se empezó a implementar el miércoles pasado me complace en lo personal, pero me tiene sin embargo un tanto intranquilo. Y es así porque me inquietan los aspectos de sensibilidad humana que pueden resultar afectados a la hora de aplicar las incautaciones o decomisos, como se quiera llamarles. En su sentido más profundo, la autorización para permitir la entrada y la comercialización de los llamados “autos chocolate” tiene un fondo indudablemente bondadoso, como lo es el posibilitar a la gente de bajos recursos a convertirse en poseedor de un vehículo para desarrollar sus actividades de subsistencia… “vehículos de trabajo”, se les llamó en un principio. Pero, para no variar, ese fondo bondadoso se fue prostituyendo y adulterando, conforme transcurrió el tiempo e hizo su aparición la inevitable corrupción, que finalmente terminó convirtiéndose en una destructiva y perniciosa cadena delictiva.

Entre los estados con más ventas de autos “chocolate” están Baja California, Sinaloa, Sonora, Durango, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Para que el lector tenga una idea clara de las características fundamentales de este jugosísimo, increíble y al parecer incontenible negocio, que sin duda ha producido una interminable comalada de multimillonarios, permita el lector que le ofrezca la siguiente información general:

GÉNESIS

La historia de estos autos comienza con el fenómeno migratorio de mexicanos a Estados Unidos buscando una mejora en la calidad de vida de cada individuo que se interna en el país norteamericano. De este porcentaje a su retorno a México muchos traían automóviles normalmente no comercializados en México; por varias décadas este fenómeno de autos provenientes de E.U. no tuvo un efecto negativo, pues la mayoría de estos autos circulaban en las ciudades fronterizas; realmente esta situación comienza a surtir efectos negativos para concesionarios regulares, ya entrada la década de 1990, cuando comenzaron a llegar hasta el centro de la República Mexicana. En 1997 se registraba una internación de 700 mil unidades, pero en 2001 sobrepasó el millón y medio de unidades; y este se volvió un negocio redondo. En E.U. las leyes ambientales y de seguridad son muy estrictas con automóviles de 10 o más años de antigüedad; pero en México estos autos pasarían inadvertidos, es por este motivo que mientras en Estados Unidos se venden estas unidades entre los 500 y los 2,000 dólares, en México son negociados hasta en el doble de esos precios, además de verse hasta cierto punto innovadores dentro de un mercado vehicular atrasado. El comprador mexicano también opta por estos autos al tener pocas posibilidades de adquirir un auto nuevo. Los altos costos y las complicaciones de obtener un crédito automotriz son escasas, aunado a la delicada situación de la economía mexicana.

Los “autos chocolate” comenzaron a venderse ilegalmente en la década de los 90. Desde entonces han sido considerados un problema por unos, y una ventaja por otros. Popularmente son llamados “autos chocolate”, y son adquiridos en la franja fronteriza con Estados Unidos, y con frecuencia muy dentro en el interior. Sin embargo, recientemente también son procedentes de Centro y hasta de Sudamérica. Lo de “autos chocolate” se atribuye a que las personas comenzaron a comprarlos como “autos chuecos”. Modelos de marcas que no se comercializaban en el país y que entraban ilegalmente. Con el tiempo y el efecto del llamado “spanglish”, característico de la frontera Norte, se convirtieron en “autos choco”, y después en “autos chocolate”. Otra versión dice que por no ser “reales” se les comparaba con las monedas de chocolate que todavía se venden en algunas tiendas de dulces. Sea como sea, sus características principales consisten en que son producto de la corrupción, y que no son autos aprobados por los concesionarios oficiales para su venta.

Se considera que al menos un 85% de los delitos que se cometen tienen relación directa o indirecta con los autos irregulares. Agrupaciones de importadores calculan que pudieran existir entre 200 mil y 800 mil vehículos en esta situación solamente en Baja California. En el país debe haber en estos momentos bastante más de 10 millones de autos ilegales que han ingresado de 2014 para acá, los cuales entraron por las aduanas fronterizas por medio de corruptelas. Usted puede ir a cualquier aduana fronteriza de México, y con una mochada de 300 dólares le permiten pasar el vehículo que usted quiera, son miles de millones que se llevan esas ratas, que debiendo entrar a las arcas de la SHCP, van a dar a sus insaciables bolsillos.

Desde 2013 la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) ha denunciado que estos autos frenan el desarrollo automotriz del país. Para uno de los clústers más importantes en la economía nacional esto ha sido un problema que involucra diversos sectores. Según sus cifras, se habla de que uno de cada tres de los automóviles en circulación se encuentran en esta situación. Además, de acuerdo con sus investigaciones, en el cruce ilegal de estos vehículos están implicados algunos jueces y, desde luego, personal de las aduanas, que dependen del SAT.

Chihuahua y Baja California son de los estados que más vehículos de esta procedencia tienen en circulación. Por tal motivo, los gobiernos estatales han establecido el Reglamento de Comercio Exterior en estos casos y procedido a decomisar las unidades que se encuentran en el país ilegalmente, y Sonora acaba de imitar esos ejemplos. Por otro lado, los miembros de las comunidades más afectadas han manifestado su molestia porque los autos chocolates no pagan impuestos, placas ni verificaciones vehiculares, debido precisamente a que se encuentran en la ilegalidad, y por lo tanto, fuera de todo control.

En 2005 el ex presidente Vicente Fox emitió un decreto para permitir la importación de autos usados provenientes de EUA. En 2005 el entonces presidente Vicente Fox Quesada emitió un decreto para permitir un proceso de legalización de estos autos impulsada por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, además fue publicado en el Diario Oficial de la Federación. Pero, no fue hasta 2015 que comenzaron a hacerse las regularizaciones de unidades extranjeras que ya circulaban en el país. Con esta ley, los autos de Estados Unidos a México aumento dramáticamente a más de 6 millones de autos que redituó ganancias en millones de pesos que actualmente continúa.

MODUS OPERANDI

Los autos que entran irregularmente al país no cumplen con revisiones de rigor, los pedimentos aduanales someten a pocas revisiones limitándose a investigar a fondo que el auto y/o partes no tengan reporte de robo en la Unión Americana. Una vez introducidos a México son enviados a lotes de autos en varias ciudades principalmente al centro del país, donde semanalmente estos autos se “rematan” con precios desde los 15 mil hasta los 60 mil pesos. Una mayoría de estos autos tienen ya serias fallas mecánicas, que son ocultadas por los vendedores, y para el adquiriente final implican una gran dificultad para repararlos, ya que muchas de estas autopartes son limitadas en México, muy costosas y hay pocos talleres especializados en este tipo de reparaciones. Cabe destacar que una absoluta y total mayoría son vehículos descontinuados por sus marcas automotrices, y no tienen respaldo ni garantía en ninguna parte.

La gran mayoría, si no es que todos estos autos, por razones desconocidas aunque imaginables, cruzan las aduanas mexicanas sin revisión alguna, a pesar de que muchos de esos autos tienen reportes de robo en la Unión Americana, pero los traficantes les colocan placas vehiculares falsas, y son enviados a México para su legalización. De igual manera, muchos de estos autos son utilizados por el crimen organizado, o por bandas menores, para delinquir.

En los días y semanas que vienen comprobaremos, en Hermosillo y en Sonora, los resultados que produzcan las medidas de incautación decretadas. En el seno de las comunidades sonorenses el ánimo general es positivo, y la mayoría de los ciudadanos ha brindado su aprobación y aplauso. Esperamos que los resultados satisfagan ampliamente las expectativas.

En Twitter soy @ChapoRomo

Mi dirección de correo es oscar.romo@casadelasideas.com

El miércoles pasado, 12 de junio de 2019, fue un día memorable que pasará a figurar en los calendarios ciudadanos como una fecha histórica.

Así, de ese pelo. Digo “en los calendarios ciudadanos” porque en esa fecha dio inicio el decomiso de automóviles internados en forma ilegal al país, una medida largamente esperada por los habitantes de la mayoría de las entidades y ciudades del país, y que recién se empieza a poner en práctica en Sonora.

Y la califico como “medida histórica” porque hace mucho que los ciudadanos la venían solicitando con insistencia, pero nunca había sido posible ponerla en práctica… hasta ahora. Y, justo es reconocerlo, es gracias a la voluntad de la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich Arellano, y la alcaldesa de Hermosillo, Célida López Cárdenas, que haciendo equipo, y empujando juntas, finalmente se ha convertido en una prometedora realidad.

La medida, esperada y aplaudida por la gran mayoría de los ciudadanos sonorenses, empieza no obstante en forma limitada. En cuanto a los autos ilegales sólo se están decomisando los vehículos modelo 2010 en adelante, que hayan sido internados ilegalmente, y que se consideran suntuarios o de lujo, lo cual contraviene a una de las bases fundamentales de las condiciones originales que dieron lugar a esta irregular e ilegal internación, que especificaba que fueran vehículos de trabajo, y que poco a poco pasó a convertirse en letra muerta. Estiman las autoridades que, tan sólo en Hermosillo, circulan en la actualidad aproximadamente unos 200 mil vehículos “chocolate”, que circula un vehículo ilegal por cada dos autos legales, y que existe un auto chueco por cada cuatro habitantes de esta ciudad… ¡Chúpale pichón!

Como dije anteriormente, la medida que se empezó a implementar el miércoles pasado me complace en lo personal, pero me tiene sin embargo un tanto intranquilo. Y es así porque me inquietan los aspectos de sensibilidad humana que pueden resultar afectados a la hora de aplicar las incautaciones o decomisos, como se quiera llamarles. En su sentido más profundo, la autorización para permitir la entrada y la comercialización de los llamados “autos chocolate” tiene un fondo indudablemente bondadoso, como lo es el posibilitar a la gente de bajos recursos a convertirse en poseedor de un vehículo para desarrollar sus actividades de subsistencia… “vehículos de trabajo”, se les llamó en un principio. Pero, para no variar, ese fondo bondadoso se fue prostituyendo y adulterando, conforme transcurrió el tiempo e hizo su aparición la inevitable corrupción, que finalmente terminó convirtiéndose en una destructiva y perniciosa cadena delictiva.

Entre los estados con más ventas de autos “chocolate” están Baja California, Sinaloa, Sonora, Durango, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Para que el lector tenga una idea clara de las características fundamentales de este jugosísimo, increíble y al parecer incontenible negocio, que sin duda ha producido una interminable comalada de multimillonarios, permita el lector que le ofrezca la siguiente información general:

GÉNESIS

La historia de estos autos comienza con el fenómeno migratorio de mexicanos a Estados Unidos buscando una mejora en la calidad de vida de cada individuo que se interna en el país norteamericano. De este porcentaje a su retorno a México muchos traían automóviles normalmente no comercializados en México; por varias décadas este fenómeno de autos provenientes de E.U. no tuvo un efecto negativo, pues la mayoría de estos autos circulaban en las ciudades fronterizas; realmente esta situación comienza a surtir efectos negativos para concesionarios regulares, ya entrada la década de 1990, cuando comenzaron a llegar hasta el centro de la República Mexicana. En 1997 se registraba una internación de 700 mil unidades, pero en 2001 sobrepasó el millón y medio de unidades; y este se volvió un negocio redondo. En E.U. las leyes ambientales y de seguridad son muy estrictas con automóviles de 10 o más años de antigüedad; pero en México estos autos pasarían inadvertidos, es por este motivo que mientras en Estados Unidos se venden estas unidades entre los 500 y los 2,000 dólares, en México son negociados hasta en el doble de esos precios, además de verse hasta cierto punto innovadores dentro de un mercado vehicular atrasado. El comprador mexicano también opta por estos autos al tener pocas posibilidades de adquirir un auto nuevo. Los altos costos y las complicaciones de obtener un crédito automotriz son escasas, aunado a la delicada situación de la economía mexicana.

Los “autos chocolate” comenzaron a venderse ilegalmente en la década de los 90. Desde entonces han sido considerados un problema por unos, y una ventaja por otros. Popularmente son llamados “autos chocolate”, y son adquiridos en la franja fronteriza con Estados Unidos, y con frecuencia muy dentro en el interior. Sin embargo, recientemente también son procedentes de Centro y hasta de Sudamérica. Lo de “autos chocolate” se atribuye a que las personas comenzaron a comprarlos como “autos chuecos”. Modelos de marcas que no se comercializaban en el país y que entraban ilegalmente. Con el tiempo y el efecto del llamado “spanglish”, característico de la frontera Norte, se convirtieron en “autos choco”, y después en “autos chocolate”. Otra versión dice que por no ser “reales” se les comparaba con las monedas de chocolate que todavía se venden en algunas tiendas de dulces. Sea como sea, sus características principales consisten en que son producto de la corrupción, y que no son autos aprobados por los concesionarios oficiales para su venta.

Se considera que al menos un 85% de los delitos que se cometen tienen relación directa o indirecta con los autos irregulares. Agrupaciones de importadores calculan que pudieran existir entre 200 mil y 800 mil vehículos en esta situación solamente en Baja California. En el país debe haber en estos momentos bastante más de 10 millones de autos ilegales que han ingresado de 2014 para acá, los cuales entraron por las aduanas fronterizas por medio de corruptelas. Usted puede ir a cualquier aduana fronteriza de México, y con una mochada de 300 dólares le permiten pasar el vehículo que usted quiera, son miles de millones que se llevan esas ratas, que debiendo entrar a las arcas de la SHCP, van a dar a sus insaciables bolsillos.

Desde 2013 la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) ha denunciado que estos autos frenan el desarrollo automotriz del país. Para uno de los clústers más importantes en la economía nacional esto ha sido un problema que involucra diversos sectores. Según sus cifras, se habla de que uno de cada tres de los automóviles en circulación se encuentran en esta situación. Además, de acuerdo con sus investigaciones, en el cruce ilegal de estos vehículos están implicados algunos jueces y, desde luego, personal de las aduanas, que dependen del SAT.

Chihuahua y Baja California son de los estados que más vehículos de esta procedencia tienen en circulación. Por tal motivo, los gobiernos estatales han establecido el Reglamento de Comercio Exterior en estos casos y procedido a decomisar las unidades que se encuentran en el país ilegalmente, y Sonora acaba de imitar esos ejemplos. Por otro lado, los miembros de las comunidades más afectadas han manifestado su molestia porque los autos chocolates no pagan impuestos, placas ni verificaciones vehiculares, debido precisamente a que se encuentran en la ilegalidad, y por lo tanto, fuera de todo control.

En 2005 el ex presidente Vicente Fox emitió un decreto para permitir la importación de autos usados provenientes de EUA. En 2005 el entonces presidente Vicente Fox Quesada emitió un decreto para permitir un proceso de legalización de estos autos impulsada por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, además fue publicado en el Diario Oficial de la Federación. Pero, no fue hasta 2015 que comenzaron a hacerse las regularizaciones de unidades extranjeras que ya circulaban en el país. Con esta ley, los autos de Estados Unidos a México aumento dramáticamente a más de 6 millones de autos que redituó ganancias en millones de pesos que actualmente continúa.

MODUS OPERANDI

Los autos que entran irregularmente al país no cumplen con revisiones de rigor, los pedimentos aduanales someten a pocas revisiones limitándose a investigar a fondo que el auto y/o partes no tengan reporte de robo en la Unión Americana. Una vez introducidos a México son enviados a lotes de autos en varias ciudades principalmente al centro del país, donde semanalmente estos autos se “rematan” con precios desde los 15 mil hasta los 60 mil pesos. Una mayoría de estos autos tienen ya serias fallas mecánicas, que son ocultadas por los vendedores, y para el adquiriente final implican una gran dificultad para repararlos, ya que muchas de estas autopartes son limitadas en México, muy costosas y hay pocos talleres especializados en este tipo de reparaciones. Cabe destacar que una absoluta y total mayoría son vehículos descontinuados por sus marcas automotrices, y no tienen respaldo ni garantía en ninguna parte.

La gran mayoría, si no es que todos estos autos, por razones desconocidas aunque imaginables, cruzan las aduanas mexicanas sin revisión alguna, a pesar de que muchos de esos autos tienen reportes de robo en la Unión Americana, pero los traficantes les colocan placas vehiculares falsas, y son enviados a México para su legalización. De igual manera, muchos de estos autos son utilizados por el crimen organizado, o por bandas menores, para delinquir.

En los días y semanas que vienen comprobaremos, en Hermosillo y en Sonora, los resultados que produzcan las medidas de incautación decretadas. En el seno de las comunidades sonorenses el ánimo general es positivo, y la mayoría de los ciudadanos ha brindado su aprobación y aplauso. Esperamos que los resultados satisfagan ampliamente las expectativas.

En Twitter soy @ChapoRomo

Mi dirección de correo es oscar.romo@casadelasideas.com