Este era el nombre de una columna muy atractiva de la revista semanal Selecciones en la época de los 70 y 80, y era ampliamente solicitada especialmente por divertida; historias, chistes, comentarios, todos en un tono chusco y nada malicioso, nos hacían las delicias a chicos y grandes.
La revista se caracterizaba por grandes artículos y reportajes respecto a los temas mundiales del momento, sesudos análisis y profundas investigaciones que nunca pudieron desbancar a la sección que hoy titula esta columna.
Porque supone usted ¿qué ocurría esto? En mi opinión era precisamente porque lograba sacarnos esa amplia carcajada que nos alegraba el día, o por lo menos, la tarde. La risa siempre ha sido sanadora y dicen los que saben que provoca la longevidad, yo prefiero creerlo que averiguarlo.
Hay otra cosa de capital importancia que la diversión y el esparcimiento provocan y que pocas veces nos paramos a reflexionar, y es el hecho de que logran disparar la chispa de la creatividad; después de varios estudios sobre el comportamiento humano, en las últimas décadas se ha llegado a la conclusión de que el relajamiento, la diversión, el juego permiten al cerebro humano desencadenar ideas y pensamientos diferentes, distópicos diríamos hoy, que nos permiten funcionar fuera de la caja, es decir, obtener imágenes mentales fuera de lo común, sin aparente coherencia pero que sin embargo, nos conducen a resolver situaciones que de otro modo no serían en absoluto posibles.
Esto lo entendieron rápidamente empresas mundiales como Google, Meta (Facebook), Amazon y en general las organizaciones comerciales, industriales y de servicios que han incluido en su día a día de trabajo el juego, el esparcimiento y el modus operandi de la diversión en su conjunto, no porque sean hermanos de la caridad, nada más lejos de eso, sencillamente porque ello ha convertido a cada uno y cada una de sus colaboradoras en mucho más productivos y en espectacularmente creativos.
Y estamos llegando al punto importante, la creatividad, actualmente la creatividad es una posición medular en el desarrollo de las empresas de cualquier tamaño y nivel, no se equivoquen pensado que sólo es para las organizaciones digitales o aquellas que generan enormes cantidades de millones de dólares, euros, pesos o bitcoins, la creatividad es necesaria, y si me apuran, indispensable para el supercito de la esquina, para la carreta de hotdogs, para la zapatería del centro, para la tortillería, para las cocinas económicas que crecen exponencialmente en nuestra ciudad, y gracias a Dios que así sea. Porque se preguntarán ustedes, qué relevancia puede tener para estas pequeñas empresas que sobreviven diariamente, muchas de ellas con el agua hasta el cuello, el tema de la creatividad.
Para empezar el hecho de que necesitan diferenciarse de su competencia, en cosas minúsculas si ustedes gustan, como la sazón de una comida, un pequeño regalo como un dulce en el servicio al cliente, llamativos colores e imágenes para atraer la entrada en una transitada calle, y actualmente sumemos que todos ellos necesitan estar dentro de una app de un teléfono celular para multiplicar sus posibilidades de crecer o simplemente de existir.
De ningún modo soy experta en marketing, pero soy una clienta que compara, y también ofrezco mis servicios de comunicación y desarrollo del talento humano frente a una amplia gama de esforzados competidores que buscamos hacer eso, la diferencia para nuestros clientes, ofrecer una propuesta de valor que no pueda ser rechazada.
Saben también para qué necesitamos creatividad y mucha, para desarrollar a la organización más importante para todos y todas, nuestra familia, qué tal si utilizamos las herramientas del juego, la diversión, el entretenimiento, la conversación inteligente y expansiva que nos lleve a conectar nuestras redes neuronales con nuestras redes familiares de tal manera que seamos capaces de despertar la creatividad, la imaginación, la confianza, la visibilidad entre todos los miembros del clan familiar para potenciarnos todos y cada uno de sus integrantes y convertirnos en la mejor versión familiar de nosotros mismos.
