/ jueves 1 de diciembre de 2022

Cóncavo y diverso | Trabaja con un propósito, vive para inspirar

Empecemos por lo básico, que es un propósito, todo mundo cree que entiende su significado, y no necesariamente es así, un propósito es la intención y/o el ánimo para hacer alguna acción o dejar de hacerla, es la finalidad de un acto u objetivo.

El fin de realizar algo; es el porqué y más importante, el para qué lo voy a lograr, en definitiva, toda actividad humana tiene un propósito, explícito o implícito, el punto es conocerlo, definirlo, estar seguros de él, porque créanme, muchas personas en sus organizaciones o empresas desconocen cuál es el verdadero porqué y para qué de su trabajo.

Y quienes deben dar a conocer los objetivos dentro de los espacios de actividad laboral, son sus líderes, aquellos que tienen la obligación de dirigir a su personal hacia el cumplimiento de las metas.

Sin embargo, no son pocos los jefes, que no líderes, que se limitan a dar órdenes para realizar los proyectos de la empresa, sin dar a conocer cuál es el fin último de los mismos, algunos quizá los desconocen también, porque son mandos medios que repiten la forma de actuar de sus propios jefes en los altos mandos, con total desconocimiento de los propósitos ulteriores.

Por lo anterior es indispensable desarrollar liderazgos de calidad, capaces de dirigir a sus colaboradores basándose primeramente en imbuirles el propósito de la empresa, por poner un ejemplo, cuál el propósito de una distribuidora de calzado, vender zapatos, tenis, botas etc. Me dirán ustedes; ¿están seguros? No será el verdadero para qué, el cuidar los pies de sus clientes de ser lastimados por todas las inclemencias de caminar por las calles descalzos.

Para comprender los propósitos de nuestras empresas, instituciones y organizaciones es necesario conocer el fin último para el que fueron creadas, lo que sucede es que ese fin poco a poco cae en el olvido, no porque no siga siendo importante y vigente, sino porque es suplido por una de sus metas debido a la inmediatez de lo que se desea conseguir. Porque en lugar de pensar en que vamos a contribuir a que los pies de nuestros clientes no se lastimen y ello ocasione repercusiones de toda índole, nos conformamos con pensar que vendemos zapatos.

Esto vale para todas las firmas y asociaciones que presten un servicio o expendan un producto, recuerden cuál es su verdadero propósito, inspiren a sus colaboradores con la idea original que creó su organización, y si no fue una causa profunda, créenla, es indispensable sentir que formamos parte de algo superior, algo que vale la pena defender y por lo que vale la pena luchar y salir adelante, hagan sentir a sus trabajadores que son partícipes de un sueño más grande, donde ellos son la clave para su funcionamiento.

Cuando hablo de un sueño no me refiero a una situación inalcanzable, al contrario, debemos asumir un sueño aterrizable, que se pueda concretar, pero que sea lo suficientemente poderoso para inspirar a toda la organización.

No cometan el error de ver a su capital humano sólo como personas con actividades repetitivas fácilmente suplantables, porque además de costarles mucho dinero en términos de recambio, su empresa u organización corre el riesgo de no durar mucho tiempo activa.

El gran secreto de los negocios que han sobrevivido a través del tiempo, es que encontraron su sueño, lo convirtieron en una causa posible y finalmente lo concretaron en objetivos alcanzables, sin perder de vista la iluminadora visión de donde partieron.


Empecemos por lo básico, que es un propósito, todo mundo cree que entiende su significado, y no necesariamente es así, un propósito es la intención y/o el ánimo para hacer alguna acción o dejar de hacerla, es la finalidad de un acto u objetivo.

El fin de realizar algo; es el porqué y más importante, el para qué lo voy a lograr, en definitiva, toda actividad humana tiene un propósito, explícito o implícito, el punto es conocerlo, definirlo, estar seguros de él, porque créanme, muchas personas en sus organizaciones o empresas desconocen cuál es el verdadero porqué y para qué de su trabajo.

Y quienes deben dar a conocer los objetivos dentro de los espacios de actividad laboral, son sus líderes, aquellos que tienen la obligación de dirigir a su personal hacia el cumplimiento de las metas.

Sin embargo, no son pocos los jefes, que no líderes, que se limitan a dar órdenes para realizar los proyectos de la empresa, sin dar a conocer cuál es el fin último de los mismos, algunos quizá los desconocen también, porque son mandos medios que repiten la forma de actuar de sus propios jefes en los altos mandos, con total desconocimiento de los propósitos ulteriores.

Por lo anterior es indispensable desarrollar liderazgos de calidad, capaces de dirigir a sus colaboradores basándose primeramente en imbuirles el propósito de la empresa, por poner un ejemplo, cuál el propósito de una distribuidora de calzado, vender zapatos, tenis, botas etc. Me dirán ustedes; ¿están seguros? No será el verdadero para qué, el cuidar los pies de sus clientes de ser lastimados por todas las inclemencias de caminar por las calles descalzos.

Para comprender los propósitos de nuestras empresas, instituciones y organizaciones es necesario conocer el fin último para el que fueron creadas, lo que sucede es que ese fin poco a poco cae en el olvido, no porque no siga siendo importante y vigente, sino porque es suplido por una de sus metas debido a la inmediatez de lo que se desea conseguir. Porque en lugar de pensar en que vamos a contribuir a que los pies de nuestros clientes no se lastimen y ello ocasione repercusiones de toda índole, nos conformamos con pensar que vendemos zapatos.

Esto vale para todas las firmas y asociaciones que presten un servicio o expendan un producto, recuerden cuál es su verdadero propósito, inspiren a sus colaboradores con la idea original que creó su organización, y si no fue una causa profunda, créenla, es indispensable sentir que formamos parte de algo superior, algo que vale la pena defender y por lo que vale la pena luchar y salir adelante, hagan sentir a sus trabajadores que son partícipes de un sueño más grande, donde ellos son la clave para su funcionamiento.

Cuando hablo de un sueño no me refiero a una situación inalcanzable, al contrario, debemos asumir un sueño aterrizable, que se pueda concretar, pero que sea lo suficientemente poderoso para inspirar a toda la organización.

No cometan el error de ver a su capital humano sólo como personas con actividades repetitivas fácilmente suplantables, porque además de costarles mucho dinero en términos de recambio, su empresa u organización corre el riesgo de no durar mucho tiempo activa.

El gran secreto de los negocios que han sobrevivido a través del tiempo, es que encontraron su sueño, lo convirtieron en una causa posible y finalmente lo concretaron en objetivos alcanzables, sin perder de vista la iluminadora visión de donde partieron.