/ martes 9 de abril de 2024

En medio de los medios | Los medios olvidaron a la niñez

Llegamos al famoso mes de abril, en cuyo día 30, tradicionalmente se festeja a niñas y niños en nuestro país. A todos nos tocó al menos los modestos festivales escolares acordes a la efeméride, a los niños más afortunados económicamente, les iba bien con regalos y quienes éramos menos favorecidos, una visita al parque bastaba para disfrutar ese día.

Quienes fuimos niños y niñas a finales de la década de los 70 y hasta principios de los 80 del siglo XX, teníamos un acceso limitado a la televisión; las opciones eran mínimas si comparamos con lo que hoy existe. La televisión nacional, en el Canal 2, nos ofrecía emisiones como “Odisea Burbuja”, “El Tesoro del Saber”, “El Show de Cantinflas”, “Chespirito”, “Plaza Sésamo” y otros; en la ciudad de Hermosillo no se veía Canal 5 que su programación era más enfocada al público infantil.

Por el lado del Canal 13 de la televisión estatal, los contenidos eran distintos pero muy interesantes, ya que importaban materiales de televisoras europeas, por eso tuvimos oportunidad de ver series como “The Big Blue Marble”, que en México fue conocida como “La Canica Azul” y otros programas como “Rehilete”, “Pequeños Viajeros” y producciones que realizaban la Unidad de Televisión Educativa y Cultural UTEC y también Pronarte, que era la Productora Nacional de Radio y Televisión, que surtía de contenidos a la red TRM, Televisión de la República Mexicana, que posteriormente y tras su fusión con el Canal 13, se convertiría en el Instituto Mexicano de la Televisión, cuyo membrete comercial era Imevisión.

La llegada de grupos musicales como ParchÍs, Timbiriche y Menudo, hicieron que Televisa dijera adiós a los programas de Música Disco, para que entraran “Juguemos a Cantar” y “América esta es tu canción”, lo que representó un espacio para que las aspiraciones artísticas de millones de niñas y niños, tuvieran oportunidad de llegar a la pantalla.

En el ámbito de la televisión local en Sonora, los canales 6, 12 y hasta el 8 que era de la Universidad de Sonora, contaban con espacios infantiles, algunos de ellos marcaron a varias generaciones; recordemos emisiones como “Risas Estrellitas y Sonrisas”, “La Hora del Preguntón” en Canal 12. En el Canal 6, hoy Telemax, se transmitían en vivo “Fantasía Azul y Rosa”, “De 6 en 6” y el legendario “Vacaciones en el 6” que solamente se transmitía durante los períodos de vacaciones de verano. En Ciudad Obregón y Nogales, las señales televisivas locales también hicieron lo suyo, logrando atraer audiencia y comercialización.

Los niños ochenteros, teníamos programas infantiles al menos una vez por semana en la gran mayoría de las estaciones de radio, en casi todos ellos conducido por talento adulto en el micrófono, aun así, tenían una aceptación importante, porque realmente no había otras opciones.

Los ochentas también llegaron con la primera revolución de videojuegos que podrían ser utilizados en casa, por lo tanto, las costumbres de esa generación cambió de inmediato al quedar absortos ante la fascinación de poder tener una consola y controles para pasar horas jugando en la televisión de casa.

La televisión, en la década de los 90 tuvo lo que podríamos llamar, el último empuje para la producción de programas infantiles; en Televisa nacen TVO, “El espacio de Tatiana”, “El Club de Gaby” y algunos concursos de talento que fueron retomados después del antecedente que hubo en los ochenta con “Juguemos a Cantar”. Pero 10 años después, comenzaría la debacle del interés por parte de las empresas hacia la producción para niños en lo que a programas unitarios se refiere, enfocando la fuerza de los recursos y talentos para realizar telenovelas que lograron importante posicionamiento hasta el cierre de la primera década del siglo XXI.

La televisión pública a nivel nacional, lanzó el concepto “Bizbirije” a través del Canal Once del Politécnico Nacional, que logró cautivar a una audiencia que esa misma señal había descuidado por décadas y que significó colocar un producto que le hizo batalla a las televisoras privadas al lograr una importante afiliación de niñas y niños, además de que fue un producto bien construido, dinámico, y con un diseño de producción que ya quisieran muchos programas en nuestros días. El fenómeno “Bizbirije” surgió a finales de los años noventa y terminaría en los primeros años del nuevo milenio.

El año 2014, fue el tiro de gracia para muchos programas de televisión infantil. La Secretaría de Salud en México, decidió restringir la publicidad de bebidas azucaradas, botanas, confitería y otros, en espacios de la televisión abierta y por cable, al igual que pantallas de cine. La publicidad de los llamados “productos chatarra” se elimina en horarios de 14:30 a 19:40 horas de lunes a viernes y de 7:00 a 19:30 los sábados y domingos, lo que representó un golpe importante a la economía de los medios.

En la actualidad, los medios electrónicos han sido tímidos en retomar contenidos para los niños, a pesar de que el mercado existe. El embate de las plataformas digitales y su facilidad de consumo, también ha sido factor para pensar más de una vez en arriesgar horarios y presupuestos para la realización de productos infantiles para la pantalla. Algo se tendrá que hacer, porque las nuevas generaciones pueden redescubrir la magia de la televisión y la radio. Esperemos que quienes tengan el poder de decisión en las empresas de comunicación, puedan apostar por una nueva era de emisiones divertidas, lúdicas y bien hechas, porque las pantallas se multiplicaron en casa.

Llegamos al famoso mes de abril, en cuyo día 30, tradicionalmente se festeja a niñas y niños en nuestro país. A todos nos tocó al menos los modestos festivales escolares acordes a la efeméride, a los niños más afortunados económicamente, les iba bien con regalos y quienes éramos menos favorecidos, una visita al parque bastaba para disfrutar ese día.

Quienes fuimos niños y niñas a finales de la década de los 70 y hasta principios de los 80 del siglo XX, teníamos un acceso limitado a la televisión; las opciones eran mínimas si comparamos con lo que hoy existe. La televisión nacional, en el Canal 2, nos ofrecía emisiones como “Odisea Burbuja”, “El Tesoro del Saber”, “El Show de Cantinflas”, “Chespirito”, “Plaza Sésamo” y otros; en la ciudad de Hermosillo no se veía Canal 5 que su programación era más enfocada al público infantil.

Por el lado del Canal 13 de la televisión estatal, los contenidos eran distintos pero muy interesantes, ya que importaban materiales de televisoras europeas, por eso tuvimos oportunidad de ver series como “The Big Blue Marble”, que en México fue conocida como “La Canica Azul” y otros programas como “Rehilete”, “Pequeños Viajeros” y producciones que realizaban la Unidad de Televisión Educativa y Cultural UTEC y también Pronarte, que era la Productora Nacional de Radio y Televisión, que surtía de contenidos a la red TRM, Televisión de la República Mexicana, que posteriormente y tras su fusión con el Canal 13, se convertiría en el Instituto Mexicano de la Televisión, cuyo membrete comercial era Imevisión.

La llegada de grupos musicales como ParchÍs, Timbiriche y Menudo, hicieron que Televisa dijera adiós a los programas de Música Disco, para que entraran “Juguemos a Cantar” y “América esta es tu canción”, lo que representó un espacio para que las aspiraciones artísticas de millones de niñas y niños, tuvieran oportunidad de llegar a la pantalla.

En el ámbito de la televisión local en Sonora, los canales 6, 12 y hasta el 8 que era de la Universidad de Sonora, contaban con espacios infantiles, algunos de ellos marcaron a varias generaciones; recordemos emisiones como “Risas Estrellitas y Sonrisas”, “La Hora del Preguntón” en Canal 12. En el Canal 6, hoy Telemax, se transmitían en vivo “Fantasía Azul y Rosa”, “De 6 en 6” y el legendario “Vacaciones en el 6” que solamente se transmitía durante los períodos de vacaciones de verano. En Ciudad Obregón y Nogales, las señales televisivas locales también hicieron lo suyo, logrando atraer audiencia y comercialización.

Los niños ochenteros, teníamos programas infantiles al menos una vez por semana en la gran mayoría de las estaciones de radio, en casi todos ellos conducido por talento adulto en el micrófono, aun así, tenían una aceptación importante, porque realmente no había otras opciones.

Los ochentas también llegaron con la primera revolución de videojuegos que podrían ser utilizados en casa, por lo tanto, las costumbres de esa generación cambió de inmediato al quedar absortos ante la fascinación de poder tener una consola y controles para pasar horas jugando en la televisión de casa.

La televisión, en la década de los 90 tuvo lo que podríamos llamar, el último empuje para la producción de programas infantiles; en Televisa nacen TVO, “El espacio de Tatiana”, “El Club de Gaby” y algunos concursos de talento que fueron retomados después del antecedente que hubo en los ochenta con “Juguemos a Cantar”. Pero 10 años después, comenzaría la debacle del interés por parte de las empresas hacia la producción para niños en lo que a programas unitarios se refiere, enfocando la fuerza de los recursos y talentos para realizar telenovelas que lograron importante posicionamiento hasta el cierre de la primera década del siglo XXI.

La televisión pública a nivel nacional, lanzó el concepto “Bizbirije” a través del Canal Once del Politécnico Nacional, que logró cautivar a una audiencia que esa misma señal había descuidado por décadas y que significó colocar un producto que le hizo batalla a las televisoras privadas al lograr una importante afiliación de niñas y niños, además de que fue un producto bien construido, dinámico, y con un diseño de producción que ya quisieran muchos programas en nuestros días. El fenómeno “Bizbirije” surgió a finales de los años noventa y terminaría en los primeros años del nuevo milenio.

El año 2014, fue el tiro de gracia para muchos programas de televisión infantil. La Secretaría de Salud en México, decidió restringir la publicidad de bebidas azucaradas, botanas, confitería y otros, en espacios de la televisión abierta y por cable, al igual que pantallas de cine. La publicidad de los llamados “productos chatarra” se elimina en horarios de 14:30 a 19:40 horas de lunes a viernes y de 7:00 a 19:30 los sábados y domingos, lo que representó un golpe importante a la economía de los medios.

En la actualidad, los medios electrónicos han sido tímidos en retomar contenidos para los niños, a pesar de que el mercado existe. El embate de las plataformas digitales y su facilidad de consumo, también ha sido factor para pensar más de una vez en arriesgar horarios y presupuestos para la realización de productos infantiles para la pantalla. Algo se tendrá que hacer, porque las nuevas generaciones pueden redescubrir la magia de la televisión y la radio. Esperemos que quienes tengan el poder de decisión en las empresas de comunicación, puedan apostar por una nueva era de emisiones divertidas, lúdicas y bien hechas, porque las pantallas se multiplicaron en casa.