/ jueves 20 de agosto de 2020

Sin medias tintas | ¡El que sea, aunque sea ese!

Falta menos de un año para que se lleve a cabo el proceso electoral más grande de la historia de México. Serán 15 gubernaturas las que estarán en juego en el 2021, mil 924 alcaldías, 500 diputaciones federales y mil 63 locales. Entre los 32 estados se elegirán 21 mil 368 funcionarios públicos.

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Esperemos primeramente que esos puestos no sean contabilizados como trabajos formales creados por el gobierno federal, y en segundo lugar que lleguen a esos cargos quienes deban de llegar, por su profesionalismo y formación.

El 90% de honradez y 10% de capacidad no sirvió y le ha costado mucho al país. De hecho nadie se anima a vaticinar cuántos años hemos retrocedido dentro de la administración pública federal.

Nuestra responsabilidad no será nada sencilla, sobre todo si consideramos los resultados observados de los especímenes elegidos en el 2018 y de los ungidos posteriormente por el gobierno federal. Hay cientos de casos por todo el país y las mediciones nos dicen que de 100 alcaldes, 70% de los elegidos ese año, por ejemplo, están reprobados en su gestión.

¿Algo hicimos mal no cree?, y no quiera evadir la responsabilidad sólo porque su voto fue para un partido contrario al ganador.

En los congresos estatales la tragedia es similar. En el de Sonora, por ejemplo, conocidos son los casos de los diputados que no saben leer, afirman que el coronavirus se quita con puro té de canela o piden la urgente distribución de una vacuna inexistente.

Si no creía que algo hicimos mal con la elección de alcaldes, ¿qué tal con la de diputados?

¿Y qué le pareció el reciente espectáculo ofrecido por el dizque delegado de la Secretaría de Relaciones Exteriores en Sonora, nombrado por el gobierno federal?

Como sociedad tendremos un gran reto el próximo año: deberemos elegir con cuidado. No se tratará de elegir al que sea, aunque sea a ese que ni conoce. No. El asunto es muy en serio; está en juego el futuro del país.

Quizá muchos no gustan de las elecciones y prefieren seguir —o protestar— las decisiones de los demás; pero las circunstancias ameritan enfocarnos y ser mucho más participativos.

Las malas decisiones en materia económica y el pésimo manejo de la pandemia que vivimos deberían ser razones suficientes para exigir un cambio de rumbo… Pero vivimos en una democracia y lo que cuenta son los votos. Es decir, lo único que importa es lo que nosotros decidimos como sociedad.

¿Qué clase de sociedad quiere para usted y sus hijos? Debemos elegir una que nos brinde un futuro promisorio o nos dé vaga certidumbre de que habrá tal futuro.

No se tratará de elegir con el intestino, con coraje o sed de venganza, porque así nos están gobernando y así nos está yendo.

Hay tiempo suficiente para reflexionar e informarse, así que después no nos quejemos.

Falta menos de un año para que se lleve a cabo el proceso electoral más grande de la historia de México. Serán 15 gubernaturas las que estarán en juego en el 2021, mil 924 alcaldías, 500 diputaciones federales y mil 63 locales. Entre los 32 estados se elegirán 21 mil 368 funcionarios públicos.

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Esperemos primeramente que esos puestos no sean contabilizados como trabajos formales creados por el gobierno federal, y en segundo lugar que lleguen a esos cargos quienes deban de llegar, por su profesionalismo y formación.

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Nuestra responsabilidad no será nada sencilla, sobre todo si consideramos los resultados observados de los especímenes elegidos en el 2018 y de los ungidos posteriormente por el gobierno federal. Hay cientos de casos por todo el país y las mediciones nos dicen que de 100 alcaldes, 70% de los elegidos ese año, por ejemplo, están reprobados en su gestión.

¿Algo hicimos mal no cree?, y no quiera evadir la responsabilidad sólo porque su voto fue para un partido contrario al ganador.

En los congresos estatales la tragedia es similar. En el de Sonora, por ejemplo, conocidos son los casos de los diputados que no saben leer, afirman que el coronavirus se quita con puro té de canela o piden la urgente distribución de una vacuna inexistente.

Si no creía que algo hicimos mal con la elección de alcaldes, ¿qué tal con la de diputados?

¿Y qué le pareció el reciente espectáculo ofrecido por el dizque delegado de la Secretaría de Relaciones Exteriores en Sonora, nombrado por el gobierno federal?

Como sociedad tendremos un gran reto el próximo año: deberemos elegir con cuidado. No se tratará de elegir al que sea, aunque sea a ese que ni conoce. No. El asunto es muy en serio; está en juego el futuro del país.

Quizá muchos no gustan de las elecciones y prefieren seguir —o protestar— las decisiones de los demás; pero las circunstancias ameritan enfocarnos y ser mucho más participativos.

Las malas decisiones en materia económica y el pésimo manejo de la pandemia que vivimos deberían ser razones suficientes para exigir un cambio de rumbo… Pero vivimos en una democracia y lo que cuenta son los votos. Es decir, lo único que importa es lo que nosotros decidimos como sociedad.

¿Qué clase de sociedad quiere para usted y sus hijos? Debemos elegir una que nos brinde un futuro promisorio o nos dé vaga certidumbre de que habrá tal futuro.

No se tratará de elegir con el intestino, con coraje o sed de venganza, porque así nos están gobernando y así nos está yendo.

Hay tiempo suficiente para reflexionar e informarse, así que después no nos quejemos.