/ sábado 9 de febrero de 2019

Casos y cosas de la experiencia | De la vida cotidiana: la infidelidad IV

“Una infidelidad no sólo puede destruir una relación, sino la confianza del corazón que creyó en alguien que no supo o no pudo amar plenamente”.

(Pilar Ocampo)

La reunión transcurría fluidamente, las personas platicaban sobre temas publicados en el periódico, y acerca de los aspectos que les llamaban la atención. El ambiente cambió radicalmente cuando se abordó la infidelidad, fue el momento álgido de la charla.

Los comentarios subían de tono; pronto el grupo se dividió, para expresar su puntos de vista al respecto: a “favor o en contra”. También es preciso destacar la visión de género, pues unos afirmaban que es parte de la cultura machista y otros destacaban la decisión y la elección de cada persona sobre el asunto.

Una mujer decía: “En verdad, no buscaba otro esposo. Tenía mi matrimonio con Luca. No buscaba tener otra hija. En una palabra, no buscaba hacer daño a nadie. Lo que sentí fue una descarga mágica que se siente cuando estás joven y te enamoras. Quise volver a la época de la universidad”.

La respuesta masculina no tardó en llegar, Carlo, dijo: “Hubiera podido perdonarla si simplemente fuese un acostón. Lo que me dolió fue esa doble vida que vivía a mi lado. Viene a mi mente las veces que, seguramente, se escaparon a algún lugar, cómo planearon tantas veces para volverse a ver, los arrumacos que ya no se daban en nuestra relación”.

Como podemos apreciar, una infidelidad se inicia con una desilusión profunda sobre uno mismo o la persona a quien le brindamos nuestro amor. Por cierto, se acumulan las desilusiones, las expectativas no cubiertas, las frustraciones y los resentimientos hasta que nos agotan y envuelven en una nube gris que nos bloquea la visión.

Lo anterior nos encierra en nosotros mismos, y esto provoca que observemos lo que sucede alrededor, corremos riesgos para arrojarnos a la aventura. Obviamente esto no lo hacen quienes se sienten plenos en su relación de pareja. La señal inequívoca de que algo sucede es cuando descubrimos la felicidad de las demás parejas, y la comparamos con la situación propia: ¿por qué ellos están bien y nosotros no?

– Lo que ella experimenta: “Me sentí excluida, abandonada, despreciada”.

– Lo que él experimenta: “Ella estaba inmersa en su socialité, ocupada con sus reuniones. Siempre dispuesta para todo, excepto para mí”.

Este deseo de sentir la pasión, la química hormonal en todo su apogeo, y enamorarse proviene del anhelo de gozar la intensidad de la vida, y con ello la felicidad en todo su esplendor. Posiblemente lo que nos lleve a iniciar una relación, cuando ya tenemos una, no es el deseo de estar con otra persona, sino de apreciar el mundo con ojos nuevos y esto lo genera el enamoramiento.

Lo anterior no necesariamente les sucede a los dos integrantes de la pareja, esto lo vive con intensidad el que decide experimentar el momento del enamoramiento. Entonces, ¿la infidelidad es una enfermedad?, ¿qué es eso que les pasa a los infieles?

Según la sicología clínica, la infidelidad no es considerada como una enfermedad mental, ni como un acto perverso o conducta disfuncional, más bien se trata de un comportamiento adaptativo causado por la insatisfacción.[1]

La sicología evolutiva tiene otra visión: la infidelidad es un mecanismo de defensa en contra de la insatisfacción que están viviendo los individuos, por lo que sería más útil comprender las motivaciones que llevan a una persona a ser infiel.[2]

La mayoría de las personas coincide en que la infidelidad no es algo deseable ni apreciable. Sin lugar a dudas continuaremos escuchando acerca de ella. ¿Tienes idea de lo frecuente que es?, ¿conoces a alguien que la haya experimentado y sufrido?, ¿sabes las consecuencias que ha tenido en la pareja?

¿Podríamos afirmar que las parejas que tienen un compromiso de fidelidad han vivido por lo menos una experiencia infiel a lo largo de su relación?, ¿qué piensas al respecto?

Podríamos continuar debatiendo, y encontrar información confiable y válida que nos muestre datos alarmantes sobre la infidelidad. En la próxima entrega compartiré referencias de investigaciones sobre este tema y sus consecuencias en la pareja.

Hasta pronto, buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com


[1] A. P. Thompson. (1983). Extramarital sex: A review of the research literature. The Journal of Sex Research, 19(1), 1-22.

[2] Idem.

“Una infidelidad no sólo puede destruir una relación, sino la confianza del corazón que creyó en alguien que no supo o no pudo amar plenamente”.

(Pilar Ocampo)

La reunión transcurría fluidamente, las personas platicaban sobre temas publicados en el periódico, y acerca de los aspectos que les llamaban la atención. El ambiente cambió radicalmente cuando se abordó la infidelidad, fue el momento álgido de la charla.

Los comentarios subían de tono; pronto el grupo se dividió, para expresar su puntos de vista al respecto: a “favor o en contra”. También es preciso destacar la visión de género, pues unos afirmaban que es parte de la cultura machista y otros destacaban la decisión y la elección de cada persona sobre el asunto.

Una mujer decía: “En verdad, no buscaba otro esposo. Tenía mi matrimonio con Luca. No buscaba tener otra hija. En una palabra, no buscaba hacer daño a nadie. Lo que sentí fue una descarga mágica que se siente cuando estás joven y te enamoras. Quise volver a la época de la universidad”.

La respuesta masculina no tardó en llegar, Carlo, dijo: “Hubiera podido perdonarla si simplemente fuese un acostón. Lo que me dolió fue esa doble vida que vivía a mi lado. Viene a mi mente las veces que, seguramente, se escaparon a algún lugar, cómo planearon tantas veces para volverse a ver, los arrumacos que ya no se daban en nuestra relación”.

Como podemos apreciar, una infidelidad se inicia con una desilusión profunda sobre uno mismo o la persona a quien le brindamos nuestro amor. Por cierto, se acumulan las desilusiones, las expectativas no cubiertas, las frustraciones y los resentimientos hasta que nos agotan y envuelven en una nube gris que nos bloquea la visión.

Lo anterior nos encierra en nosotros mismos, y esto provoca que observemos lo que sucede alrededor, corremos riesgos para arrojarnos a la aventura. Obviamente esto no lo hacen quienes se sienten plenos en su relación de pareja. La señal inequívoca de que algo sucede es cuando descubrimos la felicidad de las demás parejas, y la comparamos con la situación propia: ¿por qué ellos están bien y nosotros no?

– Lo que ella experimenta: “Me sentí excluida, abandonada, despreciada”.

– Lo que él experimenta: “Ella estaba inmersa en su socialité, ocupada con sus reuniones. Siempre dispuesta para todo, excepto para mí”.

Este deseo de sentir la pasión, la química hormonal en todo su apogeo, y enamorarse proviene del anhelo de gozar la intensidad de la vida, y con ello la felicidad en todo su esplendor. Posiblemente lo que nos lleve a iniciar una relación, cuando ya tenemos una, no es el deseo de estar con otra persona, sino de apreciar el mundo con ojos nuevos y esto lo genera el enamoramiento.

Lo anterior no necesariamente les sucede a los dos integrantes de la pareja, esto lo vive con intensidad el que decide experimentar el momento del enamoramiento. Entonces, ¿la infidelidad es una enfermedad?, ¿qué es eso que les pasa a los infieles?

Según la sicología clínica, la infidelidad no es considerada como una enfermedad mental, ni como un acto perverso o conducta disfuncional, más bien se trata de un comportamiento adaptativo causado por la insatisfacción.[1]

La sicología evolutiva tiene otra visión: la infidelidad es un mecanismo de defensa en contra de la insatisfacción que están viviendo los individuos, por lo que sería más útil comprender las motivaciones que llevan a una persona a ser infiel.[2]

La mayoría de las personas coincide en que la infidelidad no es algo deseable ni apreciable. Sin lugar a dudas continuaremos escuchando acerca de ella. ¿Tienes idea de lo frecuente que es?, ¿conoces a alguien que la haya experimentado y sufrido?, ¿sabes las consecuencias que ha tenido en la pareja?

¿Podríamos afirmar que las parejas que tienen un compromiso de fidelidad han vivido por lo menos una experiencia infiel a lo largo de su relación?, ¿qué piensas al respecto?

Podríamos continuar debatiendo, y encontrar información confiable y válida que nos muestre datos alarmantes sobre la infidelidad. En la próxima entrega compartiré referencias de investigaciones sobre este tema y sus consecuencias en la pareja.

Hasta pronto, buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com


[1] A. P. Thompson. (1983). Extramarital sex: A review of the research literature. The Journal of Sex Research, 19(1), 1-22.

[2] Idem.