/ viernes 5 de abril de 2024

Casos y cosas de la experiencia | Sorpresas

La vida es una sorpresa útil, porque provee lecciones en cada experiencia vivida.

En los días de asueto de la semana pasada, la vida me regaló una experiencia inolvidable; un viaje corto y enriquecedor. En el camino que recorrí con mi pareja durante esos días fueron aparecieron sorpresas, que nos dejaron lecciones y aprendizajes mutuos. El objetivo de la escapada fue darle una sorpresa a tía Beatriz, y el encuentro con ella fue sublime. Me llenó de emoción ver su rostro encendido, sus ojos grandes y su hermosa sonrisa, que iluminó su cara al vernos; fluyeron los abrazos, palabras de amor y los detalles. Fue un viaje planeado para provocar las sorpresas propias y de los seres queridos; misión cumplida

Durante la caminata hacia el encuentro estuve atento a los regalos de la naturaleza; las flores rojas de los jardines, cubiertas del rocío matutino; el cielo nublado, con aire fresco; la gente que caminaba a nuestro lado y nos saludaba y el alto en el camino para observar un diente de león.

Fotografié dicha planta desde diversas perspectivas, y agradecí su presencia sensible y suave. He apreciado esta flor en distintos lugares, y en las imágenes captadas por Dewitt Jones, de National Geographic, fotógrafo profesional, escritor, conferencista y director de cine. Hoy solicito al Universo la luz, claridad y fuerza para continuar creciendo y desarrollando habilidades nuevas, para apreciar mejor el entorno y a las personas que me rodean.

Más y más sorpresas fueron apareciendo en el camino. Fue emocionante descubrir que mis antepasados tuvieron habilidades musicales; mi bisabuelo paterno tocaba el piano, el abuelo era hábil con el violonchelo y mi padre tocaba los bongos y cantaba. Otra más de esas vivencias maravillosas fue saber que tía Beatriz incursionó en el baile desde temprana edad. Un primo hermano fue baterista y cantante en un grupo musical. Qué hermoso es tocar los instrumentos musicales y obtener de ellos emociones y sentimientos que nos hacen vibrar. Conocí aspectos sorprendentes de varias generaciones familiares, aprendí de su historia, aprecié sus fotografías y supe que lograron sus sueños, aunque algunos quedaron en el camino.

Nuestras caminatas se llenaron de significado. Disfruté del césped verde, suave y húmedo cubierto de flores de múltiples colores. También del vuelo de las gaviotas surcar el espacio sobre el océano, donde también se deslizaban los patos. Le agradezco a mi cuerpo haberme permitido tocar ese trozo de vida, disfrutarlo e integrarlo a mi existir. Cada lugar me dejó experiencias enriquecedoras, que registré a través de los sentidos, y las sumé a los recuerdos que ya guardé en el baúl, para revisarlos las veces que sea necesario. Todo lo que rodeaba ese espectáculo es un regalo hermoso; celebro lo que este mundo tiene de bueno.

Otra de las sorpresas durante estos días fue darme cuenta de que me he permitido conocer o realizar cosas diferentes en diversos aspectos de mi vida. Son pequeños regalos, detalles que alumbran mi vida y, por ende, la de las personas que me rodean.

Concluyo con esta frase de Pablo Neruda: “Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”. Esta oportunidad nos indica el valor del proceso de autoconocimiento, y cómo puede influir en las personas. En algún momento de nuestra vida, sin importar dónde ni cuándo, nos encontraremos con nosotros mismos y nuestra esencia. Y ese encuentro puede producirnos bienestar o ser un momento muy duro y amargo.

Por un mundo de esperanza y paz.


Buen fin de semana. Año 2024

La vida es una sorpresa útil, porque provee lecciones en cada experiencia vivida.

En los días de asueto de la semana pasada, la vida me regaló una experiencia inolvidable; un viaje corto y enriquecedor. En el camino que recorrí con mi pareja durante esos días fueron aparecieron sorpresas, que nos dejaron lecciones y aprendizajes mutuos. El objetivo de la escapada fue darle una sorpresa a tía Beatriz, y el encuentro con ella fue sublime. Me llenó de emoción ver su rostro encendido, sus ojos grandes y su hermosa sonrisa, que iluminó su cara al vernos; fluyeron los abrazos, palabras de amor y los detalles. Fue un viaje planeado para provocar las sorpresas propias y de los seres queridos; misión cumplida

Durante la caminata hacia el encuentro estuve atento a los regalos de la naturaleza; las flores rojas de los jardines, cubiertas del rocío matutino; el cielo nublado, con aire fresco; la gente que caminaba a nuestro lado y nos saludaba y el alto en el camino para observar un diente de león.

Fotografié dicha planta desde diversas perspectivas, y agradecí su presencia sensible y suave. He apreciado esta flor en distintos lugares, y en las imágenes captadas por Dewitt Jones, de National Geographic, fotógrafo profesional, escritor, conferencista y director de cine. Hoy solicito al Universo la luz, claridad y fuerza para continuar creciendo y desarrollando habilidades nuevas, para apreciar mejor el entorno y a las personas que me rodean.

Más y más sorpresas fueron apareciendo en el camino. Fue emocionante descubrir que mis antepasados tuvieron habilidades musicales; mi bisabuelo paterno tocaba el piano, el abuelo era hábil con el violonchelo y mi padre tocaba los bongos y cantaba. Otra más de esas vivencias maravillosas fue saber que tía Beatriz incursionó en el baile desde temprana edad. Un primo hermano fue baterista y cantante en un grupo musical. Qué hermoso es tocar los instrumentos musicales y obtener de ellos emociones y sentimientos que nos hacen vibrar. Conocí aspectos sorprendentes de varias generaciones familiares, aprendí de su historia, aprecié sus fotografías y supe que lograron sus sueños, aunque algunos quedaron en el camino.

Nuestras caminatas se llenaron de significado. Disfruté del césped verde, suave y húmedo cubierto de flores de múltiples colores. También del vuelo de las gaviotas surcar el espacio sobre el océano, donde también se deslizaban los patos. Le agradezco a mi cuerpo haberme permitido tocar ese trozo de vida, disfrutarlo e integrarlo a mi existir. Cada lugar me dejó experiencias enriquecedoras, que registré a través de los sentidos, y las sumé a los recuerdos que ya guardé en el baúl, para revisarlos las veces que sea necesario. Todo lo que rodeaba ese espectáculo es un regalo hermoso; celebro lo que este mundo tiene de bueno.

Otra de las sorpresas durante estos días fue darme cuenta de que me he permitido conocer o realizar cosas diferentes en diversos aspectos de mi vida. Son pequeños regalos, detalles que alumbran mi vida y, por ende, la de las personas que me rodean.

Concluyo con esta frase de Pablo Neruda: “Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”. Esta oportunidad nos indica el valor del proceso de autoconocimiento, y cómo puede influir en las personas. En algún momento de nuestra vida, sin importar dónde ni cuándo, nos encontraremos con nosotros mismos y nuestra esencia. Y ese encuentro puede producirnos bienestar o ser un momento muy duro y amargo.

Por un mundo de esperanza y paz.


Buen fin de semana. Año 2024