/ viernes 12 de abril de 2024

Casos y cosas de la experiencia | Luz y sombras

Somos hijos del barro, pero también del cielo estrellado. (Sentencia náhuatl)

Esta noche silenciosa encendí una vela y seleccioné música de acompañamiento, para concentrarme en un momento de meditación. Solicité luz, claridad y fuerza para prestar servicio de acompañamiento a otros, y con ello fortalecer mi alma. La luz de la vela danzaba con el movimiento del aire que entraba por la ventana; percibí ese movimiento, a pesar de tener los ojos cerrados. El tiempo transcurrió; el aire, la música y mi respiración suave y profunda se entretejieron en un encuentro nutricio.

Durante la meditación agradecí lo recibido, y comprometí mi trabajo para lograr una mejor versión de mí mismo. Lo que representa un compromiso y responsabilidad para servir como antena energética. Esto me recuerda la frase integradora de David R. Hawkins: “La devoción espiritual es un estilo de vida continuo e incorpora una conciencia que observa constantemente. Las ocurrencias externas son transitorias, mientras que las cualidades internas de la conciencia son más permanentes. El trabajo interno es un proceso de aprendizaje constante mediante el cual se siente el placer y la satisfacción de descubrir cosas nuevas y el despliegue de la comprensión”.

Después de estos momentos de paz y tranquilidad interior, me dispuse a descansar. Agradezco cada regalo del día, el encuentro con otro ser humano, lo que la naturaleza me ofrece al caminar. Mi cuerpo recibe el aire puro de la mañana, el rocío y las flores que muestran lo mejor de sí mismas en su color y perfume. Es hermoso estar vivo y recorrer el ciclo de la vida, reconocer que voy creciendo y sanando las heridas, y celebrar el trabajo continuo para crecer y trascender. Reconozco lo que he logrado y lo que falta por avanzar para ser luz en el camino, y al mismo tiempo una antena energética que contribuya al bienestar personal y de otros.

Fritz Perls señala: “Cuando caen todas las máscaras lo que queda...soy yo”. Esto representa la oportunidad de reconocer que el trabajo personal implica miedo, porque quizá nos encontremos con una imagen que no es la que creíamos tener de nosotros mismos, y que la hemos sostenido a través del tiempo. Este trabajo es arduo y continuo, e implica decisión y coraje para transformarnos y lograr la mejor versión de uno mismo. Es una confrontación que, en ocasiones, resulta dolorosa, y precisamente por ello renunciamos o nos boicoteamos. Lo cierto es que requerimos de decisión, determinación y compromiso para sanar, crecer y trascender al personaje que nos hemos diseñado y convivido con él en la comodidad.

Humano, demasiado humano, aunque también formo parte de un cielo estrellado. "El secreto para vivir plenamente el día a día es lograr tu ‘estado óptimo’, en el que regulas tus emociones y tomas buenas decisiones”, dijo Daniel Goleman. He aprendido en estos últimos años a celebrar lo que este mundo tiene de bueno, a reír y jugar para nutrir mi ser. Goleman afirma: “El buen humor mejora tanto la atención como la intención. Es decir, cuando gozamos de un estado de ánimo positivo, somos más capaces de percibir la perspectiva general y nos sentimos llenos de energía para acometer más tareas y proyectos”.

Continuaré trabajando en mi proceso personal y profesional, para acompañar y apoyar a las personas que se acerquen a mi vida. En el camino habrá desviaciones, tropiezos y errores, sin embargo, es importante no perder de vista que podemos enmendar y volver a la visión de que somos seres espirituales con experiencias humanas. Hay que trabajar acompañados de luz, para debelar las sombras, y no olvidemos disfrutar el camino del encuentro con nuestra esencia.

Luz, claridad y fuerza para no perder el rumbo. Gratitud infinita.


Somos hijos del barro, pero también del cielo estrellado. (Sentencia náhuatl)

Esta noche silenciosa encendí una vela y seleccioné música de acompañamiento, para concentrarme en un momento de meditación. Solicité luz, claridad y fuerza para prestar servicio de acompañamiento a otros, y con ello fortalecer mi alma. La luz de la vela danzaba con el movimiento del aire que entraba por la ventana; percibí ese movimiento, a pesar de tener los ojos cerrados. El tiempo transcurrió; el aire, la música y mi respiración suave y profunda se entretejieron en un encuentro nutricio.

Durante la meditación agradecí lo recibido, y comprometí mi trabajo para lograr una mejor versión de mí mismo. Lo que representa un compromiso y responsabilidad para servir como antena energética. Esto me recuerda la frase integradora de David R. Hawkins: “La devoción espiritual es un estilo de vida continuo e incorpora una conciencia que observa constantemente. Las ocurrencias externas son transitorias, mientras que las cualidades internas de la conciencia son más permanentes. El trabajo interno es un proceso de aprendizaje constante mediante el cual se siente el placer y la satisfacción de descubrir cosas nuevas y el despliegue de la comprensión”.

Después de estos momentos de paz y tranquilidad interior, me dispuse a descansar. Agradezco cada regalo del día, el encuentro con otro ser humano, lo que la naturaleza me ofrece al caminar. Mi cuerpo recibe el aire puro de la mañana, el rocío y las flores que muestran lo mejor de sí mismas en su color y perfume. Es hermoso estar vivo y recorrer el ciclo de la vida, reconocer que voy creciendo y sanando las heridas, y celebrar el trabajo continuo para crecer y trascender. Reconozco lo que he logrado y lo que falta por avanzar para ser luz en el camino, y al mismo tiempo una antena energética que contribuya al bienestar personal y de otros.

Fritz Perls señala: “Cuando caen todas las máscaras lo que queda...soy yo”. Esto representa la oportunidad de reconocer que el trabajo personal implica miedo, porque quizá nos encontremos con una imagen que no es la que creíamos tener de nosotros mismos, y que la hemos sostenido a través del tiempo. Este trabajo es arduo y continuo, e implica decisión y coraje para transformarnos y lograr la mejor versión de uno mismo. Es una confrontación que, en ocasiones, resulta dolorosa, y precisamente por ello renunciamos o nos boicoteamos. Lo cierto es que requerimos de decisión, determinación y compromiso para sanar, crecer y trascender al personaje que nos hemos diseñado y convivido con él en la comodidad.

Humano, demasiado humano, aunque también formo parte de un cielo estrellado. "El secreto para vivir plenamente el día a día es lograr tu ‘estado óptimo’, en el que regulas tus emociones y tomas buenas decisiones”, dijo Daniel Goleman. He aprendido en estos últimos años a celebrar lo que este mundo tiene de bueno, a reír y jugar para nutrir mi ser. Goleman afirma: “El buen humor mejora tanto la atención como la intención. Es decir, cuando gozamos de un estado de ánimo positivo, somos más capaces de percibir la perspectiva general y nos sentimos llenos de energía para acometer más tareas y proyectos”.

Continuaré trabajando en mi proceso personal y profesional, para acompañar y apoyar a las personas que se acerquen a mi vida. En el camino habrá desviaciones, tropiezos y errores, sin embargo, es importante no perder de vista que podemos enmendar y volver a la visión de que somos seres espirituales con experiencias humanas. Hay que trabajar acompañados de luz, para debelar las sombras, y no olvidemos disfrutar el camino del encuentro con nuestra esencia.

Luz, claridad y fuerza para no perder el rumbo. Gratitud infinita.