/ viernes 25 de octubre de 2019

Casos y cosas de la experiencia || La esperanza nunca muere

Rufino llegó casi corriendo a la cita, dijo que se tardó porque el tráfico estaba insoportable. En cuanto se acomodó en el sillón empezó a relatar puntualmente las situaciones que ha vivido con Herlinda, su esposa.

— Estoy harto de ocuparme de ella, tratar de agradarle, de cuidar los detalles, y parece que no tiene llenadera. Me siento agotado y hastiado de la situación que vivimos. Estoy pensando en salirme de la casa y dejarla sola, a ver si ella se aguanta o se da cuenta de que me necesita.

— ¿Qué cosas haces para tenerla contenta, como dices?

— Ya le dije, tengo detalles con ella… Ah, ¿necesito ser específico, verdad? Le envío recaditos por WhatsApp, en ocasiones la invito a comer, le regalo una flor y cosas así. Pero no está satisfecha.

En ese momento sus ojos se llenaron de lágrimas, se inclinó hacia enfrente, colocó los codos sobre las piernas, y agregó:

— Ahora caigo en cuenta, siempre me ha pasado con las mujeres, ese detalle. Trato de agradarlas y, por más que me esfuerzo, no resulta favorable para mí. Eso me pasaba con mi mamá, nunca era suficiente lo que realizaba… Ella exigía más y más. ¿Qué tengo que hacer para no caer en lo mismo? Siento que me condicionan su afecto y eso me da coraje y rabia.

Hice un ejercicio con Rufino, para que expresara todo su coraje y rabia. Dedicamos un buen tiempo para que experimentara cada uno de esos sentimientos y encontrara la forma de darle curso a sus emociones.

En verdad resulta difícil expresar lo que se vive cuando las oportunidades han sido escasas. Lo que trajo a Rufino a psicoterapia es que tenía problemas con su supervisora, y temía perder su trabajo si explotaba.

Después de explorar otras alternativas, no había captado que se requería disciplina, determinación y aprender o desarrollar habilidades nuevas para sortear ese tipo de situaciones.

Aprender a manejar las emociones y sentimientos es un proceso detallado, amoroso, paciente y de entrega mutua. Es decir, la pareja necesita crear un puente de comunicación, retroalimentación y asertividad para enfrentar las experiencias comunes.

La sesión terminó con la firme decisión de Rufino de invitar a su esposa para asistir juntos al proceso psicoterapéutico, pues le interesa mantener y mejorar su relación.

— Creo que todavía podemos hacer algo juntos. En verdad la amo y quiero hacerlo por nosotros.

Despedí a Rufino con la esperanza de trazar el camino a seguir sobre su relación, y reestablecer la intimidad, el compromiso y la pasión por ser una pareja.

Creo que la certeza estriba en el trabajo continuo de la relación, de nutrirla y estar alerta a las señales que pudieran deteriorarla. Ilustro esto con una cita del poeta: “La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar”.

Cuando se logra consumar el amor de pareja, se establece un vínculo cuya fuerza es posible atenuar cuando se respeta y valida su existencia, por supuesto implica que ambos reconozcan lo que aportan para salir adelante. Esto permite subrayar que el amor fluye gracias al vínculo establecido.

Buen fin de semana.



José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com

Rufino llegó casi corriendo a la cita, dijo que se tardó porque el tráfico estaba insoportable. En cuanto se acomodó en el sillón empezó a relatar puntualmente las situaciones que ha vivido con Herlinda, su esposa.

— Estoy harto de ocuparme de ella, tratar de agradarle, de cuidar los detalles, y parece que no tiene llenadera. Me siento agotado y hastiado de la situación que vivimos. Estoy pensando en salirme de la casa y dejarla sola, a ver si ella se aguanta o se da cuenta de que me necesita.

— ¿Qué cosas haces para tenerla contenta, como dices?

— Ya le dije, tengo detalles con ella… Ah, ¿necesito ser específico, verdad? Le envío recaditos por WhatsApp, en ocasiones la invito a comer, le regalo una flor y cosas así. Pero no está satisfecha.

En ese momento sus ojos se llenaron de lágrimas, se inclinó hacia enfrente, colocó los codos sobre las piernas, y agregó:

— Ahora caigo en cuenta, siempre me ha pasado con las mujeres, ese detalle. Trato de agradarlas y, por más que me esfuerzo, no resulta favorable para mí. Eso me pasaba con mi mamá, nunca era suficiente lo que realizaba… Ella exigía más y más. ¿Qué tengo que hacer para no caer en lo mismo? Siento que me condicionan su afecto y eso me da coraje y rabia.

Hice un ejercicio con Rufino, para que expresara todo su coraje y rabia. Dedicamos un buen tiempo para que experimentara cada uno de esos sentimientos y encontrara la forma de darle curso a sus emociones.

En verdad resulta difícil expresar lo que se vive cuando las oportunidades han sido escasas. Lo que trajo a Rufino a psicoterapia es que tenía problemas con su supervisora, y temía perder su trabajo si explotaba.

Después de explorar otras alternativas, no había captado que se requería disciplina, determinación y aprender o desarrollar habilidades nuevas para sortear ese tipo de situaciones.

Aprender a manejar las emociones y sentimientos es un proceso detallado, amoroso, paciente y de entrega mutua. Es decir, la pareja necesita crear un puente de comunicación, retroalimentación y asertividad para enfrentar las experiencias comunes.

La sesión terminó con la firme decisión de Rufino de invitar a su esposa para asistir juntos al proceso psicoterapéutico, pues le interesa mantener y mejorar su relación.

— Creo que todavía podemos hacer algo juntos. En verdad la amo y quiero hacerlo por nosotros.

Despedí a Rufino con la esperanza de trazar el camino a seguir sobre su relación, y reestablecer la intimidad, el compromiso y la pasión por ser una pareja.

Creo que la certeza estriba en el trabajo continuo de la relación, de nutrirla y estar alerta a las señales que pudieran deteriorarla. Ilustro esto con una cita del poeta: “La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar”.

Cuando se logra consumar el amor de pareja, se establece un vínculo cuya fuerza es posible atenuar cuando se respeta y valida su existencia, por supuesto implica que ambos reconozcan lo que aportan para salir adelante. Esto permite subrayar que el amor fluye gracias al vínculo establecido.

Buen fin de semana.



José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com