/ viernes 31 de diciembre de 2021

Casos y cosas de la experiencia | Poner en juego el corazón

“Si para recobrar lo recobrado, debi perder primero lo perdido, si para conseguir lo conseguido, tuve que soportar lo soportado, si para estar ahora enamorado, fue menester haber estado herido, tengo por bien sufrido lo sufrido, tengo por bien llorado lo llorado, porque después de todo he comprobado, que no se goza bien de lo gozado, sino después de haberlo padecido, porque después de todo he comprendido, que lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado.

(Las Pastillas del Abuelo)

Sintonicé una estación de radio, en Internet, que disfruto desde hace algunos años, para crear el ambiente propicio y redactar la última nota de este año. Cada día me brindó la oportunidad de crecer, agradecer lo experimentado y disfrutar el contacto con otro ser humano en mis diversas facetas. Cada persona trae consigo sueños, alegrías, tristezas, logros, fracasos, lecciones y aprendizajes que aquilatar. Por consiguiente, en ocasiones curamos las heridas mediante el acompañamiento personal y profesional. Además, los mensajes y llamadas atendidas son la ratificación de que estamos en contacto, y que puedes confiar en ti y en la compañía que camina a tu lado. Esto es motivo de gratitud al finalizar este año, que considero de la esperanza.

Cada estación del año trajo lo mejor, asimismo hace un año hice mi mejor esfuerzo para preparar la tierra y sembrar, para después obtener los frutos necesarios para vivir a plenitud. Me preparé en el campo personal y profesional; dediqué tiempo al encuentro con la familia, a darle vida a un cumpleaños más, a despertar, en conjunto, a nuevas alternativas de cambio y aprendizaje. El proceso implicó ir renunciando poco a poco al confort, a la pereza y a posponer la toma de decisiones, en situaciones que se escondían en el desván.

Recordé los objetivos trazados hace un año, y celebro que me he cumplido, por ello ahora dispongo de tiempo para trazar los nuevos y lograr mis metas para 2022. Evoqué una historia de la filosofía sufí, sobre el durazno: al principio, cuando tenemos el durazno en la mano solo apreciamos lo áspero y rugoso. Ciertamente el fruto no parece atractivo ni tentador, pero después de cruzar la primera capa, se descubre la pulpa y resulta jugoso, dulce y nutritivo. Entonces quieres detenerte ahí, pero es preciso continuar explorando este fruto porque nos encontraremos con la madera dura de la semilla. Si la traspasamos podemos tener un aprendizaje mayor, veremos ahí el centro de todo, la potencialidad absoluta, el germen del fruto nuevo; es decir, el comienzo de otro ciclo.

Lo mismo sucede con nuestra vida, al principio nos puede parecer poco atractiva, pero al explorarla encontramos momentos maravillosos, graciosos, colmados de amor y uno que otro descalabro. También nos percatamos de la necesidad de sumar a lo viejo lo nuevo por aprender, para sacar el mejor partido posible. Así descubriremos la potencialidad que guardamos en nuestro interior, los frutos nuevos que nos ofrece y que podremos ofrecer a otros.

Por tanto, así iniciamos un ciclo nuevo de aprendizaje, al que sólo es posible arribar caminando por ese espacio vacío, desde el cual es posible crear, crecer y custodiar por siempre. Durante este proceso también tendremos que llegar al desapego, es el momento más difícil pues implica un cuestionamiento certero de lo que tendremos que dejar o liberarnos, para continuar en el camino del crecimiento. ¿Estás dispuesto a vaciar tu taza del 2021? Como afirma Rainier María Rilke: “Sólo hay un camino, el interior”. Decídete a explorar este nuevo año con lo aprendido durante el anterior, con la certeza de que la experiencia modificó gran parte de tus creencias.

Quiero agradecer a cada persona que se cruzó en mi camino y me regaló su tiempo, espacio, lecciones y aprendizajes. Todo ello ha contribuido a mi crecimiento y desarrollo. Concluyo parafraseando una estrofa de la canción Me juego el corazón, de Las Pastillas del Abuelo: “Decidí recobrar lo recobrado. Perdí lo perdido, todo esto para conseguir lo conseguido, y así tuve que soportar lo elegido, si para estar ahora enamorado de la vida y sus lecciones”.

Reciban un abrazo virtual nutricio y que disfruten la convivencia familiar.

Buen fin de semana… Confiando22

#contagiabuenavibra #yoaportoenpositivo

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com


“Si para recobrar lo recobrado, debi perder primero lo perdido, si para conseguir lo conseguido, tuve que soportar lo soportado, si para estar ahora enamorado, fue menester haber estado herido, tengo por bien sufrido lo sufrido, tengo por bien llorado lo llorado, porque después de todo he comprobado, que no se goza bien de lo gozado, sino después de haberlo padecido, porque después de todo he comprendido, que lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado.

(Las Pastillas del Abuelo)

Sintonicé una estación de radio, en Internet, que disfruto desde hace algunos años, para crear el ambiente propicio y redactar la última nota de este año. Cada día me brindó la oportunidad de crecer, agradecer lo experimentado y disfrutar el contacto con otro ser humano en mis diversas facetas. Cada persona trae consigo sueños, alegrías, tristezas, logros, fracasos, lecciones y aprendizajes que aquilatar. Por consiguiente, en ocasiones curamos las heridas mediante el acompañamiento personal y profesional. Además, los mensajes y llamadas atendidas son la ratificación de que estamos en contacto, y que puedes confiar en ti y en la compañía que camina a tu lado. Esto es motivo de gratitud al finalizar este año, que considero de la esperanza.

Cada estación del año trajo lo mejor, asimismo hace un año hice mi mejor esfuerzo para preparar la tierra y sembrar, para después obtener los frutos necesarios para vivir a plenitud. Me preparé en el campo personal y profesional; dediqué tiempo al encuentro con la familia, a darle vida a un cumpleaños más, a despertar, en conjunto, a nuevas alternativas de cambio y aprendizaje. El proceso implicó ir renunciando poco a poco al confort, a la pereza y a posponer la toma de decisiones, en situaciones que se escondían en el desván.

Recordé los objetivos trazados hace un año, y celebro que me he cumplido, por ello ahora dispongo de tiempo para trazar los nuevos y lograr mis metas para 2022. Evoqué una historia de la filosofía sufí, sobre el durazno: al principio, cuando tenemos el durazno en la mano solo apreciamos lo áspero y rugoso. Ciertamente el fruto no parece atractivo ni tentador, pero después de cruzar la primera capa, se descubre la pulpa y resulta jugoso, dulce y nutritivo. Entonces quieres detenerte ahí, pero es preciso continuar explorando este fruto porque nos encontraremos con la madera dura de la semilla. Si la traspasamos podemos tener un aprendizaje mayor, veremos ahí el centro de todo, la potencialidad absoluta, el germen del fruto nuevo; es decir, el comienzo de otro ciclo.

Lo mismo sucede con nuestra vida, al principio nos puede parecer poco atractiva, pero al explorarla encontramos momentos maravillosos, graciosos, colmados de amor y uno que otro descalabro. También nos percatamos de la necesidad de sumar a lo viejo lo nuevo por aprender, para sacar el mejor partido posible. Así descubriremos la potencialidad que guardamos en nuestro interior, los frutos nuevos que nos ofrece y que podremos ofrecer a otros.

Por tanto, así iniciamos un ciclo nuevo de aprendizaje, al que sólo es posible arribar caminando por ese espacio vacío, desde el cual es posible crear, crecer y custodiar por siempre. Durante este proceso también tendremos que llegar al desapego, es el momento más difícil pues implica un cuestionamiento certero de lo que tendremos que dejar o liberarnos, para continuar en el camino del crecimiento. ¿Estás dispuesto a vaciar tu taza del 2021? Como afirma Rainier María Rilke: “Sólo hay un camino, el interior”. Decídete a explorar este nuevo año con lo aprendido durante el anterior, con la certeza de que la experiencia modificó gran parte de tus creencias.

Quiero agradecer a cada persona que se cruzó en mi camino y me regaló su tiempo, espacio, lecciones y aprendizajes. Todo ello ha contribuido a mi crecimiento y desarrollo. Concluyo parafraseando una estrofa de la canción Me juego el corazón, de Las Pastillas del Abuelo: “Decidí recobrar lo recobrado. Perdí lo perdido, todo esto para conseguir lo conseguido, y así tuve que soportar lo elegido, si para estar ahora enamorado de la vida y sus lecciones”.

Reciban un abrazo virtual nutricio y que disfruten la convivencia familiar.

Buen fin de semana… Confiando22

#contagiabuenavibra #yoaportoenpositivo

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com