/ sábado 12 de enero de 2019

Casos y cosas de la experiencia | Vivir la experiencia sicoterapéutica

“Esperanza es la que sostiene y da fortaleza, al pensar que se puede estar mejor y se puede promover el deseo de que todo este dolor tenga algún sentido; permite poder sentir que la vida aún espera algo importante y trascendente de cada uno. Buscar y encontrar una misión que cumplir es un gran estímulo que alimenta la esperanza”

(Silvia Leal del Corral)


Cuando me detengo a pensar en mi actividad sicoterapéutica me vienen a la mente un cúmulo de imágenes, rostros, emociones y sentimientos compartidos con las personas que acompaño y he acompañado.

Descubro que esos encuentros y reencuentros son un privilegio que aquilato enormemente.

Ver esos rostros alegres o compungidos en plena búsqueda de su misión personal es importante para mí, debido a todo el aprendizaje que encierra esa experiencia personal y profesional. Es un canto a la esperanza de ser mejor cada día, de identificar sus talentos para proyectar un mejor aquí y ahora.

Estos encuentros pueden representar una ocasión clave para que la persona se muestre diferente, es decir, afectuosa, cauta u hostil, entre otras manifestaciones que repercuten en el sicoterapeuta. De ahí que necesitamos estar preparados para dar y recibir las emociones y sentimientos que genera el encuentro.

Lo anterior también nos conduce a ofrecer apoyo a quienes nos buscan para encontrar respuestas a sus “problemas específicos, dilemas existenciales, urgencias y emergencias espirituales”, entre otros aspectos de la convivencia diaria. Con frecuencia, en esta relación sicoterapéutica viviremos diversos roles, que se podrían experimentar de forma intensa y, en ocasiones, serán difíciles y dolorosos. Lo cierto es que estas experiencias son elementos esenciales en el proceso sicoterapéutico, y para la liberación del conflicto que condujo a la persona a solicitar ayuda.

¿Qué piensas y sientes acerca de la psicoterapia?

¿Qué experiencias has tenido en este proceso?

¿Has obtenido los resultados esperados?

El objetivo primordial de la sicoterapia Gestalt es promover la conciencia y responsabilidad en el aquí y ahora, para que la persona asuma su compromiso de crecer. Esto implicará experimentar la compañía del sicoterapeuta y la frustración al encontrarse ante sí mismo, y con el compromiso de ser lo que quiere ser y renunciar a ciertas “creencias” que lo detienen en su proceso.

Obviamente la verdadera responsabilidad y compromiso es el resultado de su nivel de conciencia. Si no existe conciencia de las consecuencias de una acción, no podemos esperar que la persona se responsabilice de ella. Es decir, que esté sobre sus pies, que camine decidida y enfrente sus experiencias para darle sentido a su existencia.

La experiencia sicoterapéutica es una decisión que nos permite exponernos al otro tal cual somos, enfrentarnos a nosotros mismos, establecer un contacto que seguramente tendrá una repercusión en nuestra vida. Por ello el sicoterapeuta también “trabaja” en su proceso personal, para acompañar al otro y ser consciente de sus necesidades y de su estar en el mundo de la sicoterapia.

Es un privilegio prepararse continuamente en este campo y, por supuesto, en el trabajo personal, para contribuir con el otro a ser y estar en el mundo, con una claridad en su misión personal, y trabajar siempre en su quehacer personal y profesional.

Finalmente, al cierre de 2018 y al inicio de este 2019 veo un mundo intenso, incierto, volátil, complejo y ambiguo que presenta retos para todos los seres humanos. Uno de tantos desafíos está en la relación de pareja y sus vicisitudes. Más adelante comentaré los temas que atañen a la pareja, desde su fortalecimiento o deterioro.

Guardo la esperanza de que las contribuciones mutuas, entre la persona y el sicoterapeuta, a través del encuentro, favorezcan la certeza de que estamos a salvo en presencia del otro.

Hasta la próxima, buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com

“Esperanza es la que sostiene y da fortaleza, al pensar que se puede estar mejor y se puede promover el deseo de que todo este dolor tenga algún sentido; permite poder sentir que la vida aún espera algo importante y trascendente de cada uno. Buscar y encontrar una misión que cumplir es un gran estímulo que alimenta la esperanza”

(Silvia Leal del Corral)


Cuando me detengo a pensar en mi actividad sicoterapéutica me vienen a la mente un cúmulo de imágenes, rostros, emociones y sentimientos compartidos con las personas que acompaño y he acompañado.

Descubro que esos encuentros y reencuentros son un privilegio que aquilato enormemente.

Ver esos rostros alegres o compungidos en plena búsqueda de su misión personal es importante para mí, debido a todo el aprendizaje que encierra esa experiencia personal y profesional. Es un canto a la esperanza de ser mejor cada día, de identificar sus talentos para proyectar un mejor aquí y ahora.

Estos encuentros pueden representar una ocasión clave para que la persona se muestre diferente, es decir, afectuosa, cauta u hostil, entre otras manifestaciones que repercuten en el sicoterapeuta. De ahí que necesitamos estar preparados para dar y recibir las emociones y sentimientos que genera el encuentro.

Lo anterior también nos conduce a ofrecer apoyo a quienes nos buscan para encontrar respuestas a sus “problemas específicos, dilemas existenciales, urgencias y emergencias espirituales”, entre otros aspectos de la convivencia diaria. Con frecuencia, en esta relación sicoterapéutica viviremos diversos roles, que se podrían experimentar de forma intensa y, en ocasiones, serán difíciles y dolorosos. Lo cierto es que estas experiencias son elementos esenciales en el proceso sicoterapéutico, y para la liberación del conflicto que condujo a la persona a solicitar ayuda.

¿Qué piensas y sientes acerca de la psicoterapia?

¿Qué experiencias has tenido en este proceso?

¿Has obtenido los resultados esperados?

El objetivo primordial de la sicoterapia Gestalt es promover la conciencia y responsabilidad en el aquí y ahora, para que la persona asuma su compromiso de crecer. Esto implicará experimentar la compañía del sicoterapeuta y la frustración al encontrarse ante sí mismo, y con el compromiso de ser lo que quiere ser y renunciar a ciertas “creencias” que lo detienen en su proceso.

Obviamente la verdadera responsabilidad y compromiso es el resultado de su nivel de conciencia. Si no existe conciencia de las consecuencias de una acción, no podemos esperar que la persona se responsabilice de ella. Es decir, que esté sobre sus pies, que camine decidida y enfrente sus experiencias para darle sentido a su existencia.

La experiencia sicoterapéutica es una decisión que nos permite exponernos al otro tal cual somos, enfrentarnos a nosotros mismos, establecer un contacto que seguramente tendrá una repercusión en nuestra vida. Por ello el sicoterapeuta también “trabaja” en su proceso personal, para acompañar al otro y ser consciente de sus necesidades y de su estar en el mundo de la sicoterapia.

Es un privilegio prepararse continuamente en este campo y, por supuesto, en el trabajo personal, para contribuir con el otro a ser y estar en el mundo, con una claridad en su misión personal, y trabajar siempre en su quehacer personal y profesional.

Finalmente, al cierre de 2018 y al inicio de este 2019 veo un mundo intenso, incierto, volátil, complejo y ambiguo que presenta retos para todos los seres humanos. Uno de tantos desafíos está en la relación de pareja y sus vicisitudes. Más adelante comentaré los temas que atañen a la pareja, desde su fortalecimiento o deterioro.

Guardo la esperanza de que las contribuciones mutuas, entre la persona y el sicoterapeuta, a través del encuentro, favorezcan la certeza de que estamos a salvo en presencia del otro.

Hasta la próxima, buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com