/ viernes 31 de julio de 2020

Casos y cosas de la experiencia | Charla con el licenciado Simón Portales

“Un ser humano no podría vivir en un mundo sin memoria ni sueños”.

(B. Cyrulnik)

Hoy, mientras la tarde transcurría, así como las actividades que había programado para este día, me sorprendió la llamada telefónica del licenciado Simón Portales, de quien no sabía hacía tiempo y tampoco de su respetable familia. Después del saludo afectuoso charlamos sobre nuestras vivencias en este tiempo de pandemia.

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La charla fluyó libremente, como en otras ocasiones, sobre diversos temas de interés común y también acerca de Rodolfo, nuestro amigo mutuo. Siempre recordamos las reuniones de café, cigarro y temas candentes donde cada uno expresa su sentir y pensar.

Le manifesté que mi amistad con Rodolfo significa una hermandad, que surgió en 1988. Nos encontramos en una empresa en la que ambos laborábamos; ahí compartimos nuestros talentos para crear e innovar cursos, talleres, seminarios y experiencias de aprendizaje.

Admiro su capacidad de gestión y creación de proyectos, su influencia con el personal, su liderazgo, la disposición para el trabajo comunitario y colaborativo. Reconozco su inteligencia, profesionalismo, orientación al servicio y el manejo de los medios electrónicos. Compartimos momentos de creación y aprendizaje.

Como lo expresaste alguna vez, licenciado, Rodolfo es una persona valiosa, entusiasta, comprometida, respetuosa, compasiva, honesta y meticulosa, entre otras tantas cosas. Sabes, estoy de acuerdo contigo en la descripción que haces de él; agregaría que es oportuno al hablar, un facilitador nato para el aprendizaje.

Valoro la pasión que tiene por la familia, formada por Rosalbita, Flor, Valeria y Stefani, también por su trabajo y la lectura y ahora por sus nietos. Me gusta abordar varios temas con él porque se apasiona y luego prepara café, sirve una copa de vino o de tequila. Claro que también disfruta mucho de la cerveza bien helada.

Siempre he contado con su amistad, ha sido respetuoso, y está presente cuando lo necesito y disfruto de su acompañamiento. Lo he visto llorar por las cosas que pasan en nuestras familias, por las pérdidas cercanas y por los amigos que se nos han adelantado.

Recuerdo cuando conoció a mi padre, lo vi emocionado; ambos bromearon como si se conocieran desde hacía mucho tiempo. Gocé esa familiaridad entre ellos. También valoro y disfruto mi inclusión en su familia; he gozado a plenitud las festividades de fin de año con ellos. Como si fuese un miembro más, siempre me han hecho sentir ese amor y cariño de familia.

Tengo recuerdos maravillosos de encuentros familiares, de verlos bailar —a Rosalbita y Rodolfo— y disfrutar la música, la copa de vino, las canciones que entonan sus hijas y yernos. La fiesta es un regalo que disfruto a plenitud con ellos; soy afortunado por estar en su compañía.

Señor licenciado, disculpa que no te haya dejado hablar, pero hace tiempo que quiero expresarte lo que significa para mí este gran amigo. Sé que lo has acompañado muchos años, disfrutado y sufrido muchas cosas a su lado.

Su sensibilidad es crucial en lo que hace; gusta de la lectura y la poesía, irradia generosidad y posee un corazón enorme. Su intuición e imaginación son recursos maravillosos que utiliza para solucionar problemas. Tiene la capacidad de asumir cambios y correr riesgos para salir adelante con sus proyectos personales y profesionales.

Rodolfo es un amigo leal, respetuoso y generoso. Ama con pasión a su Rosalbita, lo envuelve la ternura cuando habla de ella. Y qué decir de su trabajo, es otro amor que lo vuelve loco. Se entrega a la creación y generación de ideas y proyectos nuevos, con los que vibran también sus mujeres cuyas profesiones son la psicología, la ingeniería y la educación. Cabe destacar que Rosalbita ha sido pieza angular para todos sus proyectos, es luz que lo alumbra y acompaña. Otra cosa que lo hace vibrar: ¡que viva el rock and roll! ¡Que viva el TRI!

Licenciado Portales, disculpe mi osadía al no permitir su distinguida alocución como suele hacerlo en otras ocasiones. Hoy le gané la partida… Nuestro amigo es motivo de este encuentro. Sé que usted extraña visitar las cheves artesanales, la Plaza Bicentenario y las Fiestas del Pitic, entre otras cosas.

Esto me conduce a una frase: “Sin memoria y sin esperanza viviríamos en un mundo sin razón”. Confío en que pronto nos reuniremos, y que el café u otras bebidas y una buena charla nos acompañarán. Será propicio reunir los aprendizajes adquiridos durante esta pandemia. Licenciado Simón, gracias por estar cerca de mí y permitirme expresar lo que siento aquí y ahora respecto a Rodolfo. Le debo el abrazo, porque es preciso seguir los protocolos de la contingencia: guardar Susana distancia y usar cubrebocas.

Buen fin de semana… Quédate en casa y hablemos de Convida-20.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com


“Un ser humano no podría vivir en un mundo sin memoria ni sueños”.

(B. Cyrulnik)

Hoy, mientras la tarde transcurría, así como las actividades que había programado para este día, me sorprendió la llamada telefónica del licenciado Simón Portales, de quien no sabía hacía tiempo y tampoco de su respetable familia. Después del saludo afectuoso charlamos sobre nuestras vivencias en este tiempo de pandemia.

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La charla fluyó libremente, como en otras ocasiones, sobre diversos temas de interés común y también acerca de Rodolfo, nuestro amigo mutuo. Siempre recordamos las reuniones de café, cigarro y temas candentes donde cada uno expresa su sentir y pensar.

Le manifesté que mi amistad con Rodolfo significa una hermandad, que surgió en 1988. Nos encontramos en una empresa en la que ambos laborábamos; ahí compartimos nuestros talentos para crear e innovar cursos, talleres, seminarios y experiencias de aprendizaje.

Admiro su capacidad de gestión y creación de proyectos, su influencia con el personal, su liderazgo, la disposición para el trabajo comunitario y colaborativo. Reconozco su inteligencia, profesionalismo, orientación al servicio y el manejo de los medios electrónicos. Compartimos momentos de creación y aprendizaje.

Como lo expresaste alguna vez, licenciado, Rodolfo es una persona valiosa, entusiasta, comprometida, respetuosa, compasiva, honesta y meticulosa, entre otras tantas cosas. Sabes, estoy de acuerdo contigo en la descripción que haces de él; agregaría que es oportuno al hablar, un facilitador nato para el aprendizaje.

Valoro la pasión que tiene por la familia, formada por Rosalbita, Flor, Valeria y Stefani, también por su trabajo y la lectura y ahora por sus nietos. Me gusta abordar varios temas con él porque se apasiona y luego prepara café, sirve una copa de vino o de tequila. Claro que también disfruta mucho de la cerveza bien helada.

Siempre he contado con su amistad, ha sido respetuoso, y está presente cuando lo necesito y disfruto de su acompañamiento. Lo he visto llorar por las cosas que pasan en nuestras familias, por las pérdidas cercanas y por los amigos que se nos han adelantado.

Recuerdo cuando conoció a mi padre, lo vi emocionado; ambos bromearon como si se conocieran desde hacía mucho tiempo. Gocé esa familiaridad entre ellos. También valoro y disfruto mi inclusión en su familia; he gozado a plenitud las festividades de fin de año con ellos. Como si fuese un miembro más, siempre me han hecho sentir ese amor y cariño de familia.

Tengo recuerdos maravillosos de encuentros familiares, de verlos bailar —a Rosalbita y Rodolfo— y disfrutar la música, la copa de vino, las canciones que entonan sus hijas y yernos. La fiesta es un regalo que disfruto a plenitud con ellos; soy afortunado por estar en su compañía.

Señor licenciado, disculpa que no te haya dejado hablar, pero hace tiempo que quiero expresarte lo que significa para mí este gran amigo. Sé que lo has acompañado muchos años, disfrutado y sufrido muchas cosas a su lado.

Su sensibilidad es crucial en lo que hace; gusta de la lectura y la poesía, irradia generosidad y posee un corazón enorme. Su intuición e imaginación son recursos maravillosos que utiliza para solucionar problemas. Tiene la capacidad de asumir cambios y correr riesgos para salir adelante con sus proyectos personales y profesionales.

Rodolfo es un amigo leal, respetuoso y generoso. Ama con pasión a su Rosalbita, lo envuelve la ternura cuando habla de ella. Y qué decir de su trabajo, es otro amor que lo vuelve loco. Se entrega a la creación y generación de ideas y proyectos nuevos, con los que vibran también sus mujeres cuyas profesiones son la psicología, la ingeniería y la educación. Cabe destacar que Rosalbita ha sido pieza angular para todos sus proyectos, es luz que lo alumbra y acompaña. Otra cosa que lo hace vibrar: ¡que viva el rock and roll! ¡Que viva el TRI!

Licenciado Portales, disculpe mi osadía al no permitir su distinguida alocución como suele hacerlo en otras ocasiones. Hoy le gané la partida… Nuestro amigo es motivo de este encuentro. Sé que usted extraña visitar las cheves artesanales, la Plaza Bicentenario y las Fiestas del Pitic, entre otras cosas.

Esto me conduce a una frase: “Sin memoria y sin esperanza viviríamos en un mundo sin razón”. Confío en que pronto nos reuniremos, y que el café u otras bebidas y una buena charla nos acompañarán. Será propicio reunir los aprendizajes adquiridos durante esta pandemia. Licenciado Simón, gracias por estar cerca de mí y permitirme expresar lo que siento aquí y ahora respecto a Rodolfo. Le debo el abrazo, porque es preciso seguir los protocolos de la contingencia: guardar Susana distancia y usar cubrebocas.

Buen fin de semana… Quédate en casa y hablemos de Convida-20.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com