/ viernes 19 de enero de 2024

Casos y cosas de la experiencia | Enero 2024

Elegí y decidí caminar por diversos lugares, sin que nada me detuviera, tan cerca o lejos como me resultara posible. Es tiempo para disfrutar el camino, para detenerme a explorar el terreno, gozar del paisaje, escuchar el canto de las aves, sentir el frío que envuelve mi cuerpo y entregarme por fin a la contemplación y meditación. No importa si es poco o demasiado el tiempo que le dedico a estas actividades, sólo las vivo sin límites, pues vale la pena.

Hace tiempo inicié el camino hacia mí mismo, esto implica valentía, aceptar la vulnerabilidad y enfrentar el miedo a perder el rumbo. Sin embargo, a pesar del miedo he caminado firme, y con plena voluntad para acercarme cada día a descubrir espacios que iluminen mi existencia. Esto me evoca una característica de los colibríes; estas bellas aves que, pese a su diminuto tamaño, son capaces de vivir a plenitud cada día. Los latidos de su corazón son hasta de dos mil pulsaciones por minuto, y sus alas aletean ochenta veces por segundo. Los colibríes viven con intensidad su tiempo de vida.

Estos primeros días de enero han resultado intensos, pues algunos amigos han experimentado situaciones caóticas: robo a su domicilio, pérdidas irreparables, ruptura de relaciones, enfermedades y dolores varios. He vivido la intensidad de esas emociones, recordando los momentos compartidos, los regalos de vida recibidos, las palabras de amor y aliento. Algunos amigos están viviendo, en otros países, lecciones que impactarán en su quehacer cotidiano. En resumen, veo los momentos más difíciles de nuestra existencia como oportunidad para sentir esperanza, amor, optimismo, felicidad y gratitud.

Por lo tanto, cada detalle que experimento es una oportunidad para agradecer que estoy vivo, y confío en aprender las lecciones que corresponden. Los invito a revisar los objetivos y metas que se han planteado para este año. Atiendan a estas preguntas: ¿qué están haciendo ahora?; ¿están orientados a lograr sus objetivos o se están alejando de ellos?; ¿necesitan acompañamiento?

Antes de concluir este escrito recibí mensajes; sobre el deceso de un colega, un amigo me compartió la fase crítica que atraviesa su hermano, uno más sufre una crisis de dolor intenso y otro está padeciendo el embate de la naturaleza —heladas y viento intenso—. Les envío un abrazo y luz a todos ellos, para que puedan sortear esas pruebas.

A pesar de dichas situaciones y dificultades que afectan nuestras vidas y la de personas cercanas, tendremos la posibilidad de ver nuevos caminos o alternativas para salir adelante. La vida volverá a ser maravillosa y buena con todos; sobreviviremos. Cuestionemos la creencia de que merecemos todo lo desagradable y doloroso. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional; ciertamente sufrir es algo inevitable y universal. No obstante, lo que podemos hacer es reaccionar de forma diferente ante el sufrimiento.

¿Cuál es el objetivo de tu vida?; ¿qué sentido tiene tu sufrimiento?; ¿cómo podemos apoyarnos para soportar estos sucesos duros de la vida? Te conmino a que, al igual que el colibrí, seas resiliente, y siempre busques lo dulce en la vida. Cada momento de nuestra existencia es una elección. Enciendo una vela para alumbrar nuestro camino… No podemos curarnos en línea recta, existen alternativas para sortear los vendavales que nos acechen.

Buen fin de semana.

Por un mundo de esperanza y paz.

Buen fin de semana. Año 2024

Elegí y decidí caminar por diversos lugares, sin que nada me detuviera, tan cerca o lejos como me resultara posible. Es tiempo para disfrutar el camino, para detenerme a explorar el terreno, gozar del paisaje, escuchar el canto de las aves, sentir el frío que envuelve mi cuerpo y entregarme por fin a la contemplación y meditación. No importa si es poco o demasiado el tiempo que le dedico a estas actividades, sólo las vivo sin límites, pues vale la pena.

Hace tiempo inicié el camino hacia mí mismo, esto implica valentía, aceptar la vulnerabilidad y enfrentar el miedo a perder el rumbo. Sin embargo, a pesar del miedo he caminado firme, y con plena voluntad para acercarme cada día a descubrir espacios que iluminen mi existencia. Esto me evoca una característica de los colibríes; estas bellas aves que, pese a su diminuto tamaño, son capaces de vivir a plenitud cada día. Los latidos de su corazón son hasta de dos mil pulsaciones por minuto, y sus alas aletean ochenta veces por segundo. Los colibríes viven con intensidad su tiempo de vida.

Estos primeros días de enero han resultado intensos, pues algunos amigos han experimentado situaciones caóticas: robo a su domicilio, pérdidas irreparables, ruptura de relaciones, enfermedades y dolores varios. He vivido la intensidad de esas emociones, recordando los momentos compartidos, los regalos de vida recibidos, las palabras de amor y aliento. Algunos amigos están viviendo, en otros países, lecciones que impactarán en su quehacer cotidiano. En resumen, veo los momentos más difíciles de nuestra existencia como oportunidad para sentir esperanza, amor, optimismo, felicidad y gratitud.

Por lo tanto, cada detalle que experimento es una oportunidad para agradecer que estoy vivo, y confío en aprender las lecciones que corresponden. Los invito a revisar los objetivos y metas que se han planteado para este año. Atiendan a estas preguntas: ¿qué están haciendo ahora?; ¿están orientados a lograr sus objetivos o se están alejando de ellos?; ¿necesitan acompañamiento?

Antes de concluir este escrito recibí mensajes; sobre el deceso de un colega, un amigo me compartió la fase crítica que atraviesa su hermano, uno más sufre una crisis de dolor intenso y otro está padeciendo el embate de la naturaleza —heladas y viento intenso—. Les envío un abrazo y luz a todos ellos, para que puedan sortear esas pruebas.

A pesar de dichas situaciones y dificultades que afectan nuestras vidas y la de personas cercanas, tendremos la posibilidad de ver nuevos caminos o alternativas para salir adelante. La vida volverá a ser maravillosa y buena con todos; sobreviviremos. Cuestionemos la creencia de que merecemos todo lo desagradable y doloroso. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional; ciertamente sufrir es algo inevitable y universal. No obstante, lo que podemos hacer es reaccionar de forma diferente ante el sufrimiento.

¿Cuál es el objetivo de tu vida?; ¿qué sentido tiene tu sufrimiento?; ¿cómo podemos apoyarnos para soportar estos sucesos duros de la vida? Te conmino a que, al igual que el colibrí, seas resiliente, y siempre busques lo dulce en la vida. Cada momento de nuestra existencia es una elección. Enciendo una vela para alumbrar nuestro camino… No podemos curarnos en línea recta, existen alternativas para sortear los vendavales que nos acechen.

Buen fin de semana.

Por un mundo de esperanza y paz.

Buen fin de semana. Año 2024