/ viernes 5 de junio de 2020

Casos y cosas de la experiencia | Hacer un alto en el camino (Punto y coma)

“Todo puede ser arrebatado al hombre, excepto una cosa, la última de las libertades humanas: elegir la actitud que se tendrá frente a cualquier grupo de circunstancias, elegir el propio camino”.

(V. Frankl)

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En momentos complejos, como el actual, es interesante revisar historias de personajes como I. Newton, S. Freud, M. Faraday, B. Skinner, F. Perls, C. Rogers, M. El-Erian, S. Jobs, A. Bolinches y A. Oppenheimer, entre otros, quienes han aportado algo a la humanidad, en diversas disciplinas, ya que han cerrado ventanas y abierto puertas.

También podemos volver la mirada hacia nuestro mundo interior, hacer un alto en el camino, y prestar atención a las cosas que normalmente no advertíamos. Asimismo, dedicar tiempo a tareas pospuestas por falta de tiempo; recordemos la afirmación de que algún día escribiríamos, pintaríamos, haríamos ciertos cambios, visitaríamos a alguien. Ahora podemos hacerlo, ya que hay tiempo para crear y reinventar cosas, leer una novela, limpiar el clóset para compartir la ropa u objetos que ya no utilizamos y están en buen estado.

Ahora disponemos de tiempo y concentración para estar atentos a los detalles cotidianos. Como me sucedió hace unos días, cuando me quedé sin electricidad en la casa debido a un accidente de tránsito. El evento me tomó por sorpresa, y con calma decidí disfrutar una taza de café, y esperar que se restableciera el servicio. Me senté a observar por la ventana a las personas que caminaban por la calle, los carros que transitaban y todo lo que sucedía afuera. De pronto, la planta que está en la mesa del teléfono atrajo mi atención; su color, las hojas y el agua que la alimenta. Así como también el canto de un pájaro que pasó frente a la ventana, sentí un aire fresco que circulaba a través de ella y de la puerta que abrí para sobrellevar el calor. Todo lo anterior me condujo a reflexionar en que nos tomó por sorpresa el confinamiento en que vivimos.

Entonces me detuve a sentir y pensar en que esta nueva condición me ofrece una oportunidad para revisar la línea del tiempo de mi proyecto de vida, logros y metas, asuntos inconclusos, cierres por realizar, el estado de mi salud física-emocional-espiritual. Concluyo que es el momento propicio para aprender cosas nuevas, para atreverme a realizar actividades que antes no hacía por vergüenza, pues no las domino, dedicar tiempo para desarrollar habilidades digitales. También para reanudar el contacto con personas que hacía tiempo no veía y escuchaba, grabar un video breve para expresar mi sentir y pensar por alguien que necesita motivación para darle sentido a su vida.

En verdad, este tiempo es vital para mí porque puedo aprovecharlo, a pesar de o independientemente de la contingencia, para descansar, meditar, escribir, trabajar, crear una clase, enlazarme con estudiantes, darme cuenta de que en algunas cosas aún me resisto a cambiar. Tengo la certeza de que lograré mi cometido, sólo necesito hacer acopio de mis recursos de creatividad y tomar decisiones aquí y ahora.

Por ello estoy de acuerdo con la frase de Viktor Frankl: “Todo puede ser arrebatado al hombre, excepto una cosa, la última de las libertades humanas: elegir la actitud que se tendrá frente a cualquier grupo de circunstancias, elegir el propio camino”. Nuestro mundo no será igual, la realidad es diferente, exige cambios drásticos y de raíz para enfrentar los nuevos desafíos personales y profesionales. Como señala M. El-Erian: “Nueva normalidad significa el surgimiento de alguna situación atípica o inusual que se ha convertido en algo estándar, costumbre”.

En estos días escuchamos o leemos sobre la pandemia, que ha generado un cambio en nuestro estilo de vida. ¿Qué hacer para gestionar las emociones y sentimientos?; ¿cómo enfrentar la ansiedad y depresión? Esto no es tarea fácil, sin embargo es preciso enfrentar esas emociones y sentimientos, identificar si lo que nos genera ese miedo es algo que podemos o no controlar. Hay que hacer un alto en el camino, e identificar qué sucede en nuestro cuerpo, cuáles son los pensamientos que nos atormentan, qué genera la ansiedad. Luego necesitamos poner en práctica acciones específicas para reducir esa ansiedad o miedo, por ejemplo elegir un lugar adecuado para realizar respiraciones profundas, recordar qué hemos hecho antes para salir de alguna crisis, meditar a diario sobre lo que le agrega valor a la existencia, ejercitarse, involucrar a la familia, diseñar tácticas que contribuyan al bienestar personal, familiar y profesional. Otra estrategia podría ser la lectura de textos que atrapen nuestra atención y estimulen la imaginación para crear alguna frase, un cuento o promover una charla con otras personas sobre lo descubierto en la lectura.

Hay que establecer una dieta informativa, es decir, seleccionar información para estar alerta y no para incrementar la ansiedad y el miedo. Crear juegos y retos en el seno de la familia, como canto, baile, contar chistes e historias, identificar lo que le gusta a la pareja e hijos, disfrutar una película y después, con palomitas y refresco, compartir opiniones y experiencias sobre la cinta.

Para quienes viven solos, la sugerencia es identificar lo que pueden realizar y disfrutarlo; hay que despertar la creatividad y reinventarse.

Buen fin de semana… Quédate en casa y hablemos de Convida-20.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com


“Todo puede ser arrebatado al hombre, excepto una cosa, la última de las libertades humanas: elegir la actitud que se tendrá frente a cualquier grupo de circunstancias, elegir el propio camino”.

(V. Frankl)

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En momentos complejos, como el actual, es interesante revisar historias de personajes como I. Newton, S. Freud, M. Faraday, B. Skinner, F. Perls, C. Rogers, M. El-Erian, S. Jobs, A. Bolinches y A. Oppenheimer, entre otros, quienes han aportado algo a la humanidad, en diversas disciplinas, ya que han cerrado ventanas y abierto puertas.

También podemos volver la mirada hacia nuestro mundo interior, hacer un alto en el camino, y prestar atención a las cosas que normalmente no advertíamos. Asimismo, dedicar tiempo a tareas pospuestas por falta de tiempo; recordemos la afirmación de que algún día escribiríamos, pintaríamos, haríamos ciertos cambios, visitaríamos a alguien. Ahora podemos hacerlo, ya que hay tiempo para crear y reinventar cosas, leer una novela, limpiar el clóset para compartir la ropa u objetos que ya no utilizamos y están en buen estado.

Ahora disponemos de tiempo y concentración para estar atentos a los detalles cotidianos. Como me sucedió hace unos días, cuando me quedé sin electricidad en la casa debido a un accidente de tránsito. El evento me tomó por sorpresa, y con calma decidí disfrutar una taza de café, y esperar que se restableciera el servicio. Me senté a observar por la ventana a las personas que caminaban por la calle, los carros que transitaban y todo lo que sucedía afuera. De pronto, la planta que está en la mesa del teléfono atrajo mi atención; su color, las hojas y el agua que la alimenta. Así como también el canto de un pájaro que pasó frente a la ventana, sentí un aire fresco que circulaba a través de ella y de la puerta que abrí para sobrellevar el calor. Todo lo anterior me condujo a reflexionar en que nos tomó por sorpresa el confinamiento en que vivimos.

Entonces me detuve a sentir y pensar en que esta nueva condición me ofrece una oportunidad para revisar la línea del tiempo de mi proyecto de vida, logros y metas, asuntos inconclusos, cierres por realizar, el estado de mi salud física-emocional-espiritual. Concluyo que es el momento propicio para aprender cosas nuevas, para atreverme a realizar actividades que antes no hacía por vergüenza, pues no las domino, dedicar tiempo para desarrollar habilidades digitales. También para reanudar el contacto con personas que hacía tiempo no veía y escuchaba, grabar un video breve para expresar mi sentir y pensar por alguien que necesita motivación para darle sentido a su vida.

En verdad, este tiempo es vital para mí porque puedo aprovecharlo, a pesar de o independientemente de la contingencia, para descansar, meditar, escribir, trabajar, crear una clase, enlazarme con estudiantes, darme cuenta de que en algunas cosas aún me resisto a cambiar. Tengo la certeza de que lograré mi cometido, sólo necesito hacer acopio de mis recursos de creatividad y tomar decisiones aquí y ahora.

Por ello estoy de acuerdo con la frase de Viktor Frankl: “Todo puede ser arrebatado al hombre, excepto una cosa, la última de las libertades humanas: elegir la actitud que se tendrá frente a cualquier grupo de circunstancias, elegir el propio camino”. Nuestro mundo no será igual, la realidad es diferente, exige cambios drásticos y de raíz para enfrentar los nuevos desafíos personales y profesionales. Como señala M. El-Erian: “Nueva normalidad significa el surgimiento de alguna situación atípica o inusual que se ha convertido en algo estándar, costumbre”.

En estos días escuchamos o leemos sobre la pandemia, que ha generado un cambio en nuestro estilo de vida. ¿Qué hacer para gestionar las emociones y sentimientos?; ¿cómo enfrentar la ansiedad y depresión? Esto no es tarea fácil, sin embargo es preciso enfrentar esas emociones y sentimientos, identificar si lo que nos genera ese miedo es algo que podemos o no controlar. Hay que hacer un alto en el camino, e identificar qué sucede en nuestro cuerpo, cuáles son los pensamientos que nos atormentan, qué genera la ansiedad. Luego necesitamos poner en práctica acciones específicas para reducir esa ansiedad o miedo, por ejemplo elegir un lugar adecuado para realizar respiraciones profundas, recordar qué hemos hecho antes para salir de alguna crisis, meditar a diario sobre lo que le agrega valor a la existencia, ejercitarse, involucrar a la familia, diseñar tácticas que contribuyan al bienestar personal, familiar y profesional. Otra estrategia podría ser la lectura de textos que atrapen nuestra atención y estimulen la imaginación para crear alguna frase, un cuento o promover una charla con otras personas sobre lo descubierto en la lectura.

Hay que establecer una dieta informativa, es decir, seleccionar información para estar alerta y no para incrementar la ansiedad y el miedo. Crear juegos y retos en el seno de la familia, como canto, baile, contar chistes e historias, identificar lo que le gusta a la pareja e hijos, disfrutar una película y después, con palomitas y refresco, compartir opiniones y experiencias sobre la cinta.

Para quienes viven solos, la sugerencia es identificar lo que pueden realizar y disfrutarlo; hay que despertar la creatividad y reinventarse.

Buen fin de semana… Quédate en casa y hablemos de Convida-20.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com