/ sábado 15 de diciembre de 2018

Casos y cosas de la experiencia | ¿La muñeca fea?

“El hombre no es perturbado por las cosas, sino por la interpretación que hace de ellas”.

(Epicteto)

Al ver a Natalia por primera vez, me sorprendió su estatura y belleza; no portaba accesorios, ni usaba maquillaje, y su trato era natural y sencillo.

Empezamos a charlar sobre el motivo de la consulta, a la vez que registraba algunos datos vitales para el proceso sicoterapéutico. Mientras hablaba, pude apreciar su necesidad de ser ella, sin cortapisas ni juicios descalificadores. Había soportado y cargado sobre su espalda tantas expectativas de otros, que se había olvidado de ella.

Cuando terminó la sesión reflexioné sobre los mensajes que Natalia había recibido acerca de su apariencia: eres indeseable, gorda, nadie se acercará a ti, y recordé la canción La muñeca fea, de Gabilondo Soler. Era obvio que ella se los había creído, y no apreciaba ni validaba su inteligencia, habilidades laborales y lealtad a sus valores.

Algunos padres cometemos errores al calificar a los hijos, en función de nuestras necesidades y expectativas, y eso lacera su autoestima y salud emocional. ¿Cómo actuamos? Nos tornamos demasiado exigentes, autoritarios, intolerantes, intransigentes, manipuladores, y podemos llegar al maltrato físico y emocional, con el propósito de que los hijos cumplan nuestras expectativas.

Lo anterior nos conduce a criticar demasiado su conducta y, por ende, olvidamos ser afectuosos con ellos. No disponemos de tiempo para charlar, conocer sus necesidades y deseos, sólo nos interesa que cumplan lo que les indicamos que deben ser. Siempre con la afirmación: ¡Lo hago por tu bien!

Después de un par de sesiones con Natalia, un día llegó a consulta ataviada con aretes, pulseras de colores, reloj y la boca pintada. Se trataba de una mujer transformada, ya no escondía sus encantos como solía hacerlo. Refirió que se sentía mejor consigo misma, que le agradaba verse y, sobre todo, sentirse diferente. Ella continúa avanzando en su proyecto personal y profesional.

Celebro el poder transformador que poseemos todos los seres humanos cuando somos aceptados, reconocidos y validados. El propósito de la sicoterapia es crear personas libres y autónomas que cuiden de sí mismas, y luchen por alcanzar sus objetivos y metas.

Natalia, donde sea que te encuentres escucha la canción de Gabilondo Soler, y descubre que eres una mujer valiosa y hermosa.

La oportunidad de acompañar a otro ser humano en su proceso de transformación es tremendamente enriquecedor, también es maravilloso disfrutar en conjunto cada logro y agradecer que nos hemos encontrado en este camino para aprender, crecer y desarrollarnos juntos.

Gracias Natalia por tu regalo de vida.

Hasta la próxima, buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com

“El hombre no es perturbado por las cosas, sino por la interpretación que hace de ellas”.

(Epicteto)

Al ver a Natalia por primera vez, me sorprendió su estatura y belleza; no portaba accesorios, ni usaba maquillaje, y su trato era natural y sencillo.

Empezamos a charlar sobre el motivo de la consulta, a la vez que registraba algunos datos vitales para el proceso sicoterapéutico. Mientras hablaba, pude apreciar su necesidad de ser ella, sin cortapisas ni juicios descalificadores. Había soportado y cargado sobre su espalda tantas expectativas de otros, que se había olvidado de ella.

Cuando terminó la sesión reflexioné sobre los mensajes que Natalia había recibido acerca de su apariencia: eres indeseable, gorda, nadie se acercará a ti, y recordé la canción La muñeca fea, de Gabilondo Soler. Era obvio que ella se los había creído, y no apreciaba ni validaba su inteligencia, habilidades laborales y lealtad a sus valores.

Algunos padres cometemos errores al calificar a los hijos, en función de nuestras necesidades y expectativas, y eso lacera su autoestima y salud emocional. ¿Cómo actuamos? Nos tornamos demasiado exigentes, autoritarios, intolerantes, intransigentes, manipuladores, y podemos llegar al maltrato físico y emocional, con el propósito de que los hijos cumplan nuestras expectativas.

Lo anterior nos conduce a criticar demasiado su conducta y, por ende, olvidamos ser afectuosos con ellos. No disponemos de tiempo para charlar, conocer sus necesidades y deseos, sólo nos interesa que cumplan lo que les indicamos que deben ser. Siempre con la afirmación: ¡Lo hago por tu bien!

Después de un par de sesiones con Natalia, un día llegó a consulta ataviada con aretes, pulseras de colores, reloj y la boca pintada. Se trataba de una mujer transformada, ya no escondía sus encantos como solía hacerlo. Refirió que se sentía mejor consigo misma, que le agradaba verse y, sobre todo, sentirse diferente. Ella continúa avanzando en su proyecto personal y profesional.

Celebro el poder transformador que poseemos todos los seres humanos cuando somos aceptados, reconocidos y validados. El propósito de la sicoterapia es crear personas libres y autónomas que cuiden de sí mismas, y luchen por alcanzar sus objetivos y metas.

Natalia, donde sea que te encuentres escucha la canción de Gabilondo Soler, y descubre que eres una mujer valiosa y hermosa.

La oportunidad de acompañar a otro ser humano en su proceso de transformación es tremendamente enriquecedor, también es maravilloso disfrutar en conjunto cada logro y agradecer que nos hemos encontrado en este camino para aprender, crecer y desarrollarnos juntos.

Gracias Natalia por tu regalo de vida.

Hasta la próxima, buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com