/ viernes 27 de diciembre de 2019

Casos y cosas de la experiencia | Reencuentro y gratitud

“Quiero que mires más allá de mí, de lo que escribo y hablo, quiero que respires el olor de la naturaleza y vuelvas a mí con la certeza de que existo en ti, aunque sea un instante”.

Era aún de madrugada cuando desperté pensando en los días y experiencias vividos, en los caminos recorridos, en las pruebas sorteadas y otras aún por resolver. Sí, te recuerdo con frecuencia y aspiro a compartir más aprendizajes a tu lado.

Preciso decir que escribí aquellos sueños profusos, colmados de significado y llenos de experiencia y lecciones aprendidas. Agradezco que fluyan, y así mantenerlos en la mente y redactarlos en el cuaderno negro que elegí para anotar las vivencias del alma.

En cada viaje he descubierto personas, paisajes y lugares inhóspitos, y disfrutado del café, que me embriaga y estimula para escribir lo que siento y pienso. Justo ahora me acompaña una taza de ese elixir suculento y los recuerdos del último viaje.

Cuando esperaba en el aeropuerto, para volver a casa, sentí la necesidad de hacer un regalo sorpresa a quien le correspondiera ese día: dejé un libro en un sillón, y salí de la sala para abordar el avión que me llevaría de regreso.

Ese tipo de acciones constituyen momentos únicos, porque así comparto un motivo para agradecerle a la vida y al universo lo que me ha prodigado. Cuando estuve sentado en mi lugar del avión, me dispuse a leer y escuchar un poco de música. Me abrazó la melodía Amor eterno, de Rodrigo Rojas; sus estrofas hicieron vibrar mi corazón:

“Dime que no olvidarás ese viaje de los dos.
Cuando la tierra agote sus fuerzas y se congele el sol.
Dime que recordarás cada signo del amor,
que dio sentido al ciclo de muerte y de resurrección.

A través del tiempo y cuando el tiempo acabe
vivirá mi amor si habita en tu recuerdo.
Hoy te vas buscando nuevos universos,
al final yo sé que nos encontraremos…”

Al escuchar el resto de la canción sentí plenamente todos sus acordes recordando cada paso, paisaje, lugar y el abrazo de despedida. La pareja se separó, aunque compartían amor y pasión, pero faltaba un proyecto común. Como afirma Pilar Ocampo: “Hasta el abrazo más bello termina”.

Continuaré explorando los vericuetos de la pareja, conociendo, comprendiendo y acompañando a otros para contribuir a su búsqueda: ser una mejor pareja o crear una mejor. Y aquí surge la pregunta de ¿cómo nos relacionamos en pareja y no con quién? Comparto la propuesta de Demian Bucay, quien afirma que es preciso aprender a amar. A las parejas las elegimos y también es preciso construirlas un día tras otro, para que avance en cada etapa. Hay parejas que llegan a consulta, a veces como último recurso de sobrevivencia o disolución. Lo mejor que sucede es que, en ocasiones, darse cuenta de lo que nos ocurre llega un poco tarde.

Entonces, ahora que es el final de este año te conmino dedicarle un tiempo a la reflexión, y que uno de tus propósitos sea reinventar tu pareja, para ello toma en cuenta tres elementos clave: amor, pasión y un proyecto común. Luego hablaré de cada uno para que afines esta tarea.

“Quiero que mires más allá de mí, de lo que escribo y hablo, quiero que respires el olor de la naturaleza y vuelvas a mí con la certeza de que existo en ti, aunque sea un instante”.

Era aún de madrugada cuando desperté pensando en los días y experiencias vividos, en los caminos recorridos, en las pruebas sorteadas y otras aún por resolver. Sí, te recuerdo con frecuencia y aspiro a compartir más aprendizajes a tu lado.

Preciso decir que escribí aquellos sueños profusos, colmados de significado y llenos de experiencia y lecciones aprendidas. Agradezco que fluyan, y así mantenerlos en la mente y redactarlos en el cuaderno negro que elegí para anotar las vivencias del alma.

En cada viaje he descubierto personas, paisajes y lugares inhóspitos, y disfrutado del café, que me embriaga y estimula para escribir lo que siento y pienso. Justo ahora me acompaña una taza de ese elixir suculento y los recuerdos del último viaje.

Cuando esperaba en el aeropuerto, para volver a casa, sentí la necesidad de hacer un regalo sorpresa a quien le correspondiera ese día: dejé un libro en un sillón, y salí de la sala para abordar el avión que me llevaría de regreso.

Ese tipo de acciones constituyen momentos únicos, porque así comparto un motivo para agradecerle a la vida y al universo lo que me ha prodigado. Cuando estuve sentado en mi lugar del avión, me dispuse a leer y escuchar un poco de música. Me abrazó la melodía Amor eterno, de Rodrigo Rojas; sus estrofas hicieron vibrar mi corazón:

“Dime que no olvidarás ese viaje de los dos.
Cuando la tierra agote sus fuerzas y se congele el sol.
Dime que recordarás cada signo del amor,
que dio sentido al ciclo de muerte y de resurrección.

A través del tiempo y cuando el tiempo acabe
vivirá mi amor si habita en tu recuerdo.
Hoy te vas buscando nuevos universos,
al final yo sé que nos encontraremos…”

Al escuchar el resto de la canción sentí plenamente todos sus acordes recordando cada paso, paisaje, lugar y el abrazo de despedida. La pareja se separó, aunque compartían amor y pasión, pero faltaba un proyecto común. Como afirma Pilar Ocampo: “Hasta el abrazo más bello termina”.

Continuaré explorando los vericuetos de la pareja, conociendo, comprendiendo y acompañando a otros para contribuir a su búsqueda: ser una mejor pareja o crear una mejor. Y aquí surge la pregunta de ¿cómo nos relacionamos en pareja y no con quién? Comparto la propuesta de Demian Bucay, quien afirma que es preciso aprender a amar. A las parejas las elegimos y también es preciso construirlas un día tras otro, para que avance en cada etapa. Hay parejas que llegan a consulta, a veces como último recurso de sobrevivencia o disolución. Lo mejor que sucede es que, en ocasiones, darse cuenta de lo que nos ocurre llega un poco tarde.

Entonces, ahora que es el final de este año te conmino dedicarle un tiempo a la reflexión, y que uno de tus propósitos sea reinventar tu pareja, para ello toma en cuenta tres elementos clave: amor, pasión y un proyecto común. Luego hablaré de cada uno para que afines esta tarea.