/ viernes 5 de marzo de 2021

Casos y cosas de la experiencia | Yo voy a hacer mi parte…

¿Qué haces colibrí?, le preguntaron.

Voy al lago —respondió el ave— tomó agua con el pico y la echó en el fuego para apagar el incendio.

Los animales se echaron a reír.

¿Estás loco?, le dijeron. ¿Crees que vas a conseguir apagar el fuego con tu pequeño pico y tú solo?

Bueno, respondió el colibrí —yo voy a hacer mi parte…

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Durante mi recorrido matutino, un par de personas trotaban y otras caminaban cerca de mí; es hermoso disfrutar el aire fresco, el silencio y el diálogo interior. Me gusta centrarme en la experiencia, y darme cuenta de lo que vivo en cada paso que avanzo. Justo cuando centré mi atención me vino a la mente El cuento del colibrí. Es una historia que me cautivó, porque estoy colaborando con la iniciativa denominada #contagiabuenavibra cuyo propósito es elevar la vibración emocional de las personas, y dice así:

Cuenta la fábula que un día hubo un enorme incendio en el bosque.

Todos los animales huían despavoridos, pues se trataba de un fuego terrible que asolaba todo a su paso.

De pronto, los animales vieron pasar sobre sus cabezas al colibrí… en dirección contraria, es decir, hacia el fuego.

Les extrañó sobremanera, pero no quisieron detenerse.

Al instante, lo vieron volar de nuevo, esta vez en su misma dirección.

Y pudieron observar este ir y venir repetidas veces, hasta que se decidieron a preguntar al pajarillo, pues su comportamiento les resultaba harto extravagante:

— ¿Qué haces colibrí?, le preguntaron.

— Voy al lago —respondió el ave— tomó agua con el pico y la echó en el fuego para apagar el incendio.

Los animales se echaron a reír.

— ¿Estás loco?, le dijeron. ¿Crees que vas a conseguir apagar el fuego con tu pequeño pico y tú solo?

— Bueno, respondió el colibrí —yo voy a hacer mi parte…

Esto me conduce a pensar en mi actividad profesional, que es el acompañamiento psicológico. En el proceso psicoterapéutico, esta historia refleja el esfuerzo, la capacidad de darnos cuenta, el cambio y la toma de conciencia de la responsabilidad que tenemos las personas a las que acompaño y yo en la tarea que realizamos juntos.

Por ello ahora los invito a realizar acciones específicas que nos permitan lograr un cambio en nuestro entorno, y así elevar la vibración emocional de las personas. Exhorto a todos a compartir mensajes, reflexiones, cantos y poemas que estimulen a otros a hacer algo grato cada día. Por ejemplo, entonar una canción que les alegre el corazón, leer una frase positiva, advertir las cosas buenas que tiene este mundo. Sé que algunos pensarán que es optimismo ramplón, en verdad no es así. Sólo pido que lo intenten, y experimentarán cambios en ustedes y en los demás. No pretendan juzgar, calificar, evaluar, criticar, burlarse de otros, sermonear o adoctrinar. Busquen alguna imagen que les agrade y anoten una frase que inspire a otros, un chiste que haga reír o esbozar una sonrisa. Cuando vayan en el carro, y hagan un alto pueden darle los buenos días a alguien, decirle ¡hola!, o simplemente sonreír, y verán lo que sucede. También pueden mostrar un acto de amor, y regalarle una botella de agua y un pan a alguien que deambule por la calle o a esos chicos que limpian los cristales en los cruceros.

Una pequeña acción puede alegrarnos un momento, y así hacemos la parte que nos corresponde para que este mundo eleve su vibración, y vayamos alejando el miedo y el dolor que nos socava cada día. Una sonrisa es una gota que riega nuestro ser y lo hace vibrar. Sean conscientes de sus sentidos y experimenten la vida paso a paso. Los seres humanos estamos orientados a proporcionar sentido y plenitud a nuestra vida. Se preguntarán para qué servirá esto; solo los invito a que lo vivan, experimenten y gocen.

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Estos pequeños detalles me recuerdan a Fritz Perls, cuando los buscadores de la verdad lo cuestionaban sobre su trabajo, y el respondía: “Abandona tu mente y vuelve a tus sentidos”. Por supuesto que algunos cuestionaremos… ¿dónde está lo racional en todo esto?, puesto que hemos privilegiado la razón. Cuando abandonemos nuestra mente, posiblemente nuestra pregunta desaparezca, ya que los sentidos nos conducirán a comprender y aprender a expresar lo que experimentamos. A través de esta experiencia se darán cuenta de lo que significan estas pequeñas acciones y la repercusión que tienen en ustedes y en los otros…, sientan, vivencien, imaginen, intuyan, vivan aquí y ahora.

Buen fin de semana… Conesperanza-21.

¿Qué haces colibrí?, le preguntaron.

Voy al lago —respondió el ave— tomó agua con el pico y la echó en el fuego para apagar el incendio.

Los animales se echaron a reír.

¿Estás loco?, le dijeron. ¿Crees que vas a conseguir apagar el fuego con tu pequeño pico y tú solo?

Bueno, respondió el colibrí —yo voy a hacer mi parte…

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Durante mi recorrido matutino, un par de personas trotaban y otras caminaban cerca de mí; es hermoso disfrutar el aire fresco, el silencio y el diálogo interior. Me gusta centrarme en la experiencia, y darme cuenta de lo que vivo en cada paso que avanzo. Justo cuando centré mi atención me vino a la mente El cuento del colibrí. Es una historia que me cautivó, porque estoy colaborando con la iniciativa denominada #contagiabuenavibra cuyo propósito es elevar la vibración emocional de las personas, y dice así:

Cuenta la fábula que un día hubo un enorme incendio en el bosque.

Todos los animales huían despavoridos, pues se trataba de un fuego terrible que asolaba todo a su paso.

De pronto, los animales vieron pasar sobre sus cabezas al colibrí… en dirección contraria, es decir, hacia el fuego.

Les extrañó sobremanera, pero no quisieron detenerse.

Al instante, lo vieron volar de nuevo, esta vez en su misma dirección.

Y pudieron observar este ir y venir repetidas veces, hasta que se decidieron a preguntar al pajarillo, pues su comportamiento les resultaba harto extravagante:

— ¿Qué haces colibrí?, le preguntaron.

— Voy al lago —respondió el ave— tomó agua con el pico y la echó en el fuego para apagar el incendio.

Los animales se echaron a reír.

— ¿Estás loco?, le dijeron. ¿Crees que vas a conseguir apagar el fuego con tu pequeño pico y tú solo?

— Bueno, respondió el colibrí —yo voy a hacer mi parte…

Esto me conduce a pensar en mi actividad profesional, que es el acompañamiento psicológico. En el proceso psicoterapéutico, esta historia refleja el esfuerzo, la capacidad de darnos cuenta, el cambio y la toma de conciencia de la responsabilidad que tenemos las personas a las que acompaño y yo en la tarea que realizamos juntos.

Por ello ahora los invito a realizar acciones específicas que nos permitan lograr un cambio en nuestro entorno, y así elevar la vibración emocional de las personas. Exhorto a todos a compartir mensajes, reflexiones, cantos y poemas que estimulen a otros a hacer algo grato cada día. Por ejemplo, entonar una canción que les alegre el corazón, leer una frase positiva, advertir las cosas buenas que tiene este mundo. Sé que algunos pensarán que es optimismo ramplón, en verdad no es así. Sólo pido que lo intenten, y experimentarán cambios en ustedes y en los demás. No pretendan juzgar, calificar, evaluar, criticar, burlarse de otros, sermonear o adoctrinar. Busquen alguna imagen que les agrade y anoten una frase que inspire a otros, un chiste que haga reír o esbozar una sonrisa. Cuando vayan en el carro, y hagan un alto pueden darle los buenos días a alguien, decirle ¡hola!, o simplemente sonreír, y verán lo que sucede. También pueden mostrar un acto de amor, y regalarle una botella de agua y un pan a alguien que deambule por la calle o a esos chicos que limpian los cristales en los cruceros.

Una pequeña acción puede alegrarnos un momento, y así hacemos la parte que nos corresponde para que este mundo eleve su vibración, y vayamos alejando el miedo y el dolor que nos socava cada día. Una sonrisa es una gota que riega nuestro ser y lo hace vibrar. Sean conscientes de sus sentidos y experimenten la vida paso a paso. Los seres humanos estamos orientados a proporcionar sentido y plenitud a nuestra vida. Se preguntarán para qué servirá esto; solo los invito a que lo vivan, experimenten y gocen.

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Estos pequeños detalles me recuerdan a Fritz Perls, cuando los buscadores de la verdad lo cuestionaban sobre su trabajo, y el respondía: “Abandona tu mente y vuelve a tus sentidos”. Por supuesto que algunos cuestionaremos… ¿dónde está lo racional en todo esto?, puesto que hemos privilegiado la razón. Cuando abandonemos nuestra mente, posiblemente nuestra pregunta desaparezca, ya que los sentidos nos conducirán a comprender y aprender a expresar lo que experimentamos. A través de esta experiencia se darán cuenta de lo que significan estas pequeñas acciones y la repercusión que tienen en ustedes y en los otros…, sientan, vivencien, imaginen, intuyan, vivan aquí y ahora.

Buen fin de semana… Conesperanza-21.